Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 31 de julio de 2016
Tropiezos Del Corazón
Tropiezos
del corazón,
¡cuántos pesares causan!,
vacilo en mis sentimientos,
detenida
en el grave concierto del otoño,
escuchando
como los violines y las arpas
agitan
un mar de hojas rojizas, amarillentas.
Tropiezos
del corazón,
por primera vez lloré
al
haber arrebatado tu rostro
al
deseo creciente de mi alma
por
querer mirarme en tus ojos
y no
encontrarte.
Después
del letargo imprevisto
que
arrastró en sus alas minutos y horas,
ahora lejanas y frías,
conservo
en mis labios tu nombre
esperando
que nazca de tu rostro
el
verde que refresque mis sentidos
y tú
confundido y ausente
ignorarás mi suplicio que clama por ti.
Tropiezos
del corazón,
caí en
un pozo sin fondo,
te añoro y te extraño,
no has venido a despertar
mi alma sumergida
en
sombras sin luces, ni rumbos.
Si
pudiera gritar mil palabras
serían testamento
para repetir libres de mentiras y falsedades
el amor
que por ti siento.
Ajusto
sobre un arco mis deseos
y del
puente que tiendo con mis flechas
bajan lamentos de amor a nuestro suelo.
Tropiezo
del corazón
que
hacen tambalear
mis
ilusiones y mi alma entera,
apagando
las estrellas de mi cielo
convirtiendo
mis sueños
en
tropeles de fantasmas tétricos
que me
envuelven
con
mantos oscuros de la noche
llevándome por ríos inagotables de tristeza
formados por las lágrimas
que
brotan de lo profundo de mis sentimientos.
Tropiezos
del corazón,
por los mares del silencio
siento
que crece la luna desde adentro
y que
como cisnes de humo
flotan los recuerdos y los pensamientos
en las
redes sutiles de mi sueños.
¡Tu
presencia se diluye a lo largo de mi barca!
¡Tú no
estás!
¡Entre las tranquilas sombras ya no te pienso!
En
duras alamedas de cristales
padece el corazón un miedo tibio
y pasa
lentamente entre mis dedos
la luz quemada de tus ojos negros.
Tropiezos
del corazón,
el
desliz de mi mente cuando duermo
me hace
llegar al valle de tus sueños
y me
mueve la distancia como alas
en las
grietas de mi piel que vence el tiempo.
Y tu
alma y mi alma se pierden
en la
niebla lejana del recuerdo.
Tus
caricias imaginadas
brotan
lentas por el mapa de mi cuerpo.
¿Qué
haces alma,
tropezando en caídas sin regreso,
que no ves las celadas que me aguardan?
Tú y yo
somos agua pasada
que
moja las veredas de mi vida.
El aroma de tu piel
El aroma de tu piel recorre mi cuerpo en oscilaciones ondulantes
dejando en mi cuerpo tu perfume eterno del amor.
En el ayer y en el Hoy siento que me buscas con una luz de canto suave
y melodioso en una
escala de penumbras con una música en el aire, un murmullo apenas que
sonroja mi alma.
El aroma de tu piel me ha impregnado toda, siento el latir de tu
ausencia, tu voz sin sílabas
de otra voz lejana.
Te quiero cerca de mío,
mis puertas están abiertas para ti,
quiero tu rostro vuelto hacia mí,
en una escena más de nuestra vida.
Es mi sueño tenerte entre mis brazos tejiendo la trama de lo íntimo con
una aguja de cristal.
No quiero que el tiempo, araña voraz, desteje con saña lo por mí que he
bordado en tí con una
aguja de coral, ni que el sueño, inasible colibrí, se me vuele de las
manos alejándome de tí.
El aroma de tu piel ya no se diluirá más en la distancia, por el
contrario, me envuelve más y más, como remolino, donde confluyen todos mis
raudales, unos arrastran tiernos recentales,
otros se encrespan con furor felino.
Madrigales de amor nutren el confundido torbellino.
Incuba el pecho una avidez de trino, se alzan hondos relinchos
genitales.
Vendrás hacia mí buscándome infatigablemente desde el fondo de mi espejo
claro
donde mi eterno catalejo te pierde,
te encuentre, te construye, te reitera.
Quiero contigo vivir mi libre albedrío, no ser tu prisionera ni tu esclava,
sí quiero ser tu amante en instantes inolvidables y eternos.
El aroma de tu piel como respuesta a mi mudo ruego de mi ansiedad,
de esplendorosa inquieta escala,
el parapeto altivo de mi cuerpo y tu sudor viril y tu sosiego,
hacen despuntar , inédito, el temblor del fuego que enciendes en cada
latido de mi piel desnuda y cálida.
Necesito el dibujo de tus labios prietos en una madura respuesta a mi
mudo ruego de ansiedad de tenerte conmigo
“El
gozo de ser amado
Es
la impoluta confidencia
de
dos almas que han hallado
la
voz silenciosa del encuentro”
Historias de vida
Historias de vida,
innumerables momentos que no caerán en
el olvido,
instantes de felicidad y amor,
instantes dolorosos, hirientes , que hicieron
sangrar mi corazón.
Debo recordar porque es parte
de mí existir,
debo recordar los momentos
gratos y los momentos críticos de pocas esperanzas.
Debo recordar todo,
absolutamente todo,
porque cada instante es una
experiencia de vida.
La blancura vacía de mi lecho
sin ti,
se puebla de recuerdos no teñidos,
la recorren presagios.
Son rosados de aquel rosado
cuerpo que tú eras y brota,
inmaterial masa de sueños tu
inventada figura hasta que
llegues.
Historias de vida que no se
olvidan,
allí en la oscura noche
cuando el silencio lo permite todo
y parece la vida, el oído en vela
, escucha vaga respiración,
suspiros en eco, sospecho del
estar un cuerpo
al lado que poco a poco
desaparece
en un lapso corto y lastimero.
Historias de vida ardiente,
apasionada, triste,
Doliente, apesadumbrada,
llorosa, pero auténticas.
Vividas con todo el ardor, la
paciencia y los te quiero y no te quiero.
Por eso nuestra vida no
parece vivida, desliz, resbaladora,
ni estelas ni pisadas dejó detrás.
Si quieres recordarlas, no
mires donde se buscan siempre las huellas y el recuerdo.
No te mires el alma, a la
sombra, a los labios.
Mírate bien la palma de la
mano vacía.
Historias de vida, son páginas,
las páginas de colores que cambian
continuamente predomina el blanco y el negro, felicidades y pesadillas, risas y
llantos.
¿Cómo pasan esas páginas de
nuestras vidas?
Ahora, ¿Cuál vendrá la gris, la
azul fuerte, la azul clara? ¿Puedo preguntar lo mismo que preguntaba ayer que
respondió la noche a medias estrellada?
“los
años y la vida,
¡qué diálogo angustiado!”