Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 1 de diciembre de 2016
Caricias a mi corazón
Caricias a mi corazón
son tus dulces palabras de amor,
tiernas,
leves.
Dejas en mí
luces brillantes
de colores iridiscentes.
Soy feliz,
te siento dentro de mí,
mi sangre corre a prisa
latiendo en mi cuerpo
con pasión y gozo.
Te necesito dentro de mí,
los vientos se congregan
trayendo hacia mí
las caricias anheladas.
Mi corazón ya no me pertenece,
ha abandonado mi cuerpo
y lo he depositado en tus manos.
¡Cuídalo!
¡Ámalo!
Es tuyo, te pertenece.
Te amo Hoy y siempre,
cada latido de mi corazón es sólo por tí,
¡Cuántas alegrías tremolantes,
gozo inmediato,
caricia que se acerca,
despacio, leve,
a mi corazón tibio de amor!
Consumación feliz de tanta ruta,
último paso, amante,
pie en el aire,
que trae amor,
a donde amor espera.
Caricias a mi corazón,
¡Qué alegría, saber que en cada hora
algo que está viniendo
nos espera!
Como un campanario,
canta la alegría
cuando satisfecho el corazón
y el tumulto brota de la melodía,
de la carcajada,
claro borbollón.
Caricias a mi corazón
que hacen reír, cantar,
y la risa retoza
como un potro altanero y gentil.
¡Lástima que la vida se alboroza
pocas veces así!
Caricias a mi corazón,
con tus manos como plumas
dibujas tu amor con pasión
y suavidad de jazmines.
Mis formas inanimadas
viven, tiemblan,
se hacen carne bajo el cincel
embebido de tu pasión noble y pura.
¡Qué sensación tan profunda
arrancas de mis entrañas!
¡Qué grito de amor desgarra
de mis poros y mi sangre!
Caricias a mi corazón,
me haces temblar de amor
al sentirte a mi lado,
eres dulce, tierno,
suave como terciopelo,
y leve, como tul de encaje.
Caricias a mi corazón
que desgarran besos,
que dibujan nuestros rostros asombrosos,
iluminados de placer y alegrías sin par.
Amante reviví
Amante
reviví
volví
a ser la mujer,
enamorada
del amor,
porque
encontré en ti
la
ternura, el mimo, la nobleza,
la
alegría de tú corazón.
Amándote
reviví,
mi alma
se colmó,
amor,
alegría, gozo,
Placer
de placeres.
Tú eres
mi amor de verdad,
lo
imposible siempre llega.
Felicidad
destilada
por el
tiempo en sus colmenas,
por el
aire o por abejas.
Aprendí
con paciencia a esperarte,
A
sentir tú presencia llegar,
despacito,
besándome
el cuello,
las
manos mi todo.
Amándote
reviví,
me
llevaste por el sendero,
que
inspiró la poesía.
En un
raudal de inspiración
que es
fragor de lucha en el día,
y en la
noche meditación.
Nuestro
primer beso de amantes
¡asombro!
¿Es
obra humana tanto gozo?
¿Podrán
los sabios repetirlos?
Vuelan
hacia el segundo beso
más que
beso claridad,
quieren
buscar la certeza alegre
de su
don de hacer milagros.
Amándote
reviví,
mis
armoniosas risas y lloros en flor,
se
congregaron al rumor de las alas de mis sueños.
¡Versos!,
con ímpetu alado
al
ideal ascended
y en
las estrofas verted
el amor
que por ti siento.
Ahora,
contigo a mi lado,
río,
canto,
bailo,
amo,
mi
cuerpo vibra junto al tuyo.
Amándote
reviví,
Cuando
abrí la puerta de mi vida,
el
perfume lejano de tú ausencia
me
acarició la piel.
Sentí
que me abrazaban,
‘’en su
silencio’’, me dije.
Era tú
silencio colmado de amor,
que se
acerco muy cerca mío
con el
fuego de tu piel .
Amándote
reviví,
obediente
al ardor de un mediodía
muerdo
la fruta nueva.
La boca
anhela el más celado jugo
del
anhelo que me pasa.
Besos
para ti,
contigo
reviví,
presiento
en cada instante,
la
dulzura de la primavera,
pulpas
de enero,
azúcares de marzo,
día a
día,
sumados
a la almendra.
Contigo
reviví,
Amándote
en una consumación feliz que trae amor,
A donde
amor espera.
Nadie
Nadie,
no fue nadie ni nada,
la Muerte me llevó
por vericuetos misteriosos
atravesando murallas,
abismos, cuevas,
llevándose con ella mis amores,
mis
alegrías, mis risas,
mis
poemas, mis danzas.
¿Por qué hizo esto?
¿Cuál es la razón de este secuestro no tan
furtivo?
Me llevó lejos de ti,
mi amante, mi amado.
Nadie,
voy en busca de la clave
o algún poema en alguna flor
para descifrar el tiempo que nos queda,
mírame sin los ojos
para fraguar en el confín del infinito
y sobreviviré en la memoria de un beso.
Esto sería posible,
caer
en el abismo sin fondo
a inaugurar la memoria vacía
frente al silencio eterno de la Muerte.
Nadie,
sólo nos queda reptar
en los polvos de los huesos de nadie
y
esperar en ese sitio la luz
que borre mi nombre y mi sombra
de la historia de todos.
Tendré que escribirlo todo para no olvidar,
o morir con una granada de palabras
y miles de preguntas como esquirlas.
Danzan en el viento
las hojas amarillas del otoño
presagiando la arritmia
del pulso de la Muerte.
Cargo mi equipaje de rosas marchitadas,
el herrumbre de la sombra
y un nombre como tantos.
Arde y cruje la madera,
esparciendo las cenizas
de este crematorio de esperanza.
El tiempo acalla voces,
el recuerdo horada surcos de dolor,
todo conspira la herencia de los muertos,
el frio del invierno,
el silencio de los pájaros.
Nadie,
sin ti soy nadie,
te necesito muy junto a mí
en la vida y en la muerte,
acá y más allá,
cerca y lejos.
En el paisaje celestial se posa la mirada
del ojo que no existe,
bajo el pie del caminante,
el hueco interminable del abismo.
La memoria juega el juego del olvido
sin nombre que me nombre,
se agrieta esta montaña de silencio
y hace cumbre la última palabra
¡Adiós!