Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 4 de septiembre de 2016
El desaparecido
El desaparecido,
que sagazmente
entre misterios entrelazados
quiso estar a mi
lado.
¡Qué equivocado
estabas!
Nunca aceptaré
tus falsedades,
tus mentiras,
tu satisfacción
es encontrar solamente tu goce.
Rapaz, traicionero,
que buscas herir
los sentimientos
de quienes pueden
llegarte a amar.
¡Vete de aquí!
¡No te acerques más!
No quiero mirarme
en tus ojos plenos de maldad.
¿A qué viniste?
¿Cuál fue tu
intención verdadera?
¿Hacerme daño matando
el amor
que podría sentir
por ti?
Entre nosotros
todo acabó,
no quedó nada.
No es soledad,
es para ti como
si nada hubiera sucedido
y mi sueño se
levanta buscando el amor verdadero,
para que este
aquí pronto y no se vaya más.
No quiero oír el golpe
de la puerta al irte,
no más golpes, ni
en pedazos
romper mi
corazón.
Yo alcancé a
oírte pero la luz se apagó.
Pero nadie puede
entenderlo,
aun te puedo
llegar a amar.
¡Ay amor,
quebrada,
caída y en la caída lloré mirándote!
Fue golpe tras
golpe,
pero el último ya
no era necesario.
Eres para mí un fantasma
desleído, oscuro
y el mal lo
reemplazaste a tu regreso
creyendo que Ibas
a encontrar
a la que era
antes.
Entre tú y yo
solo quedaron
recuerdos
ni una sola clausula,
las que pasan
lentas, retóricas,
como odas lejanas
que el vapor compone con ellas.
¡Qué día más
oscuro del alma!
Creo pensabas
ampararme sin confines ni limites,
que me cobijabas
en templanza infinita
y todo desapareció
en un instante tan solo,
sin un por que, sin
una causa.
Solo quedo
angustia,
a la que le das
la prueba
de que existe en
el mundo
algo más que el
afán de que algo existe.
No se distingue
ya tu mentira,
eres el gran
dolor sin consuelo.
No de metal que
ciñe el cerco de aire
para que no se
escapen
las promesas no
cumplidas.
Me siento
derrotada pero firme,
voy segura al final
de mi otoño,
en busca de lo
que quizás
la vida me
devuelva algún día…
Te amo en silencio
Te amo en silencio.
Salgo a la noche y me sorprendo,
pocas veces me había ocurrido,
extasiada la contemplaba
sin dar crédito.
Unos segundos más y
la duda comenzó a desvanecerse.
Quede sorprendida,
su brillo fue dejando ver tu rostro,
lucias en tu tez fuerte y viril,
espléndida,
el hombre más deseado para Amar.
¡Qué belleza!
¡Ah!
LUNA, LUNA, LUNA.
Gracias por este momento,
gracias por este numen,
gracias por verte e imaginar que estoy a tu
lado
y por tenerte abrazado en mi lecho,
estrechándonos con pasión.
Aun no has alcanzado
la gloria de tenerme,
perdiendo el sosiego cuando te alejas de mi.
Te amo en silencio.
Esta hoguera que hemos encendido,
que hemos gozado con pasión y fuego
por estar unidos en una sola carne.
Te amo en silencio.
Quiero tenerte a mi lado,
en nuestro nido de amor,
eres mi amado amante,
el único,
el verdadero,
el diáfano.
El amor sí se nutre jamás muere,
es inocente y puro.
Afanosamente te busco,
sin discreción,
eternamente,
no desesperes que algún día te hallaré.
Te amo en silencio,
sin ecos,
sin sombras,
sin misterios.
Soy tuya y quiero demostrártelo
con caricias, besos, mimos,
adaptando nuestros cuerpos como uno solo.
Te quiero tal cual eres,
trasuntas transparencia,
diafanidad,
sigilo.
Tu discreción aflora
cuando te vas acercando a mí,
la distancia se acorta y sin disimulo
nos miramos a los ojos profundamente
con deseos de estar muy juntos,
sin secretos,
en paz,
la paz del amor.
Te amo en silencio
y te pregunto ¿que sientes cuando me intuyes?
¿de quién eres?
Y abres los lazos y me enseñas
la alta imagen de ti y me dices que mía.
Te veo como un cóndor, aguerrido,
con tus garras afiladas
buscando llevarme entre tus alas
como una presa entregada
a los altos abismos del mundo, donde
la soledad nos hará sentir
que por fin estamos juntos.
La vida es...
La vida es,
mi existir en un
sueño hecho realidad,
un himno que canto a
cada instante,
una aventura en la
que arriesgo
todos mis sentimientos.
La vida es un desafío
continuo
que enfrento cada día
dominando penas,
luchas, tristezas, envidias;
es un himno que canto con alegría y gozo,
es bienaventuranza
que la saboreo
en cada amanecer
y en cada crepúsculo.
La vida es puro volar
sin hora quieta,
es la salvación por
querer salvarnos,
es amor para disfrutar en cada segundo,
en cada instante.
La vida es una
mariposa de abril
que revolotea feliz
en mi jardín florecido
y ahora en mi otoño
fugazmente miro sus colores brillantes al sol.
La vida es una gota
de rocío al amanecer
que se desvanece en
el cielo
al mediodía de mi existir.
Cae en lluvia al
atardecer
para fundirse con el
mar al anochecer.
La vida es color en
la música del viento,
leve en extensión
pero intensa de dicha y amor
en su breve tiempo
en esta
reencarnación.
Mantendré con aguas
descendidas
por las fieles
veredas de mi pecho
el esplendor del
alabastro
de mi amor sentido
siempre.
La vida es cornisa y
ornamento de mi cielo,
sangre del buen amor,
amor callado,
firme hiedra de amor
en mí plantada.
Estoy en mi existir
soñando semidespierta
en un sol desmayado
y en un musgo
amaneciendo
y tiendo puentes con
mis flechas
bajando sombras de amor a mi tierra.
La vida es también
dudas que ahogan
en desazón el
pensamiento
y detiene las horas de la espera
en la ramazón elástica del viento.
A cada hora recorre
mis sentidos sin orillas
el deseo de ser amada
por ti
y un remolino
adolescente de primavera
atraviesa mi cuerpo
y la estirpe de mis cantos se levanta
y mi sangre convoca
la apetencia de estar
entre tus brazos
acurrucada.
La vida es amor,
¡bendita sea!,
con felicidad e
infelicidad,
es un camino a seguir
con momentos gratos e
ingratos
y un destino a
cumplir.
Si se aquieta la
sangre
o ya niveles desborda
consumiéndose en
fuego toda mi piel,
están prontas mis manos a mi ruego
pidiéndote que vengas a mí,
ya que eres tú el solar de mi vivir coronando
los vientos serenados hacia el río
donde bogan los besos no dados de tu sol
y mis cánticos unánimes
le dan brillo a mis
bienes ya logrados
para que el aire en
su vuelo
te traiga hacia mí.