Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 25 de junio de 2016
Tormenta de Amor
Tormenta de amor,
llega una noche sin astros
y entre las sombras la lluvia avanza,
rodeada de misteriosos nubarrones.
De pronto,
el viento silba más agudo
y todo se llena de visiones
misteriosas.
Tú y yo,
estamos viviendo una tormenta de amor
y yo busco un salvador escudo
que me permita acurrucarme en tus
brazos.
Ya los truenos errantes
retumban con salvajes estampidos,
en tropel se suceden los relámpagos
a cuyo parpadeo te busco y te abrazo
y así me siento protegida, amparada,
contemplando a hurtadillas
el elástico jadeo de fiera de las
nubes
que nos rondan como buscándonos.
Tormenta de amor,
nos protegemos en nuestro nido cálido,
la tormenta arrecia,
chocan los truenos entre sí
y estallan y nos amamos con gozo
y placer unido por besos húmedos,
profundos y apasionados.
Hay minutos de horror en que parece
que el firmamento cruje,
se desquicia
y en bloques gigantescos se desploma
pero nosotros en nuestra barrera de
amor
nos protegemos amándonos intensamente.
Tormenta de amor,
la tempestad en sus furores crece,
es más viva la lumbre del relámpago
y es el tronar más bronco
y más nutrido
pero no sentimos temores ni dudas,
nuestro amor es más fuerte que la
tormenta.
Tormenta de amor
que con su rugir hace que las campanas
repiquen por todo el horizonte
conmovidas
y en sus voces publican la dicha,
el placer, el gozo que inundan
nuestros cuerpos y almas.
Cuando se apaga la lumbre de un
relámpago,
se puebla la noche de una sombra tan
oscura
que se pega a nuestros ojos la
tiniebla
y nuestras manos, nuestros brazos,
se buscan y se acarician.
Una onda de fuego arde en mi espíritu,
es el amor que por ti siento.
Mi corazón se agita,
siente la tormenta de amor
en sus espacios ocultos
llenando los espacios infinitos de mi alma
sedienta de ti.
Tormenta de amor,
se desata la lluvia,
bajo el soplo de un viento huracanado
que sacude los árboles,
diluvia y sordamente crujen bajo el agua
los truenos y los vientos,
nos cobijamos bajo nuestro manto,
cálido de amor,
temblorosos y apasionados.
De nuevo el rayo
entre las nubes vibra,
su fiera luz,
los truenos corren de nuevo
y en tumulto braman y tú y yo ocultos
en nuestro nido celebramos el amor
que reina en nuestros corazones.
¡Por fin, desde la altura,
de un cielo profundo,
las estrellas con compasión y ternura,
dejan caer sus luces sobre el mundo!
Tormenta de amor,
¡qué felicidad inolvidable
vivimos tú y yo, juntos, muy juntos!
Preguntas sin respuestas
A la noche
empiezan a encenderse
desde recónditos lugares,
las preguntas.
Las hay distantes,
quietas,
inmensas,
misteriosas,
distraídas,
como astros que preguntan
desde allá siempre lo mismo:
¿cómo eres?.
Otras, fugaces,
diáfanas,
menudas,
querían saber
cosas leves de ti y exactas:
nombres,
lugares,
esquinas,
viajes donde juntos estaríamos.
Tú no las puedes ver,
pero tienes el sueño cercado,
todo él por interrogaciones mías.
Preguntas sin respuestas,
tú, dormido o semidormido,
alguna vez soñando,
dirás que sí, que no,
respuestas sin tino,
al azar y de milagro
a preguntas que no entiendes,
ignoras la mayoría,
que no ves, que no sabes.
Porque ignoras todo en tu dormir,
absoluto y profundo
y cuando te despiertas,
ellas se esconden,
ya invisibles, misteriosas,
escabulléndose en mi mundo,
se apagan.
Preguntas sin respuestas,
seguirás viviendo alegre
sin saber que en media vida tuya,
la del sueño,
estás siempre cercado
de ansiedades,
de afanes,
de anhelos,
sin cesar,
preguntándose eso que tú ves
y no puedes contestar.
Preguntas sin respuestas,
y mientras te duermes a mi lado,
¡qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo,
estoy sola,
cavilando qué otras preguntas
pueden surgir de mi mente,
atiborrada de dudas,
temores,
ansiedades.
Los espejos,
el agua,
el viento,
se creen que voy sola,
se lo creen los ojos de la luna,
sirenas de los cielos,
aún titilando estrellas.
Tú, antes de dormirte me dijiste:
!No te vayas!
Fueron tus tres palabras últimas.
Yo sigo aquí a tu lado,
estrechada a ti,
dentro de ti,
hablando contigo.
Otras voces
me contestan sin cesar,
son espectros,
sombras,
fantasmas,
sueños,
amores de otras veces,
compadecidos de mí,
quieren estar conmigo,
van a darme sus manos
pero no se dan cuenta que yo llevo,
estrellada,
cálida,
tierna,
viva,
la forma de una mano amada
palpitando en la mía.
Y entonces me dejan sola
con el beso
que en mis comisuras
tú dejaste antes de dormir.
Sorpresa inesperada
Sorpresa
inesperada,
¿qué
viene por el sendero blanco
como
papeles de rocío,
revoloteando
el aire hacia mi?
Buscan
mi nombre,
hurgan
entre miles de huecos
de
arcones con cerrojos
y
llaves entreveradas en un ovillo metálico
que es
imposible desatar.
Sorpresa
inesperada,
como en
un combate
con
carcaj en nubes urdidas,
sueño
que despierto
entre
murmullos desnudos
donde
la luz en mis pupilas congrega
la
sangre en los sentidos y una tibia memoria
sin
contornos descubre lo que esperaba ansiosa.
Sorpresa
inesperada,
se
mueve la distancia hacia ella
como
alas batientes detrás de mi alma,
inútil
que te busque y te persiga,
vendrás
por el aire burilada
por el
talón de arcángeles invictos.
Sorpresa
inesperada,
mi
corazón tiembla,
la duda
me inunda,
¿es que
acaso llegará a mí,
a pesar
de todas las murallas que me envuelven
y me aprisionan
en castillos de cristal?
Un
miedo tibio padece lentamente mi alma
pero la
esperanza lo cubre con mantos verdes
haciendo
que el aire húmedo
me
lleve a cielos de alamedas de cristal,
esperando
en paz y sosiego.
Sorpresa
inesperada,
se
acerca despacio,
sin
prisa,
sobornando
las dudas que me acechan
que me
quitan el hechizo de mis sueños.
¿Será
verdad que me encuentra lo que más espero?
Mis
manos se agitan,
angustiándose
en el aire
en un
largo alumbrar del movimiento.
Cae el
pulso agitado de la sangre
sobre
el plato sonoro del silencio,
quema
la llama hirsuta de mi frente,
un ave
de marfil en primer vuelo.
Sorpresa
inesperada,
¿Vendrás
a mí?
¿Me
encontrarás en el instante preciso
en el
que más te necesito?
Crece
en mí,
una
hiedra pálida de dudas,
ahogando
en desazón el pensamiento
y
deteniendo las horas de la espera
la
ramazón elástica del viento.
¿Cuál
es la sorpresa inesperada?
La que
agita mi alma,
la que
levanta la estirpe de mis cantos
y mi
sangre convoca con apetencia
haciendo
brotar de mi interior
las
palabras con sonidos,
las
frases de amor,
la que
despiertan mis sentimientos más íntimos,
los
secretos guardados con celo y artimañas
para
que nadie los encuentre en el nunca jamás.
Sorpresa
inesperada,
te
reclamo,
te
nombro para que me halles
y me
sumerjas fija en este mundo
entre
alegrías y cantos,
hacia
mi interior donde el deseo reverdece.
Queda
la incógnita,
lo no
sabido,
lo
imposible de anunciar,
el misterio
no develado,
el
ruego no escuchado,
la
quietud inmóvil,
la
soledad sin amor.
Sorpresa
inesperada,
eres el
solar de mi vida,
el
deseo consumado aún sin serlo,
coronas
los vientos serenados de mi vida
y haces
surgir los cánticos unánimes
de mi
frágil existencia.
Ya se
acerca,
notas
suben en números concordes,
el
mañana me espera y con sones de oro
te
proclamo dueña y señora del existir
en esta
vida donde la sorpresa inesperada
nos
conduce a dichas sin sonrojos
corriendo
por la cifra de mi nombre
hacia el
cuenco sellado de mi vida.