Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 15 de junio de 2016
Verte nunca más
Verte
nunca más,
ya
no estás más en mi vida,
te
fuiste sin una palabra,
mi
amado ausente.
Ya
no te espero ni un minuto más.
Perfumes,
luces, formas y sonidos,
desentrañados
de su cautiverio,
azuzan
y apaciguan los sentidos en un riesgoso
y
repetido juego.
Detrás
de la espesa niebla del misterio,
huiste
escondido tu figura apagada,
sin una despedida,
te
fuiste a buscar otro amor.
Verte
nunca más,
¡Pobre
mi amado ausente!
te
equivocaste en tu búsqueda,
tu
vida no va hacer la misma,
vas
a sufrir y te arrepentirás.
Pero
todo ya es tarde,
te
quiero lejos de mí.
Deja
mi vida libre,
independiente,
sola.
Mi
cuerpo solitario,
arrastrando
las tinieblas,
que
relámpagos furtivos van cortando,
pero
poco a poco voy subiendo la cuesta,
de
sentirme abandonada
y
me encamino enamorada de la vida,
hacia
un nuevo amor.
Verte
nunca más,
Ya
no puedo encontrarte más,
allí
en esa distancia,
imprecisa,
lejana,
donde tú estás ausente.
En
vano iría en busca tuya,
allí
donde fue mi pensamiento a sorprenderte,
en
tu misterioso lugar donde ahora te encuentras.
Y
ya perdida, ciega, no sabré como alcanzarte,
en
dónde estabas, si con abrir la puerta nada más,
o
si con gritos o si sólo me sentirás,
te
llegará mi ansia en la absoluta espera inmóvil,
inminencia,
gozo, pánico,
sin
otras alas que el silencio.
¡Libre
al fin de hostigamientos, llantos
y
pesares.
Ando
libre sin que las sombras y las piedras,
pesen
sobre la espalda.
Siento
que ángeles de coral vigilan mi seguro cuerpo,
convertido
en puente que al infinito por las olas saltan.
Soledad desconsolada
Soledad
desconsolada,
miedo,
temblor en mí, en mi cuerpo,
terror
terrible, inmóvil, está ya cerca,
es
la soledad desconsolada,
pegando
el oído al cielo se la oiría,
en
su gran marcha subceleste,
hollando
nubes.
Ella,
la desmedida, remotísima,
se
acerca aceleradamente,
a
una velocidad de luz de estrella
y
tarda todavía en llegar,
porque
procede de más allá de las constelaciones,
ella
tan vaga e indecisa antes…
tiene
escogido, cuerpo, sitio y hora.
Soy
yo su destinada presa
y
me doy cuenta que a mi lado solo hay,
un
hueco de tu ausencia,
a
ti mi amado ausente,
te
persigo por los más misteriosos recónditos,
donde
te has refugiado después de irte de mi lado.
Soledad
desconsolada,
no
te puedo hallar ni debajo de la piel de mis sentidos.
Tú
te has ido a una tierra burilada,
buscando
a otro amor que te atrape sin que te des cuenta.
¡oh!
mi blando corazón débil, solitario, llora,
para
que llorando mi desvelo vuele lejos
y
te olvide.
¡Todo
que acabado está!
como
un gran mundo a oscuras,
te
marchaste entonces.
¿Dónde
está tu cuerpo ahora,
vacilante,
todo trémulo recordando mis besos?
Sólo
queda la certidumbre de tu ausencia,
sin
labios.
¿y
dónde está ahora la angustia, el tormento,
cielos
negros estrellados que pueden ser,
que
quizás de haber sido tan solo un sueño?
y
en un cándido papel, que su candor se le aumenta,
necesita
el poema de amor,
la
carta suprema, para que del vacío,
se
salve de quedarse por siempre en blanco.
Tú
no eres de nada,
de
querer sin más, nunca supiste que eras un no querer,
pasaban
por ti los sueños sin ver que te traspasaban.
Locura sería
Locura
sería,
si
continuara de por vida buscándote,
sin
dejar un solo minuto de hacerlo.
¿acompañan
las almas?
¿se
las siente?
¿o
lo que te acompañan son pedales minúsculos de vidrio,
o
las puntas de las fugaces rosadas de los dedos?
¿acompañan
las ansias?
¿Y
las “más”, las “mas, las “más”?
¿no
te acompañan?
¿o
tienes junto a ti en tú interior la música,
tan
mártir destrozada de chocar contra las paredes,
las
que tocan desesperadamente sin besar?
¿acompañan
las alas o están lejos?
Y
te digo:
¿te
acompañan ese inmenso querer de estar contigo,
que
se llama el amor?
¿o
sigo sola, sin otra compañía que mira muy despacio,
con
los ojos arrasados de llantos
y
sentirse desnuda, sola, con tu desnudo prometido?
Locura
sería,
tú
desististe el abrazo,
se
apartaron tus ojos,
me
dejaste de mirar para buscar ese otro mundo,
por
tan nuevo y anhelado amor.
Y
yo dolida, pensante, en su locura de amor,
no
sabe que otra fuerza más que la suya,
allí
afuera está jugando con ella.
La
pensativa y el viento,
la
atormentada y su pelo,
el
amor y el aire, nada.
Fluye
el río del tiempo,
se
empapa una en sus aguas,
se
escoge la voz,
mi
mirada se amansa porque ahora se ,
que
nunca volverás.
Locura
sería,
se
me achica el corazón,
mis
fuerzas se aceleran,
se
me entumecen los brazos,
ya
no estarás más a mi lado,
amado
ausente.
Ayer
mis ojos acertaban distancias
y
como un remolino mis dos brazos giraban,
destrozando
malezas,
o
blandiendo ira el no tenerte más en mis brazos.
A
veces el jardín,
convidador
me llama,
cuando
en rosa, jazmines y geranios,
estallan
o verdean modosos.
Voy
cantando bajito , sin ahondar mis pisadas,
así
mis huellas se pierden en la nada,
como
con un dejo de lastima y pena ,
por
haber sido tuya.
Atónita
mi voz halla,
no
ha de escalar lo indecible
y
cuestionar lo visible,
excede
el entendimiento.
fue
un paseo por el cuento,
el
estar contigo
y
¡fue duro despertar!
¡ya
no más!
¡las
poesías me esperan a conglomeradas,
para
dar paz a mi corazón!