Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 28 de septiembre de 2016
Siempre
Siempre
seré tuya
en
cuerpo y alma,
huyendo
de los pesares,
dolores,
resquemores,
me voy
contigo por la vida,
depositándome
toda en ti.
Siempre
será horizontal mi silencio
que va
a llenarse todo
porque
unos labios,
los
tuyos
se abren suavemente en los míos.
Y
fuiste voz al fin, tan hermosa
que
puede confundirse con miradas.
Voz
nunca servidora
de
lengua alguna,
ni de
sus palabras,
sólo
son los teclados
donde
tocas tu eterna melodía.
Siempre
tu voz,
queda
desnuda
porque
es para mi inolvidable,
ha sido
tu primera manera
de
entrar en mí,
tu
entrada por mi alma
como
brisa todopoderosa.
Siempre
te amaré,
aún
flotando en suave
y
rítmico andar
en
movimiento bajo el fanal errante
de la
luna confidente
de
nuestro mutuo amor,
pleno de goces y placeres.
Siempre
escribiré poesías, versos,
palabras
donde el Amor impera,
sueño
el verso y soy feliz,
vertiéndolo
en páginas al vuelo,
se
agitan y rápidos
se dispersan, se entrelazan,
se entrecruzan
como
musicales flechas en el firmamento.
Siempre
cantaré
con
estruendo de gloria
al amor que me inunda
como un
mar estallando
en mí por doquier de mi cuerpo,
vítores y clamores
entonando
fiestas
en dúos
de color entre
crujidos
de notas augurales.
Más
gozo en mi alegría,
más luz en tu esplendor.
Siempre
te recordaré
por
estar tallado en mi corazón
y hacer
saltar nubes de fuego
y
huracanes
en mi
cuerpo vibrante y deseoso
de ti
en cada momento que te pienso.
Siempre
existirá
una
primavera en mi alma
al
estar a tu lado plena de caudales de gozo
con los
ojos cerrados de luceros
con tu
cantar nocturno
con el
que me brizas
y me
entrego a tu eterno cántico,
por
gracia tuya, ya no soy silencio.
Siempre
al escuchar la lluvia,
seré
tuya,
cuando
la tormenta avance
rodeada
de negros nubarrones
y el
viento silbe más agudo,
entre truenos errantes
y
tropeles de relámpagos,
mi
deseo por ti será más fuerte
y mi
cuerpo palpitará ansioso de tu espera.
Mi
corazón te siente llegar,
una onda de fuego
arde en
mi espíritu,
llenando
los espacios infinitos.
Siempre
te amaré,
en loca
algarabía,
aún
oponiéndose
a la
simetría de la versificación,
yo te
buscaré con mis prosas,
mis
palabras, mis ideas,
como
una mariposa
que
sobre el rosal se posa
y
proclama en el rosal
el
triunfo del capullo de la rosa.
Siempre
veneraré la poesía
como
una visión que me traspasa el alma,
entre
prosas y versos te amaré,
seré tuya en cada monosílabo,
en cada
letra,
las
quiero por ingenuas,
por
volátiles, por audaces
y
cuando se asoman algunas de las estrofas,
mi
corazón late y palpita
más a
prisa
porque
las escribí
siguiendo
fielmente tu dictado.
Siempre
mis versos
llevarán todas mis ilusiones
volando
como insectos de luz
en sus
canciones.
Yo sé
que en sus anhelos
estás
siempre tu presente,
hay horizontes para los mundos y los cielos
y sus
alas sobre mi sien flotaron,
yo sé lo que sintieron,
yo sé
lo que soñaron,
siempre
estar junto a ti mi amado.
Tal vez mejor soñar
Tal vez
mejor soñar
que
vivir entre húmedas neblinas
en las
que ningún árbol,
ni una
nube se destaca,
en esta
blanquecina cerrazón
que me
entristece
y no
ilumina débil
la luz crepuscular y opaca.
Soñando
voy por senderos luminosos,
hadas y gnomos iluminan mi camino,
floto en la brisa fresca y pura
del
espacio de la nada,
ingrávida
y suelta sin pesares ni dolores.
Tal vez
mejor soñar y no vislumbrar
desde
la invisible altura
bajo la luz que, demacrada, brilla
a través de la niebla del vivir
que es
un velo todo impregnado en llanto.
Soñando
soy como un ave que,
con su
ímpetu de vuelo,
su
canto lanza por campos en flor.
¡Qué
bien se respira,
gozan
mis anhelos,
canto
en la lira
y en el
alma que sueña,
vuelos
vibran sin par,
en un
fragante edén!
Tal vez
mejor soñar
que
vivir en la ardua lucha diaria,
de cada
instante,
que nos
desgasta,
nos
produce sufrimientos y dolores
entre
tan pocos instantes de amor y alegría
que
como un millón de notas nos subyuga
y en un
millón de arpegios nos eleva
a vivir
la realidad cruel
a veces
una y otra vez.
Tal vez
mejor soñar
con
todo un paisaje que canta
y nos
conmueve con notas misteriosas
en
fantásticos pentagramas
plenos
de dicha y luz,
en un
alado idioma sin palabras
que
vivir instantes presurosos
de
amores fugaces
o de
recuerdos nuestros.
Tal vez
mejor soñar
con el
númen del estío
donde
se vierten en llanos y bosques,
campos de girasoles, alelíes, azucenas
que
como arcos de violín,
resbalan
hacia el río
entre
el cordaje del juncal sonoro.
¡Ya no
caben más notas en el viento,
en mi
sueño azul y mágico!
Tal vez
mejor soñar,
no
sentir el dolor frío de la realidad
que
golpea a veces nuestro corazón
llevándonos a pesares de remotos ayeres,
Soñando
melodías de lejanas orquestas
nos invaden y nuestra alma feliz
clama
ante la esperanza
deshojando
flores entre dichas y placeres sin fin.
Tal vez
mejor soñar
y no
vivir fugazmente momentos breves
como
gotas de rocío
a quien
le da la aurora
para vivir su hora morada
en una
flor conociendo las espinas
que defienden su fragante palacio de color.
Y así
la vida pasa
pensando
en tener un mañana
como no
tuvo un ayer.
El secreto de los siglos
El
secreto de los siglos,
raíces
en el tiempo,
eres el árbol
que enredas mi espesura
entre
ecos de los hombres,
del
reino del detalle.
¿Cuál
es el secreto
de los
siglos
entre
muros de agua,
anchos
fosos de aire,
setos
de piedra
o
tiempo guardián de voces,
y de pasados no encontrados?
Breve
instante de la vida,
una
hora siquiera,
somos
seres
que
como hojas desprendidas
donde
una ilusión
su nido
encuentra agonizando.
Esta
hoja fugaz,
pálida
vena del destino,
deseos
de ser un soplo vivo
en el
secreto de los siglos.
Fulgor
contra destello,
el
hombre abate,
espejo
frente a espejo,
reina
el mundo
y en el
sentir de la hoja
y de su
árbol,
árbol y
hoja se confunden
en el
secreto escondido de los siglos
pasados
y por venir.
El
secreto de los siglos
suspendido
en el aire volátil
del
orbe eleva e amor
como
puente de cristal
a
lugares misteriosos,
donde
en momentos preciosos
la felicidad renace.
Las
voces del mundo
han
levantado sus soles
en el
interminable
laberinto de la tierra
y nadie
ha podido aún
encontrar la esencialidad de su luz
porque
habita
en el
invisible corazón
de la eternidad.
El
secreto de los siglos,
de
fuegos en las manos del arco iris,
deshojado,
desdibujado,
donde
habitan las sombras
corriendo
libres por la luz.
En esta
vibración de latidos
que se
agitan,
se
entremezclan,
el amor
sueña libre
en su
soledad de siglos
y las
cruces desnudas
diluyen
su lenguaje de espumas,
recibiendo
la sencilla
y
límpida vibración
de corazones
puros.
El amor
en el secreto de los siglos
cae en
cataratas silentes
día a
día,
hoy,
ayer,
ayer de ayeres,
por las
curvas sencillas del viento,
desplazando
su caudal de perfume
en el
tiempo,
sin más
banderas
que el
acento claro de la paz.
El amor
es el secreto
de los
siglos en receso,
que va
dibujando
su
invisible rocío cósmico
en los
atardeceres
temporales
del espíritu
y
abraza en silencio
nuestros mundos
profundos
y luminosos.
El
secreto de los siglos
que se
quiere dilucidar
aunque
sea sólo
en la
oscuridad
o entre
tinieblas
que
como tules
envuelven
el amor,
lo esconden
para
que sólo
en la
esperanza del silencio oscuro
la luz lo ilumine
por
instantes
para trocar al mundo
sin
prisa
en el
paraíso
donde
se palpen soledades
o
nuevas ofrendas
de luz
y amor.