Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 19 de junio de 2016
Manto De Flores
Manto
de flores,
me
envuelven
con su
fragante aroma
y su
cadena de colores,
rojos,
amarillos,
blancos,
lilas
y su
dulce perfume
perturban
mi alma plena de amor.
Entre
rosas,
nenúfares,
amapolas,
azahares,
azucenas,
almendros
en flor,
dalias,
tulipanes,
calas,
aterciopelan
mi cuerpo
y me
inundan de dulzura y paz,
aureolan
mi ambiente.
El amor
es como la flor
todavía en capullo bello
donde
ha brotado pureza,
suavidad,
delicadeza,
pasión.
Manto
de flores
que a
su través
me
lleva al mundo de tus brazos,
me
siento cobijada,
amada
entre
colores y perfumes.
En el
aire sensual
y tibio
de la tarde
me
acarician sus pétalos,
es un
manto dulce,
mágico,
luminoso,
que
nunca se olvida.
Como el
arco de los cielos
sus
olores llegan
y crecen
y luces
me envuelven
y el
ángel verde
de la
esperanza
me
llena de alegría.
He
perdido el miedo
en tus
brazos
que me
estrechan poderosos
con la
fuerza del amor.
Manto
de flores,
el lirio de la ternura crece
en la
pradera celeste
del agua
como
los nenúfares en flor
quietos y anhelantes
que
parece que esperan las canciones
que
alguien los acompañe
en su
danza de círculos.
Los
camalotes cándidamente se asoman,
castos
y libres
y las
aguas nos brindan
sus vestiduras de melodías
haciendo
que nuestra total entrega
sea
duradera y dichosa.
Mantos
de flores,
la lluvia se inicia ya,
las nubes
en su
tránsito lento
hacen
brotar los retoños luminosos,
que
crecen libres
en las
ramas perfumadas
haciéndonos
sentir
entre vergeles
floridos,
caricias
nuevas.
El
radiante césped trémulo
se viste de perlas de agua,
dando a
nuestro amor
frescura
que
espera botones,
capullos
y
tenues lazos
que
entre grises y rosas
se
entrecruzan.
Manto
de flores,
en la
calma
de unos
pétalos
nuestro
amor resurge,
se
retrata fiel,
entre
rosales
y
madreselvas
con
comunicativa ternura.
Olor de
nube en la flor celeste,
en la
tierra verde,
en tus
brazos
mis
manos leves
encuentran
los carmines que busco.
Manto
de flores,
feliz la nube de mayo,
que es
ésta
o
aquella rosa,
déjenme
vivir feliz
con mi
amado
entre
guirnaldas florecidas,
límpidas y libres,
y entre
enredaderas
de
campanillas azules
aquellas
que allá se asoman.
Bajo la
esmeralda temblorosa,
amado
mío,
te veo
y te
siento
con
corona de jilgueros
y
pétalos de amapolas,
siguiendo
yo
alegre
tus pasos
hacia las islas
y los
bosques florecidos
del sueño.
Soy
feliz,
estoy
en el valle perfumado
de tu
ágil cuerpo
y en tu
regazo
me dejo
caer
cual
frágil flor
recién
nacida.
Destello azul
Destello
azul,
fulgor
del alma,
nace de
una fuerza extraña
de
asustar al miedo,
un agua
no pausada, sí cantada,
se
allega por tus manos a mi pecho.
Los
signos de tu voz que me reclaman,
despiertan
mis ternuras y mis requiebros.
Destello
azul,
luz que centellea en mi pecho,
te
siento y descubro
tu
resplandor en mis pupilas,
subiendo
a energizar nuestros deseos.
Pasa un
color alzado de laureles
desde tu mano ungida hasta mis dedos.
Destello
azul,
tus ojos que se abren en cielo infinitos
anegan
de esperanza mis deseos
mientras recorre un sol enamorado
las largas avenidas de tu cuerpo.
Me
enriqueces con tus estrellas
que me
guían por caminos de esplendor,
difundiendo
tu figura alta y enhiesta.
Destello
azul,
trasiego
la ternura de tus campos
por
acequias de celo a mi esperanza,
rocío amedrentado y puerta firma,
prados de libertad, hondos silencios.
Te
reflejas fiel con brillo propio,
dulce
boca que me transporta
a las
cumbres rojas del lucero
y a la
inmensidad verde y azul
de las
aguas mansas y tibias
que nos
guían por sueños nuevos.
Destello
azul,
que
vislumbra la sonrisa del amor
siempre sincero,
en las tardes pausadas
donde
las lluvias guían la barca de los cuentos.
Tú
iluminas mi claridad,
el
llamear de mis anhelos
y
percibo el perfume de tu ágil cuerpo.
Destello
azul,
esperan
procelosas las auroras,
las lumbres cenitales,
los
crepúsculos,
todo
ese mundo que se llama amor.
Crece
libre en las ramas perfumadas
y en mi
pecho
reflejan
mi pulso y mi deseo.
Destello
azul,
chispazos
de colores
que me
desnudan por dentro
llevándome a la inmensidad
de un
cosmos perfecto
donde
tú y yo vivimos los días, las horas,
en un hábitat escondido y sólo nuestro
donde
los astros con su luz fosforescente
marcan
el contorno de nuestros cuerpos.
Vivo en
el milagro del querernos
que
vigoriza con gracia,
con
corazón de magia, la dicha nuestra.
Destello
azul,
dame tu
luz,
para
seguir la travesía en la nave de mi sueño
y
llevarnos por las aguas sin cadenas,
cara al
viento
y que
la coraza de la inseguridad y del miedo
se rompa en mil cristales iridiscentes
y se
tornen radiantes los encuentros entre besos.
Prefiero la noche
Prefiero
la noche,
son las
horas en las que amustian
las
nubes vespertinas,
sobre
la azul altura
del
vasto firmamento.
Asómanse
los astros,
cuyas
luces divinas como miradas
pesan
sobre mi pensamiento.
Y es mi
hora,
en las
que entre la voz lejana
de la
campana
que con
lentitud las notas
del
Ángelus desgrana,
a mis
hojas en blanco
los versos de amor anidados
en mi corazón
se vuelcan sin cesar, con prisa
para
que no sean olvidados.
Prefiero
la noche,
porque
mi fantasía con audacia inquieta
sin
cesar te busca.
¡Oh,
poesía!,
en la nocturna soledad secreta.
Muchas
veces,
misteriosa
poesía,
frases de amor dolido,
manchan
mis páginas albas
en el
tedio de las noches acíbaras
y
vuelan por todas mis visiones de armonía
que se ocultan cuando el cielo aclara.
Prefiero
la noche,
en ella
te busca mi cansada fantasía
y mis
sueños se tienden como aves raras
cuyas
alas exploran
hasta
horizontes lejanos y oscuros
tanteando
tu imagen,
la
única imborrable,
para mí por siempre.
Como
solitaria misteriosa,
vago
volando bajo el cielo
y sobre
el mar
en la
noche profunda y estrellada,
tratando
de percibir tu figura
que
añoro
y tu
dulcísimo firmamento
y en
instantes como un sueño
que se
esfuma,
creo entreverla en un revuelo de la espuma
o en
los astros del Universo.
Prefiero
la noche,
porque
la Luna me acompaña
con su
fulgor, blanco y brillante.
Mi
corazón puede correr
a
regiones ignotas
apareciendo
en el pentagrama
vacío
de mi alma
las notas que buscaba
y no
encontraba y que inútilmente
yo
clamaba para inundarla de amor
como en
un agitado río
entre
tupido follaje.
Prefiero
la noche,
con la
Luna como nota errante
que
parece que extravió su cantar
pero aún así con su luz agonizante sigo,
en mi
perenne búsqueda
de
aquel a quien no puedo hallar,
mi
ideal no encontrado.
Prefiero
la noche,
porque mis versos me aroman el alma
y los
busco en los sones de liras
que van
brotando
entre
pasos de visiones
que
conmigo los van buscando.
En
algunos momentos
no
responden,
no
aparecen en ningún lugar
de mi
mundo interno
y
entonces me inquieto.
¿En qué
lejanías mi númen se esconde?
¿Bajo
qué estrella se guarece?
Vuelve
a mí, en esta noche mía,
nuestra,
ven con
el viento,
las
brisas,
los
astros del firmamento.
Prefiero
la noche,
quedarme un instante suspendida en lo Eterno
e ir
como el viento,
nómade
del existir
transitando por la expansión del Universo.