Páginas

Fragancia


Todo está intacto:
En las rejas, en las glicinas y por el patio flotando tu sonrisa,
en la pieza las tupidas cortinas que agitan fantasmas, lo muebles de jacarandá.
Cae la noche nos abrazamos y besamos con ternura y fervor.
En un cajón tenía un puñado de cartas y poemas de amor descoloridos,
flores secas, sobre las cuales caían suavemente alguna vez mis lagrimas.
Aún me siento en el sillón de seda amarrilla, abro las ventanas y a las golondrinas del aire,
entrego el secreto de mi alma alucinada y la lluvia de mis ojos, siempre azules,
dulcemente despiertan a las glicinas.
Dentro de la entrada perfumada de mi pieza, la caja de música, los abanicos,
con señales de fiestas te espera con mis brazos abiertos, esperando el goce eterno de tu amor, mi amado amante.

“Me ahogas
me arrancas la carne en cada abrazo
me desarmas el alma en cada beso”

Manantial


Admirable naturaleza,
siempre la misma y diferente.
Maravillosa de belleza, renovada constantemente.
De pie en el umbral de la aurora bajo la celeste amplitud,
eres el hada protectora con su varita de virtud.
Pon en mis versos el tesoro de las alboradas de plata,
de los mediodías de oro y de las tardes de escarlata.
Dame a beber la poesía de amor en mi raudal de inspiración,
que es fragor de lucha en el día
y en la noche meditación y amor gozoso.
Todo lo que tu imperio encierra es un himno a dios,
es un canto que desborda en cielo y tierra.
Manantial de un puente de donde las poesías saltan,
juegan, se regocijan, para que lleguen al mundo para dar paz y comprensión.
Mis ansias te esperan a ti, poesía, porque hoy te he sentido vibrar,
en el fondo de mi alma, acercándote más a ti amado amante a su través,
con amor y dulzura.

“Y me ha perdido un nombre y el rostro
y la silueta los ha filtrado,
el tiempo, sordina y esmeril”

Estoy sola


Estoy sola, bajo la opaca multitud soterrada.
Todos pasan de prisa.
Estoy sola.
Cómo el náufrago que desde perdida playa llama en vano.
Estoy sola.
Angustiada, por el polvo rencoroso, pisoteada.
Estoy sola, olvidada,
¿A dónde alargar las manos?
¿A quién abrir el corazón desolado?
Estoy sola.
En los silencio del páramo, extraviada.
Todos llevan la tristeza del rebaño,
sin recibir las señales de los astros.
Estoy sola, acosada.
Por lo rostros repetidos.
Renovados.
En quienes  inútilmente
Busco el signo del amor.
¡Ay!, si pudiera huir lejos, por el campo,
y sin relojes echarme sobre el pasto!
Estoy sola, encerrada.
Quisiera correr descalza, a la orilla de los ríos.
Y en las manos de lo aires.
Subir en pájaro o nube, transformada.
Estoy sola.
Arrastrando las tinieblas de mi cuerpo
Que relámpagos furtivos van cortando.
Estoy sola.
Abandonada.
Entre miles que transitan a mi lado.

¡Qué lejos el verde campo
Y qué lejos mis amores!