Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 30 de noviembre de 2016
Tropiezos
Tropiezos
oscilantes,
ondulados,
deslizantes
que me
llevan a un mundo nuevo
cada
día,
exhausta
de ir
tras
aventuras nuevas
en mi
diario vivir.
Caigo,
me
levanto,
vuelvo
a caer
y a
empezar otra vez
la ininterrumpida
danza
tras lo
inesperado,
lo imprevisto
que se
presenta tantas veces
sin ser
buscado
e
interrumpe con suavidad,
con
ternura,
instantes
plenos de amor.
Tropiezos
que siempre me conducen
a
lugares misteriosos
entre
hadas mágicas
y
gnomos y duendes furtivos
que me
guían
para
poder volverme a levantar,
bien
alta mi frente
y no
inclinarme ni resbalar
de a
poco hacia el suelo arenoso
y
oscuro
donde
yace la soledad sufriente.
Tropiezos,
sin tregua,
los
tiré en el aire diáfano
para
que vayan
en
volandas por el cielo
haciéndolos
agua
para
que llenen los cauces del mundo
con
espuma desatada y áurea.
Tropiezos,
deslices
que me llevan a abandonar
mis
esperanzas
pero no
mis prosas poéticas de amor,
las que
dejaré que llenen
miles
de páginas vírgenes
como
bandadas de pájaros al vuelo.
Tropiezos
tambaleantes,
callados
pero
sentidos,
guardados
en el fondo
de lo
que mis manos palpan
y mis
ojos tocan.
Tropiezos
vacilantes,
vulnerables,
aparecen
súbitamente
en
cualquier instante,
en el
menos esperado
y los
dejo pasar
sin
resistencias ni resquemores.
Suspendidos
quedan,
ingrávidos,
buscando
un pequeño resquicio
para
hacerme vacilar
y
sentir esa opresión en el pecho
que
sólo el amor puro puede hacer
que los
deje atrás,
en el
ayer pasado.
Tropiezos,
resbalares
sin culpa,
dificultades
que afloran
como
cactus en el desierto
o como
racimos de púrpura salvaje
que
cuelgan en el ceibal.
Poco a
poco
los
pimpollos van apareciendo
como el
amor en mi alma
y el
canto suave
y
sonoro
que abre
el sendero
a la
esperanza
sin
vacilaciones turbias,
sólo
con certeras creencias
de que
todo, ya pasó.
Querer
vivir anhelando amores
en
infatigable sed de calmas sin tropiezos,
con
ilusiones de vida,
sin
cansancios,
tan
solo con un poco de felicidad
en
instantes inolvidables
plenos
de ilusión,
ideas,
fe,
imaginación,
creando
siempre
sueños
de amor.
Experiencia vivida
Experiencia
vivida,
imborrable,
única,
que
dejó honda huella en mi alma.
En mi
mente
las imágenes pasadas me sonríen,
contemplo
como desde un pasado ignoto
las
emociones profundas
embargaron
mi corazón.
Y en la
mujer poeta
un pájaro, una flor, un mirlo
y una
violeta
habitan en su interior.
Experiencia
vivida
en la
cual amarte me llevó a lo Inmenso,
sumergiéndome
en un océano de amor vibrante,
pleno
de vida.
Nuestros
abrazos eran anhelantes y fundidos,
y
nuestros besos ansiosos y apasionados
en
nuestro nido,
refugio donde nos recogíamos,
replegándonos
cálidamente.
Experiencia
vivida
que
como en una verdadera partitura
nos
amábamos entre ritmos,
estilos
y secuencias sonoras.
Y al
estar juntos,
de mi
alma brotaron mis versos apasionados,
míos,
muy míos,
que te
seguirán buscando
para
que tuyas sean todas las estrofas
que de
mi lira van brotando
como
sones de visiones
que no
dejarán de buscarte.
Experiencia
vivida,
siento que no te he perdido para siempre
aún no estando en el cercado de tus brazos
ni
viendo tu fuego que en los fuegos arde.
¿Recuerdas
nuestras noches juntos?
las siento dentro de mí
y en la
sombra nocturna del éter,
en la
inmensidad
aún
bajo la luna triste y taciturna,
vago en
pálida soledad
como
vagabunda del cielo y la Tierra
con la
perenne inquietud de encontrarte
y
encerrarme en tus cálidos brazos.
Experiencia
vivida
con
intensidad total
ya que
juntos pasamos
por la
senda estrecha
en los
grandes zarzales de la vida,
sin
desgarrar mis blancas vestiduras,
sin
sentir dolor ni pena.
¿Viviré
sin estrechar sin fin, sin pena,
mi gran
amor detrás de tu solo cuerpo posible,
tu dulce cuerpo pensado?
Experiencia
vivida,
¡qué
dicha sentir el cercado de tus brazos
y vislumbrar el fuego de tu mirada!
Entre
temblores, delicias y abrazos
dejamos
siempre atrás el pasado sufrido,
el
pasado ido,
para
vivir instantes de júbilos
y
promesas puras.
¿Podré
vivir en la mitad de ti,
sin
sentir lo que yo más deseo
y ahora no tengo,
tus
besos plenos, nuestros abrazos?
Experiencia
vivida
se
siente tu ausencia,
no te
he olvidado,
te sigo
amando
al son
de mis deseos
como
viola de amor
el ángel verde de la esperanza
me está
guiando hacia ti.
¿Cómo
lograr apoyar
totalmente
mi amor
sobre
tus hombros
y
fundir mi figura con tu bronce
en un
imposible hecho posible?
Experiencia
vivida, única, inolvidable,
imperecedera
para siempre.
Quisiera estar
Quisiera
estar muy dentro de mí,
en ese
espacio secreto, íntimo,
donde
conmigo misma juego
y me
deleito con monosílabos,
ideas, palabras, frases de amor,
que
necesitan volcarse
con
frenesí en pergaminos en blanco
o
minúsculos trozos de papel
que
vuelan con el aire
cual
aves veloces surcando los cielos.
Mi alma
trasluce amor,
lo siento muy dentro de mí,
me conduce suavemente
por
sinuosas colinas verdes
o mares
azules transparentes y cálidos.
Quisiera
estar sumergida
en hondos y misteriosos
lugares
recónditos de mi alma,
sintiendo
la soledad mía, tan mía,
que me
embarga con dulce ternura
envolviendo mi yo todo.
Quisiera
estar llegando
hasta
horizontes infinitos,
en las
auroras plenas de colores
o en los crepúsculos tardíos
que
iluminan con diferentes matices
el
cielo azul.
Quisiera
estar buscando
sin afanes, ni prisas, ni ansias,
el amor
que me espera
en los
confines del orbe.
Ese
amor fiel, verdadero, único,
incomparable, lejano pero cercano,
el cual
anhelo con todo mi espíritu casto y puro.
Quisiera
estar en ese lugar inimaginable,
resplandeciente
de ilusiones
cual
verde follaje de cipreses altos
y
campos florecidos de amapolas,
lirios,
alelíes, azahares
entre
tus fuertes brazos
en un
nido tibio de ternura y amor.
Quisiera
estar rodeada de mantos brillantes
en una
noche iluminada
por una
luna resplandeciente
que
baña nuestros cuerpos
con su
luz de plata.
Quisiera
estar tendida en tu regazo,
envuelta
en tus brazos,
mi
rostro inundado por tu mirada,
tus labios pronunciando mi nombre,
los
míos acercándonos aún más.
¡Cuánta
felicidad nos enlaza
uniendo
nuestros cuerpos y almas!
¡Loor a
ti, Eros, Dios del amor!
La
poesía nos invade,
recorre
los cielos y las nubes,
la esparcen por doquier,
uniendo
corazones sensibles por una eternidad.
Quisiera
estar volando alto
hacia nubes viajeras
para encontrar aún lejos el destino cierto,
inolvidable, único,
donde
las horas en silencio pasan
como
estrellas fugaces con un ritmo lento y acompasado.
Quisiera
estar en ese día
en el
que nos encontraremos,
frente
a frente, tristes
en el
camino de la vida
y así
ofrendarte todo mi ser.
No
transitar por senderos equívocos,
oscuros, misteriosos,
las
huellas largas y angostas,
sí por amplios horizontes claros
y
resplandecientes
donde
el amor renace cada día.
Quisiera
estar reconfortada y calma
haciendo
danzar en una danza sin fin
mis
versos de amor sinceros y diáfanos,
uniendo
tu alma con la mía,
solos
tú y yo
en
noches nostálgicas.