Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
lunes, 24 de octubre de 2016
Mundo ideal
Es
tan sólo con pensarte que yo puedo volar muy lejos conmigo.
Quiero
llevarte bien alto, lejos,
para
que busquemos un mundo ideal
donde
solo juntos hagamos nuestros sueños realidad.
¿Sabes
qué?
Te
has convertido en aire que respiro,
en
la luz que mi vida ilumina.
En
esa canción que quiero cantar contigo.
Eres
todo para mí,
mi
sueño,
mi
ilusión.
Un
mundo ideal contigo es donde haya siempre
un
romance cada vez que estemos juntos.
¡Cómo
decirte que te quiero mío y me quiero tuya!
aún
para eso que se llama eternidad.
En
el mundo ideal ven conmigo,
tiende
tus manos,
tiende
tu cuerpo hacia el mío.
Los
dos buscamos un color,
una
fecha,
un
pecho,
un
sol.
Descansaremos
juntos,
seremos
una sola alma,
un
solo cuerpo.
El
mundo ideal hace latir mi corazón
con
vivencias armónicas y emocionantes
ya que en él estás junto a mí,
amándome
con sólo mirarme.
Es
un modo sagaz,
de
agradecer ofrendas soterradas.
Alquimia
secular de los jardines del alma,
que
trueca los signos del eco
Y
del silencio turbio y apagado
donde
la luz poco a poco nos inunda en alturas infinitas.
En
el mundo ideal nos dormiremos al fin en nuestro sueño,
ávidamente
entre nuestros cuerpos se encontrarán
el
reposo,
la
paz,
el
gozo,
la
felicidad plena.
Y
afanosamente en nuestro lecho tibio de amor
otra
vez será la corporeidad plena
donde
el amor inventa sus encantos fortuitos,
gratificantes,
plenos
de nostalgia,
de
soliloquios,
de
mágicos y tiernos encuentros.
“Ayer acaricié
el pétalo de tu sombra.
¡Qué extraño fue!”
Amor y ruidos
La ciudad nos tira sus ruidos
y en la penumbra de nuestro nido de amor
de mariposas tiernas
tú y yo…
y las caricias desbocadas.
Amor y ruidos,
un bramido rompe la calle,
vieja y de piedras.
Nuestro amor como pájaro sin alas
se acurruca en nuestras bocas desarmadas.
Canta el río sinuoso,
mojado de tipas y empedrados.
En la sed del silencio
y el anhelo
como lenguas de fuego,
se
consumen nuestras formas,
fundidas en un tiempo inagotable.
Amor y ruidos.
Frenadas, humo, arranques,
voces, placer.
Caricias que desgarran,
besos que dibujan
nuestros rostros temblorosos.
Es la ciudad que vive,
mientras va muriendo.
Es el amor que muere cada noche
para nacer…
y volver a morir a cada instante.
“Fue allí donde comenzaron
los secretos,
lo prohibido,
el declive de la vida.
¿Cómo hacer para deshacerme de ti?
Sí por entregarme desaforadamente
¿me perdí y te perdí?”
Llueven mis ojos
Llueven mis ojos,
la lluvia desgrana
el gris celeste de mi mirada.
Mi angustia se prende
en cada gota pordiosera
que me regala el recuerdo
de tus ojos plomizos y aleteantes
sin lluvia que los apague.
Tú eres para mí,
el fino aliento de la aurora
y un abrazo de sentimientos mansos.
Llueven mis ojos,
eres en mis días de tormenta
la claridad ladina que perfora nubes,
la placidez del agua que en mi piel revolotea.
Y toda esa cosquilla
que se mueve por mi sangre
te llama
y te siente mío
para siempre.
Llueven mis ojos,
tú no estás conmigo.
No somos del aire que perdura.
Somos tiempo,
raíces ocultas, encanto ajeno.
Bosques poblados de pinos y eucaliptus,
entre cuyas hojas
mi mano se despide,
extendiendo las palmas al horizonte.
Estoy triste, llueven mis ojos,
estoy en una sombra apesadumbrada y oscura.
Formas efímeras de hierba
con las que mi mano convoca
las alas del otoño
te busco,
te deseo,
con todo mi cuerpo atormentado y sin luz.
“Frente al papel en blanco
armo un rompecabezas de palabras
por colores y formas
separo las piezas
y acerco sus bordes
ya el poema reposa
quieto y en silencio.
La poesía está en todas partes
y no se deja ver”