Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 10 de agosto de 2016
La inútil búsqueda
La
inútil búsqueda,
es
esta la vía que recorro día a día para encontrarte,
y
ni tu huella hallo,
¿Dónde
te escondiste?
corro
anhelosa de existir,
siento
la trágica fatalidad, ser no más que una marca,
en
tu viril cuerpo que huyo.
Sabes
ya que no eres hoy, aquí, en este presente,
nada,
sino
el recuerdo leve de tu planta que un día,
sobra
la arena dejaste lo que llamamos tiempo.
Hoy
tu sólo eres huella de tu huella.
Tu
anhelado futuro para mí tiene,
tan
sólo la forma exacta de una huella.
La
inútil búsqueda,
En
mí no sufre memoria,
como
sufren las fechas, los nombres o la líneas,
nada,
nunca más estarás en mi recuerdo,
porque
el recuerdo es la pena de sí mismo,
el
dolor del tamaño del tiempo y todo es eternidad: relámpago.
Si
quiero recordar no sirve, solo vale vivir de cara,
hacia
donde, queriéndolo, buscándolo.
Me
sucede lo que el mundo quiere,
te
marchaste escapándote al ayer,
o
al mañana, no lo sé.
¿Ya
te cansa mundo, ser enorme sueño indistinto?
¡tantos
espacios, ofreces, invitación a los signos!
mi
vida ahora se encamina hacia la búsqueda de la felicidad,
gotitas
de momentos especiales,
junto
al nuevo amor,
que
me brindará todo lo que creí que me ibas a proporcionar tú,
me
equivoqué no volverá a suceder.
Volver el tiempo atrás
Volver
el tiempo atrás,
nunca
más , no quiero sufrir con tu presencia a mi lado,
ni
un solo pensamiento de lo que fue mi vida contigo.
Te
despediste sin un adiós,
el
adiós viene de lejos, de muy antes,
largo,
claro, lo sentíamos venir.
Mi
cabeza esta inclinada,
pensando
en el sufrimiento pasado.
Sin
amor, ¿ilusión, sueño?
Quieta
ya, estás contigo misma.
Me
desarmo como una nave deshilachada,
en
penas.
Quiero
volver al pasado, pero debo estar acá,
buscando
escribir poesías de amor,
cartas
sobre mi dolor y pasión,
frases
que te erizan la piel.
Por
su amargura y pensamiento sin forma.
Volver
el tiempo atrás,
y
estas cartas deshacían como telas en desuso,
como
cenizas de la hoguera apagada.
El
amor nunca perdona a quienes saben amar.
Se
cobra su tributo, le pago sin demora,
con
el dolor de la distancia… Y ahora.
La
luna es una espada en cuyo filo duerme el amor,
ese
amor ya perdido, al cual no buscaré más,
tu
sombra de fuego enloquecido es ahora un fantasma,
sin
asideros,
horizontes
sin llegada.
Si
éramos nubes yo volaré más lejos a las altas y grises,
tú
volaras en remolinos a los algodones sin rumbo.
No
quiero ni debo volver al pasado,
esté
ya olvidado del todo.
Volver
el tiempo atrás,
La
tarde reclinada en el poniente,
cuelga
en los bordes de la blanca nueve,
llevando
mis plegarias y mi lloro.
Siento
pena por tantos sueños muertos a mis espaldas,
Siento
un dejo de lástima por ti,
mi
amor ya ido a otros lares donde la maldad te rodea.
Tú
ya no eres más mi respaldo, mi derecho,
eres
el fin, mi revés, acabemos con esto por última vez.
No
quiero saber más tu derecho y tú revés.
¡adiós!
marcha a tu paso.
Yo
iré al mío.
Trota
mapas de tersa cartulina,
que
yo galoparé mi desvarío,
para
trocar un ya por un acaso.
¡adiós
por siempre amado ausente!
me
causaste mucha aflicción y pena,
pero
ahora basta ya,
¡vete
de mi vida!
¡vete
de mis pensamientos que ya locos,
aun
lloran por ti!
Retrato olvidado
Retrato
olvidado,
mis
pinceles más leales,
se
proponían apresar tu verdadero rostro:
Desentrañas
las esenciales líneas donde tu fuero,
el
aire acata:
Y,
en los arrabales del alba espiar el múltiple venero,
donde
emerge a raudales, toda la luz que quiero,
para
tu piel, tus ojos cenitales,
pero
es ardua la empresa,
la
recta se espírala,
la
curva se endereza,
sin
acertar el rumbo ni la escala.
La
alta luz tropieza o,
en
su ímpetu resbala.
Retrato
olvidado,
¡no
quiero apresar más la sosegada llama,
que
te entibiaba los ojos!
¿O
el frenesí que tu mirar proclamaba,
cuando
se incendia, pródigo de rojos?
¿Cómo
dejar de apresar la tímida manzana,
que
en tus mejillas el amor convocaba?
¿La
uva de tu piel?
¿o
la mañana asomada a tu boca?
Retrato
olvidado,
mi
afiebrada paleta, se anublaba,
ya
no estoy más enamorada de ti.
Me
pierdo en la enigmática y secreta,
zona
de la alborada,
donde
digo carmín, azul,
violeta
y
al nombrarlos, se esfuman en aireada,
fantástica
pirueta.
La
paleta se obstina en alcanzar el tono inaccesible.
El
pincel se alucina,
vuela
hacia el imposible
y
se desploma, herida golondrina.
Retrato
olvidado,
cejo,
pues, en mi empeño
y
entre mis manos, no quiero tomar tu cabeza,
ya
no siento ni los contornos del diseño,
sino
tu esencia presa.
Victoriosa
me bato en retirada,
ya
vencida el ansia de mostrarte en el lienzo sin recato.
Si
gano tu sustancia,
¡
qué importa haber perdido tu retrato!
urdí
un pájaro vivo allá, en mi infancia,
cuyo
vivo temblor en ti rescato,
con
la sazón del tiempo y la distancia…
retrato
olvidado,
ya
no quiero recordarte más,
fuiste
el amor de mi vida,
ya
no más.