Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 11 de noviembre de 2016
Maldita cobardía
Maldita
cobardía,
sí
tú, el que se cree único e invencible,
eres
un cobarde mentiroso,
que
no puede enfrentar la verdad,
mirando
a los ojos,
de
una situación quebrada y desquebrajada para ti,
que
venía de tiempo atrás y nunca fuiste valiente,
en
enfrentarme y decirme ya no te amo más,
me
enamoré de otra mujer.
Por
eso en el último instante sin verme,
me
lo hiciste saber,
eres
cruel y la vida te llevará por senderos implacables
y
el infierno lo vivirás acá en la Tierra,
la
felicidad verdadera no te tocará,
porque
no te verá,
ni
la dicha tampoco.
Maldita
cobardía,
vivirás
en un mundo irreal y fantasioso.
Alguna
vez debía decírtelo, nunca lo hice,
lo
hago a través de estas cartas,
que
me llevan a recordar,
momentos
felices que yo creí vivíamos juntos.
Vivimos
vidas diferentes,
ahora
yo libre gozo de estar,
conmigo
misma,
dando
amor por doquier.
Allá,
en el límite sur,
donde
mis dominios terminan,
el
mar aún dulce me entrega sus orquídeas de sales
y
el río del más fino acento te envuelve,
la
cintura,
arrojándome
al corazón bandadas de cardenales.
Maldita
cobardía,
tú,
en cambio,
te
miro en el río,
sin
querer lanzar los barcos,
pues
siempre estarán tus ojos,
vigilando
tu vida equivocada y errónea.
No
tienes alma sana, aunque te cerquen las aguas,
vivirás
fiel a tu destino erróneo.
No
te quieres ni un poquito,
porque
de lo contrario el egoísmo no te hubiera,
envuelto
en una red de tela de arañas,
sin
dejarte salir.
Yo
siento que el río me endulzará,
con
los racimos del cielo,
guardando
para mi alma los secretos,
de
los astros.
Mientras
tu boca enmudece,
la
guitarra está llorando por tus verdades escondidas,
en
el recóndito lugar más secreto de tu duro corazón.
Maldita
cobardía,
voy
cantando en busca de un nuevo amor,
verdadero
y único,
entre
arboles en el río.
Mis
poesías de amor renacen nuevas, frescas,
plenas
de emoción para que el papel en blanco,
que
las espera, las reciba con ansias.
Estoy
feliz en el verde levantado del árbol,
donde
no pierdo mi albedrío
y
en el viento cálido del este
y
aún en la orilla del mar enamorado.
Ahora que no estás
Ahora que no estás,
te añoro y miro por mi ventana
y siento una nostalgia tan grande
que se me cierra el alma
y el día parece llorarme,
lágrimas desconsoladas
cierro los ojos, las preguntas me abandonan,
me hundo en tu querer de ayer,
ese otro hundirse que detrás aguarda,
a la
muerte por no tenerte.
Ahora que no estás,
mejor no amar, mirándome en espejos
complacidos,
deshaciendo esa gran unidad en juegos vanos,
mejor no amar, con alas, por el aire, como las mariposas,
o las nubes flotantes.
Buscaré pesos los más hondos, en ti,
que ellos te arrastren a ese gran centro
donde,
donde yo te esperaré.
Amor total, quererse hasta el más allá.
La forma de querer tú es dejarme que te
quiera.
El sí que te me rindes es el silencio lejano y
distante.
Tus besos son ofrecerme tus labios,
para
que los bese yo,
desde un horizonte infinito.
Ahora que no estás,
y que este cielo me mira con los ojos de tu
vida
y sabes que si no estás conmigo mi pecho por
ti suspira
y la tristeza me oprime el pecho donde tú
anidabas.
Estás dentro de mí que aunque triste,
por tu ausencia siento paz en la presencia,
de los besos de tu boca,
que siento en mis labios tibios como si aún,
me abrazaras y me tocaras.
y poco a poco el agua se va secando,
de la fuente de mis ojos.
Ahora que no estás,
jamás palabras, abrazos, me dirán que tú
existes,
que me quisiste jamás.
me lo dicen hojas blancas,
sin tus poemas de amor.
y yo seguiré abrazada a ti, sin preguntarte
nada,
de miedo a que no sea verdad,
que tú estás conmigo y me quieres.
y me abrazo a ti, sin mirarte y sin tocarte,
no vaya a ser que descubra con preguntas,
sin caricias, esta soledad inmensa de quererte
solo yo.
Ahora que no estas,
¿Dónde estás?
¿En qué me equivoquè?
¿Por qué no sé nada de ti?
Son tantas las preguntas que me hago,
es tanta la confusión,
vivir en un sin saber en medio de la
incertidumbre,
que cada vez se me hace más difícil,
haciendo mi camino más inseguro
y ahora no sé qué hacer…
Me digo a mi misma,
¡debo decir basta!
más no puedo dejar de pensar en ti, no puedo
seguir…
Necesito de ti, de tus palabras,
porque sin darme cuenta te aleje de mí.
lágrimas recorren mis mejillas,
mientras te escribo esta carta,
no sé si volveré a verte sólo sé que te
esperaré siempre…
Miedo a perderte
Miedo a perderte
Ahora que te nombro y te reclamo,
Se aleja un rudo embarazo de silencios
Entre tu cuerpo y mi presencia.
No te vayas, tú eres para mí la vida entera
Recorres mis sentidos sin orillas.
Miedo a perderte
Eres en mi otoño un viento adolescente en primavera
En la estupre de mis cantos se levanta
Y la sangre convoca en apetencia.
Te nombro a cada instante
Y te invoco con pasión y deseo, no me dejes.
Miedo a perderte
En las duros biseles del silencio
El calor de tus hombros enlazaba
La cima de los cielos con la tierra.
Crecías hacia adentro, mi piel con tu belleza
Y al roce, y al llamado de tus ojos…
Se alzaba de mí siempre este poema.
Miedo a perderte
No me abandones, no te alejes, no te pierdas,
Te buscaré entre el follaje de tu pecado
Y en fresco temblor de tu rocío,
Reposaré la cuidad, cada recóndito lugar secreto,
Explorare el río e indagaré por el mar, por mi cantado.
Miedo a perderte
No te encuentro si me dejas sin el verde levantado
Del árbol donde pierdo mi albedrío
Ni en el viento caliente del estío
Ni en la orilla del mar enamorado.
Miedo a perderte
Y así voy por verdes de la tarde perdida
Por siempre en tu embeleso sin sentir el cercado
De tus brazos, ni ver tu fuego que en los pueblos arde,
Te llamo hasta quebrar mi voz, por eso,
Sangra mi corazón y te derramas alejándote
Sin sequia con una palabra de amor.
Miedo a perderte
Si regresas a mí, amado ausente,
El sol iluminara nuestro amor,
Y nuestra sangre con bilirrubina
Combinándose en el fuego.
Están fuertes mis manos y pasa un viento dormido
Ramos verdes que cierran mi sueño
Y torpe seré por siempre.