Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 28 de agosto de 2016
Una canción para el alma
Una canción para el alma,
la que nos une y nos estremece
en un gran temblor de víspera
y de alba.
¡No me recuerdes!
¡Siénteme!
Hay sólo un trino entre tu amor y
mi alma.
Mis ojos navegan el mismo azul
sin fin donde tú danzas.
Tu arco iris de sueños
en mí tiene siempre pradera
abierta
entre montañas.
Una canción para el alma
te la hago llegar
para que en desatada prisa vengas
a mí,
ya que una vez se perdieron mis
sollozos
y los hallé abrigados en tus
lágrimas.
Siente mi canción,
es para tu alma,
un ruiseñor la canta en la mañana
y el viento la lleva en vuelos
por el aire
y los ríos desde los riscos
la dejan en las playas olvidadas.
Una canción para el alma,
para que menos me pienses,
más me ames.
Lo fácil en el alma
es lo que tiembla al sentir
llegar esa canción,
la de las palabras de amor,
dulces y tiernas.
Para que te llegue sus arpegios,
separa una por una las
costumbres,
hasta quedarte vacante y suelto
y la canción ardiente,
galopante,
inminente,
te inundará.
Una canción para el alma
anhelante de ser escuchada por
ti,
necesito que eso
sea para ser dichosa.
Tú,
atento,
resplandeces con la canción que
te festeja,
en la plenitud del acierto,
en paz contemplas la plena
consumación
del amor en pleno ardor,
en sosiego en los acordes,
preludios que te llegan a ti.
Una canción para el alma,
entrégate a ella,
mi amado,
con total amor,
buscando claridad
a través del misterio de
síncopes,
trinos,
aleluyas,
son para ti,
vienen del Hoy,
van hacia el Mañana.
Cada estrofa de la canción es
clara,
habla soñando,
sueña que sueña,
canta que canta y va hacia ti,
delante de mí, o
freciéndote mi amor profundo y
tierno.
En nuestro camino
toda la canción está en él.
Espera que cantemos juntos,
unidos más allá del hoy.
Suena sin ser estrenada,
sólo a nosotros nos estremece,
nos une y la reconocemos
por ser la enviada del amor
que nos lleva juntos en un
cenital esplendor,
entre besos apasionados y
ardientes,
con ondas sucesivas de entreluces
vírgenes.
Murmullos en la noche
Murmullos
en la noche,
colmada
de cálidas palabras
encendiendo
velas donde el viento
sacude
negra soledad.
Ayer en
la noche,
entre
los silbidos del viento
acaricié
el pétalo de tu sombra.
¡Qué
extraño fue!
Murmullos
en la noche,
los dos
quietos,
abrazados
en un solo cuerpo,
sentimos
en oleadas
de
viento y agua
que la
esperanza viene a nosotros.
Murmullos
en la noche,
somos
dos,
sólo
dos,
con
miedo a ser uno.
Miedo a
amar y a dejarse amar
miedo a
pasión desbocada,
miedos a besos furtivos y deseados,
miedo a
vivir entrelazados
bajo
las ramas confundidas y anhelantes
de los
ligustros.
Miedo
de ser naturaleza,
viva,
en la
naturaleza.
Murmullos
en la noche,
delirios
alucinantes
de
saborear la paz
serena
de tu amor
y cada
mañana tu aliento
de
cigarra anida
mis
ojos abiertos
en la
penumbra quieta.
Murmullos
en la noche,
que mi
alma juglaresca escucha
como
fondo apabullado,
son
murmullos que
como
arrullos de horas muertas
nos
nombran,
para
unirnos con mil ojos
confundidos
de caricias
en un
viento indiferente
que
juguetea con nuestros cuerpos
plenos
de amor.
Murmullos
en la noche,
quiero
que tú
con tus palabras y gemidos de amor
aturdas
todos mis sentidos.
Comúlgate
conmigo,
apagan
los murmullos que deliran
desboca
los temores indefensos
y sólo
¡ámame!
y será,
entonces, el mundo nuestro.
¡Ámame!
Seré la
sal de tu camino
y el
verde de tu sombra acogedora,
seré tu
cuerpo de perfumes
y
aromas dulces,
brazos
de estatuas,
esculpidas
por la pasión fresca
de mis
formas tuyas.
Espejuelos del amor
Espejuelos
del amor
nos
miramos sin vernos
nos
amamos a través
de la
nada del espejo.
Te amo
como aman los poetas,
con
palabras dulces,
con
caricias prohibidas,
con
metáforas inventadas
de un
corazón que ama
con lágrimas
derramadas a través de espejuelos
guarnecidos
de oro y plata
donde
solo nosotros sabemos que existen.
Escribo
porque nací escribiendo sin saberlo,
porque
me sale del alma
y cada
verso es mi vida
reflejada
en nuestros espejuelos
ya que
mi vida es la palabra.
Sin mis
poemas estoy muerta,
sin mis
versos no soy nada,
soy
como una sombra perdida
que por
el silencio vaga.
Espejuelos
del amor
escribo
lo que me dicta el corazón
y mi
alma expresa lo que tú sientes
sin
melodías vibrantes y altisonantes.
Espero
pacientemente
que
penetres en mi ambiente
con tu
mirada independiente
la cual
se grava en mi corazón.
Espejuelos
del amor
en los
que mi deseo
es
estar sin tocarnos ni vernos
en un
continuo sentir queriendo
volar a
tu cama,
arroparte
con mis brazos,
queriendo
darte mi todo,
arrullarte
en mi canción,
alimentando
con mis besos
imaginarios
a través de los espejuelos,
El
hambre de tu pasión.
A
través de los espejuelos,
los
besos y el pecho se conquistan,
en
afanosas lides entre gozos,
parecidos
a juegos,
días,
tierras,
espacios
fabulosos,
a la
gran disyunción
que está
esperando,
hermana
de la muerte o muerte misma.
Cada
beso perfecto aparta el tiempo,
le echa
hacia atrás,
ensancha
el mundo breve
donde
puede besarse todavía.
Ni en
el llegar ni en hallazgo,
tiene
el amor su cima,
es en
la resistencia a separarnos
en
donde se le siente desnudo,
altísimo,
temblando
entre los espejos de jade.