Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 25 de mayo de 2016
En las alas de tu cielo
En las
alas de tu cielo,
como
una flor no lejos de la noche,
mi
cuerpo mudo
se abre
a la urgencia del rocío.
Me has
hecho volver
a la
memoria de mi cuerpo,
a
comprender lo que dice mi voz,
a que
flores amarillas
constelen
por doquier
mi
círculo de tierra azul
y que
el agua tiemble
llena de enredaderas marchitas.
En las
alas de tu cielo,
vuelo
hacia ti, buscándote
y toda
mi alma siente su curso
como
las estrellas que vivieron
en valles floridos de la tierra
y
besaron tus labios amados.
En las
alas de tu cielo,
en la
inmensidad,
aún
bajo la luna triste y taciturna,
vago en
pálida soledad
como
vagabunda del cielo y de la tierra,
con la
perenne inquietud de encontrarte
y encerrarme en tus cálidos brazos.
En las alas
de tu cielo,
no me
dejes en el profundo vacío
donde
languidece de sed
el alma
mía,
esperando
saciar
mis
ansias dormidas.
Ahora,
sintiéndote mío,
la
noche se astilla de estrellas
y mi
alma se inunda de música celestial.
Eres el
sustento de mis alas
y yo
para ti, las alas de tu vuelo,
sé que
sin ti,
caería
en un abismo hondo y sin retorno.
En las
alas de tu cielo,
la luz nos separa
y
alargando nuestras manos
no se
alcanza el cuerpo de la dicha,
sólo se
palpan soledades nuevas,
ofertas
de la luz.
Y la
distancia en vuelo
es
distancia, son leguas, años,
cielos,
es la luz lejana.
Y vuelo
hacia ti, pisando horas y horas
para
que nuestro encuentro gane,
al fin
del día, la orilla oscura
en que
cesan las pruebas de estar sola.
En las
alas de tu vuelo
el querer se anida en la tiniebla
y pienso que con decir un te quiero
la felicidad contestaría
con
amor y luz
en
nuestras almas.
Tú eres
las alas de mi fantasía,
has
retornado a tu cielo
y
apenas te has marchado,
yo ya te espero.
Todos
tus movimientos,
pasos,
latidos, ansias, quietud
aunque
arrastrar te quieran
hacia una soledad celestial o terrestre,
no te
saben llevar lo que estás queriendo,
te vas
pero en pleno vuelo te acercas,
pronto,
más tarde, luego.
Ahora
tus alas
te llevan a tu cielo
pero tu
corazón late
en
todas las vagas sombras, tenues
que en
la alta noche
estrellan
el azul del silencio,
todas
suenan a ecos.
Mi alma
te espera,
tú lo
sabes y vienes solo hacia mí,
en ese
largo rodeo de vuelos
que das
para volver.
Candidez amorosa
Candidez
amorosa,
mis
pasos de alondra,
pisaron
el otoño húmedo
y te
sentí volar entre la fronda
indiferente de viejos pergaminos,
te
fuiste lejos,
a
lugares inciertos.
Quise
seguir tu vuelo solitario,
quise
amarrar mis ojos
a tus
amadas alas,
quise
rehacer mis dedos
con tus
plumas,
quise
volar cerca de ti,
entretejiéndome
entre
tus cálidas caricias.
Candidez
amorosa,
inocente,
crédula,
creía
fácil seguirte y tenerte cerca,
más tú
volabas, volabas…
Autómata,
juguete de papel y cielo
y te
tragaba el viento
y te
mordía la distancia luminosa.
Y yo,
soñaba… soñaba…
que
hoy… tal vez mañana…
quizás
un día
yo
sería la rama de tu nido.
Candidez
amorosa,
entre
trinos y cantos, versos y metáforas,
tejiendo nuestro hogar
para
ser tuya en nuestra rama
y donde
allí posarás tu piel
con el
ahogo de tu aliento.
Pero el
tiempo pasó,
lento, muy lento,
no hubo
nido, tú volaste…
Fuiste
un cuento, mi sueño,
mi
leyenda de otoño en serenata.
Candidez
amorosa,
cuando
mis ojos gritan tu nombre
en la
soledad de la distancia imperdible,
el
recordar el abrazo de tu piel,
de nave
humedecida,
me
sacude y me hiere,
me
desdobla y me eleva,
buscándote
en esa distancia lejana
donde
tú te resguardaste,
te escondiste.
Mi vida
es ahora
un
cielo trivial de sueños locos
que
llenas con tu aliento
de
viajero errante y taciturno.
Aprieta
mis deseos,
caliéntame
las carnes
con tu
pasión de viento.
El sol
será mañana
un
plato de lujurias
y tú
serás mi boca
y mis
manos desgajadas.
Candidez
amorosa,
¿adónde
me conduces?
¿Por sendas de ingenuidad,
candor,
inocencia?
Creo en
todo lo que me rodea
y a
veces agobiada, debilitada,
por creer en imposibles,
me
tiendo
en el
manto oscuro y plácido
del
campo abierto a la noche
y entre
las estrellas rutilantes
me voy en tu búsqueda
con tus
sueños y pensando imposibles,
que
nuestro amor como pájaro sin alas,
se
acurruca desarmado
en
nuestros cuerpos,
en
nuestras bocas,
en
nuestros corazones.
Candidez
amorosa,
canta
el río mojado de tipas
y
empedrada en la sed del silencio
se
consumen nuestras formas
fundidas en el tiempo inagotable.
Placeres
y gozos,
caricias que desgarra,
besos
que dibujan
nuestros
rostros temblorosos.
Es
nuestro amor
que
muere cada noche
para
nacer…
y volver
a morir a cada instante.
Amor
mío,
desboca
los temores indefensos,
mi
aliento con tu boca,
haz mi
piel con tus ojos de humo
y del mundo sin final
la comunión de una eterna entrega.
Fuiste tú
Fuiste
tú,
me
dejaste en el mundo irreal de la poesía,
mundo
mágico donde estoy sola,
en otra dimensión,
viviendo
momentos únicos conmigo misma.
Mis poesías
de amor,
son
paradisíacas,
tiernas,
dulces, a veces severas, duras,
despiadadas,
adoloridas
y ¿cuál
es la razón que me insta
a estar jugando con las palabras,
saboreándolas,
deleitándome
con ellas?
¿Es que existe una razón verdadera?
No, es
irreal,
es del otro mundo,
de otros cielos, de otros horizontes
y
vienen despacio, sin apuro,
sin
prisas a buscarme
y a
llevarme a lugares lejanos y secretos.
Fuiste
tú…
mi
inspiración, mi numen,
mi amor consagrado
hasta
el último anhelo de mi alma.
Me
haces vivir
en
nostálgicos y melancólicos suspiros
que
desde mi mundo interior
surgen
aún más allá de la nada,
del no
existir
en esta
realidad sin amor verdadero.
Fuiste
tú…
me
transformaste,
soy y
seré un ser diferente
desde
el instante
en que
apareciste en mi vida,
me enamoré del AMOR,
me
diste el todo
que
siento que soy hoy.
Entre
metáforas,
sílabas, letras, frases, sinónimos,
mi mente se va sola
con
ellas a danzar,
a disfrutar de la música,
a amar la vida con total intensidad.
Sin
saber por qué, las poesías,
con prisas, con prioridades inusitadas
quieren
ir a las páginas en blanco.
Corren, se entrecruzan, se vuelcan
perdidas
sin saber qué expresar,
si es el amor el intenso
o el
tranquilo dulzor
de
caricias no sentidas.
Se van
enhebradas en letras tejidas
con
encajes de fulgores brillantes,
opacos,
refulgentes
a
recorrer el orbe
en
mantos de amor
para
envolver en redes
las almas necesitadas
de
sentimientos puros,
inocentes y vírgenes.
Fuiste
tú…
cambiaste
mi entorno,
mi
sensibilidad más honda, más sentida,
me
elevó a bordes abismales
de
remotos tiempos,
de
ayeres y de presentes inesperados
con
profundos deseos
de amar
y ser amada.
Fuiste
tú…
el que
despertaste mis ansias,
mis
angustias, mis puros deseos
de
volar sin alas, lejos, muy lejos,
a cielos azules entre nubes áureas
como
campos de algodón,
buscando
el don de la esperanza,
el
deseo de vivir
volcando
mi sentir
en
trozos minúsculos de papel
o en
hojas apergaminadas
o en
caminos de arena
donde
se borran con la espuma del amor.
Fuiste
tú…
me
diste la vida, esta vida mía
que me
hace amar por sendas sin fin,
derramando como pétalos de jazmines
sentimientos
hondos, sinceros, únicos,
transferibles
de un alma a otra,
tendiendo
mis anhelados puentes
donde
la vida renace
y el
ser humano se une
entrelazando
dedos, manos, brazos, mentes
para
limpiar nuestro planeta
de
oscuros y misteriosos sentimientos
malvados y mezquinos.