Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 5 de mayo de 2016
Vivir amando
Vivir amando
sólo hay que vivir la
vida
que te conduce entre
alturas del mundo
sin sentir la fatiga
de haber subido como
recompensa
de vivir amando.
Mi ser en prosa,
en velocísimo viento
atraviesa la vida en
segundo, minutos,
horas,
sin que se caigan o
destruyan
todo lo que deseamos.
Nuestros esfuerzos
que cuestan a veces
sollozos
a veces risas que
como rosas secas
te alfombran el paso
convirtiendo los días
en peligros en llamas
al vivirlos con toda
intensidad.
Y entre galardones de
éxitos,
triunfos, amores
milagrosos,
prologamos el hecho
máximo de amar
con la pena y el
pecho.
Conquistando en
afanosas lides,
entre gozos parecidos
a juegos,
días, tierras,
espacios fabulosos,
a la gran disyunción,
que está esperando
hermana de la muerte
o muerte misma.
Vivir amando,
medalla que merece
recibirse,
cada beso perfecto,
aparta el tiempo,
lo echa hacia atrás,
para ensanchar el
mundo breve
donde pude besarse
todavía.
Va en el llegar,
ni en el hallazgo,
tiene el amor su
cima,
es en la resistencia
a separarnos
en donde se le
siente,
desnudo, altísimo,
temblando.
El aroma de la noche
El aroma de la noche,
con un perfume de yerba buena y a pinos,
con olores refinados que se despertarán
en el campo a la mañana.
A veces rumoroso se aproxima
y a veces alejándose se apaga.
Con inocente ritmo todo el paisaje canta.
Es la hora del amor
y al vernos juntos un espejo azulado,
un arcoíris se enciende.
El olor de la esperanza,
siempre es el más deseado
pues es la sal de la vida,
la que yo siempre he soñado.
Todo el paisaje canta.
La luz en los renuevos
y en las nubes se enciende.
El aroma de la noche
se nos acerca más
por el vagabundo viento entre las ramas.
Todo el pastizal con flores húmedas de fragancia
nos inundan en nuestro tibio lecho
ebrios de dicha y amor encendido.
Me gusta el aroma apasionante de la noche,
fragancia melancólica
de magia escondida.
Inquieta y penetrante
como nuestro deseo y pasión.
Tan puro y tan denso…
como un vino de amores.
El aroma de la noche
nos conduce entre susurros,
murmullos de amor,
perfumes de magnolias,
azucenas, amapolas,
que nos tienden juntos,
en un nido de paz.
El canto de la aurora se asoma
como una claridad triunfante,
vuelve en la nave de la noche blanca
y él se hace más denso cuanto más aclara.
Huye y ajusta el corazón
su rítmico latir a la cadencia
que inspirada con un millón de notas
nos subyuga y en un millón de arpegios
nos levante cuando al comenzar a brillar
la aurora todo el paisaje canta.
El aroma de la noche,
misterioso, vibrante,
subyugante,
un naranjal en flor nos acuna
y tú aprietas mis deseos
bajo las estrellas rutilantes,
calientas mi piel con tu pasión al viento.
Fluye el río del tiempo,
nos empapamos en sus aguas,
se nos encoge la voz,
nuestras miradas se endulzan.
Se nos agranda el corazón,
la piernas se acalambran,
se estremecen nuestros brazos
y se yerguen nuestras espaldas.
El aroma de la noche,
límpido, calmo,
cálido y el aire hiende en pos de la campana,
averigua del río los cristales,
perfumes, luces,
formas y sonidos azuzan
y apaciguan nuestros sentidos en un riesgoso
y repetido juego de amor hasta lo imposible.
Detrás, en la noche,
la espesa niebla del misterio y más allá,
ocultos en nuestro recóndito lugar,
un dios mudo,
sordo y ciego nos contempla.
Cuando el cielo se afina al conjuro
de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa abandona
su puesto de guardia,
no perdemos tú y yo
en el abrazo final de esta noche nuestra
y nos seguiremos amando siempre.
Tormenta de Amor
Tormenta de amor,
llega una noche sin astros
y entre las sombras la lluvia avanza,
rodeada de misteriosos nubarrones.
De pronto,
el viento silba más agudo
y todo se llena de visiones
misteriosas.
Tú y yo,
estamos viviendo una tormenta de amor
y yo busco un salvador escudo
que me permita acurrucarme en tus
brazos.
Ya los truenos errantes
retumban con salvajes estampidos,
en tropel se suceden los relámpagos
a cuyo parpadeo te busco y te abrazo
y así me siento protegida, amparada,
contemplando a hurtadillas
el elástico jadeo de fiera de las
nubes
que nos rondan como buscándonos.
Tormenta de amor,
nos protegemos en nuestro nido cálido,
la tormenta arrecia,
chocan los truenos entre sí
y estallan y nos amamos con gozo
y placer unido por besos húmedos,
profundos y apasionados.
Hay minutos de horror en que parece
que el firmamento cruje,
se desquicia
y en bloques gigantescos se desploma
pero nosotros en nuestra barrera de
amor
nos protegemos amándonos intensamente.
Tormenta de amor,
la tempestad en sus furores crece,
es más viva la lumbre del relámpago
y es el tronar más bronco
y más nutrido
pero no sentimos temores ni dudas,
nuestro amor es más fuerte que la
tormenta.
Tormenta de amor
que con su rugir hace que las campanas
repiquen por todo el horizonte
conmovidas
y en sus voces publican la dicha,
el placer, el gozo que inundan
nuestros cuerpos y almas.
Cuando se apaga la lumbre de un
relámpago,
se puebla la noche de una sombra tan
oscura
que se pega a nuestros ojos la
tiniebla
y nuestras manos, nuestros brazos,
se buscan y se acarician.
Una onda de fuego arde en mi espíritu,
es el amor que por ti siento.
Mi corazón se agita,
siente la tormenta de amor
en sus espacios ocultos
llenando los espacios infinitos de mi alma
sedienta de ti.
Tormenta de amor,
se desata la lluvia,
bajo el soplo de un viento huracanado
que sacude los árboles,
diluvia y sordamente crujen bajo el agua
los truenos y los vientos,
nos cobijamos bajo nuestro manto,
cálido de amor,
temblorosos y apasionados.
De nuevo el rayo
entre las nubes vibra,
su fiera luz,
los truenos corren de nuevo
y en tumulto braman y tú y yo ocultos
en nuestro nido celebramos el amor
que reina en nuestros corazones.
¡Por fin, desde la altura,
de un cielo profundo,
las estrellas con compasión y ternura,
dejan caer sus luces sobre el mundo!
Tormenta de amor,
¡qué felicidad inolvidable
vivimos tú y yo, juntos, muy juntos!