Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 29 de diciembre de 2016
El intruso
El intruso,
en una noche trágica,
sollozante,
entraste en silencio en mi vida
para hacerla florecer
en tu boca tempranera.
Desde ese instante
mi mundo de luz
se transformó
en un roquedal oscuro y triste
y el dolor inundó mi alma
en lugar del amor verdadero
y único que me colmara de felicidad,
sin historias de heridas ni temores,
sin fracasos traicioneros.
El amor
me abandonó las caricias,
los cariños,
la fe,
la fuerza de vida,
las alegrías y las risas
desaparecieron en la nada.
Mi mundo pleno de amor puro
cerró las puertas al cielo al entrar tú
el intruso a mi vida.
¿Por qué razón llegaste?
¿Qué querrías de mi?.
El intruso
solo me dio un amor falso,
insensible,
egoísta y cruel.
¡Ahora basta!
¡Aléjate intruso de mi vida!
No quiero sentir mas
la cascada de tu risa
sarcástica e irónica
navegando en mi recuerdo,
la cadena de tus brazos
arropándome en tu pecho.
El intruso dejó su olor en mi piel,
huelo a él,
me persigue su olor,
me persigue y me posee.
Sentir de ti,
intruso,
no quiero tu palabra enamorada
acariciando mi lamento
y la lluvia de tus montes
seduciendo mis silencios.
Sentir no quiero más,
intruso,
tu colinas encrespadas
devorando mis desiertos
y el oasis de lujuria
que tejías con el beso.
El intruso,
sentir no quiero el halcón de tu mirada
desafiando mis intentos
y el amor de tu capricho
galopando en mis inviernos.
Sentir no quiero el perfil
de tu silueta esculpiéndose
en mi huerto
y ni someterme más
al primer roce de tu fuego.
Sentir no quiero la agonía
que se siente al sentir
que no te tengo
¡Déjame sola tú el intruso,
no quiero oír más tu voz!
Esta soledad no me deja en paz,
si tú intruso mío
no estás nada es igual.
El intruso que un día fue todo para mí
en el decir claro de un te amo,
sin regatear ni una sola letra,
dando por completo la pasión
y el corazón en una mirada.
Intruso,
efímero sueño concluido,
¡qué amargo pesar
ahonda la pena!
Escuchemos juntos
Escuchemos juntos una
dulce melodía,
armoniosa que nos
permita danzar juntos
con ansias de seguir
viviendo el hoy
hacia un futuro pleno
de promesas.
Escuchemos juntos
la lluvia golpear en
los cristales,
el viento apenas
puede llevar la mar
las nubes con su
carga.
Escuchemos juntos el
silencio,
nada responde y todo
mi ayer
se junta en un
instante,
me pregunto,
¿para qué?
si son recuerdos como
una brasa
ardiente en mis
entrañas,
es lo mismo que
lleguen o partan
como relámpagos que
estallan en la sombra,
vienen y van,
¿para qué?...
si con morir ya
alcanza.
Escuchemos juntos las
gotas de agua
caer en nuestro
cuenco de amor
cuando llueve en la
calma de la tarde,
te siento conmigo,
te siento en mi
sangre,
cuando llueve,
te tengo,
nada puede sacarte
de mi lado
y me duele…
Mis pasos te seguirán
buscando
como visiones de
sones acompasados
y corro a regiones
ignotas
en un pentagrama
vacío
que busca y no
encuentra sus notas
que en lejanías se
esconden
y se guarecen en
frondas de tupidos follajes.
No lo entiendo,
no logro entender
como se puede herir
de esta manera,
¿por qué después del
sol radiante,
la fría noche se hizo
eterna?
y él,
en quien creí,
estalló como una copa
de fino cristal
en mil pedazos que
impregnaron el aire
en un vacío irrecuperable.
Como duele la quimera
del tiempo,
escucho el eco del
olvido
mientras nada hay que
no te recuerde,
mientras en la tarde,
llueve.
Espejismo
Espejismo,
tú eres un espejismo en mi vida,
eres una mentira de agua y sombra
en el desierto de mi existir.
Espejismo,
tú no brillas en mi vida,
aunque brilles con una luz de agua.
No amarras aunque amarres la vida.
No llegas aunque llegues,
no besas aunque beses…
Reflejo,
falsedades de agua en tus ojos
que como prismas de plata
no brillan con el amor que dices sentir.
Espejismo,
eres el verde que no existe,
la frescura de ninguna brisa,
la palabra de fuego
que nadie escribió sobre el muro
de mi vida…
Yo misma,
proyectada en la noche por mí,
en ensueño,
¡eso eres tú!...
Espejismo,
sólo eres el espejismo de lo que un día fuiste,
una luz difusa que se apagó en la nada
cuando la memoria del tiempo
se propagó en el más allá.
Espejismo,
ilusión de entretejer
lenguajes entrecruzados,
engaños de tu voz,
de tu susurro,
de tus te quieros apasionados,
eras delirios de un amor fracasado,
antes del sollozo de los sauces
y de las flores que acabaron en rimas,
versos que empezaron tallos.
Espejismo,
fuiste tan sólo inocente tacto
de tu trémula mano
que volvió derrotado como visión de engaño.
No eres más el único y verdadero
ni el gran dolor que consuela
al desnudo del alma.
Espejismo,
sólo pasiones aparentes,
falsos besos,
¿de dónde se han oído?
¿Cómo se creen reflejados
en esa forma turbia de un espejo de agua?
Cruzando concéntricas tinieblas entre luces,
vagas historias de amor,
creídas por mi verdaderas y por ello,
día a día,
noche a noche estoy volviendo a mi interior
para encontrarme a mi misma,
limpia, casta y pura,
con fe en que los espejismos desaparezcan
ya de mi vida y broten nuevos arrullos
a mi alma triste,
dulce y melancólica en claridades de luna
y brisas del jardín florido.
El húmedo espejismo
borró toda la gala matutina,
ni un árbol,
ni una nube se destaca y
a en esta blanquecina cerrazón
que entristece el alba y no ilumina,
débil luz crepuscular y opaca,
¡eso eres tú!
Espejismo,
¡hálito de abismo!
flotas en esta alborada agonizante
que me fatiga y marea
y me marca de oscuros pensamientos,
obsesionantes.
¡Desaparece ya!
¡húndete en el más allá,
en el desierto lejano!
¡Déjame vivir esperando
sin cansancios ni desalientos,
el amor que me busca detrás de ti.