Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 4 de enero de 2017
Mi recuerdo eres tú
Mi recuerdo eres tú
(parece que flota…
es tan suave su ir y volver
bajo el fanal errante de la luna
confidente del bardo peregrino)
Mi última esperanza
(irradias en la sombra
todavía siguiendo un ideal
que no se alcanza,
merodeando en la sombra
la ilusión perdida que fue mi guía)
Mi recuerdo eres tú
(y hoy,
en este otoño que estoy viviendo
y que la vida empieza a declinar,
se encuentra mi corazón
solo y cansado,
sólo me hace feliz tu recuerdo
turbando el nocturno desasosiego)
Mi última esperanza
(tú, mi todo,
eres el que despiertas
con cada triste sonido,
lento toque de notas vagas
que el viento lleva
a flotar como doliente gemido
y de la noche en calma,
tú mi melancólico
me haces estremecer el alma
en vibraciones impredecibles)
Mi recuerdo eres tú
(fuiste mi mundo de venturanza
que me llevó a la plácida nota larga,
tu voz me sigue acariciando
y como un suave reproche
se desgrana en la calma noche
las perlas de las delicias vividas a tu lado)
Mi última esperanza
(¿es que acaso ya no estaremos más juntos?
Quiero flotar en el éter la aúrea nota
que nos unía en un bálsamo efluvio
de noche primaveral.
¡Ven a mí!)
Mi recuerdo eres tú
(¡qué instantes más frenéticos y voraces
vivimos tú y yo!
bajo cielos escarlatas
que se extendían inflamando mantos
sobre nuestros cuerpos)
Mi última esperanza
(no quiero que seas mi silencio total
en un viaje completo de la vida,
te quiero en su trayecto en bacanales,
algazaras, proezas musicales,
en una gesta al abordaje de la felicidad
y de la paz eterna)
Mi recuerdo eres tú
(por ti anduve en el mar,
altiva como una ola,
una ola desnuda y sola estallando
en cada cabriola y desgranándome
al recordarte en cada instante)
Mi última esperanza
(por ti,
un hondo estremecimiento
se aquerenció en mi interior
y destelló en derredor,
un símil del paraíso
al pensar en ti)
Mi recuerdo eres tú
(serás siempre
un horizonte plomizo en mi vida
quedando siempre
un goce en mi corazón
y en mis manos desoladas,
entristecidas, marcadas,
donde mi piel te recordará siempre)
De nada me arrepiento,
pues la verdad de un momento
se grita como absoluta
aunque al final de la ruta
otra verdad la reemplace.
Viví desde la cima a la cumbre,
ardida en ardientes lumbres,
en un eterno recomenzar.
Desdén
Desdén,
palabra no
pronunciada
cuyo significado hace
estremecer mi alma,
nunca lo sentí
en ningún momento de
mi vida
hacia nadie,
pero en este instante
surgió en mi mente,
¿cuál es la razón?
Desdén,
es lo que conmueve
las fibras
más íntimas de mi
ser,
es el desaire que a
veces por instantes
inunda nuestras almas
por el dolor que
alguien nos provocó.
Si se acerca el
desdén
muestro desprecio
poniendo a prueba el ingenio
con sagaces aforismos
que me llegan
subrayados
con significativas
miradas de envidia,
celos, menosprecio,
a los que respondo
con total
indiferencia
sin inquietarme un
ápice,
sin juzgar actos y
pensamientos malsanos,
me inunda una
tolerancia objetiva
hacia su existencia
y por segundos me
invade
un profundo
desagrado.
Frío desdén,
mi rostro llevado del
desprecio
y la diversión esboza
una expresión de ira
y amargura
que dura tan sólo un
instante
ya que vuelvo a ser
yo,
la pura mujer poeta
que es totalmente ajena
al mundo material que
me rodea.
Mantendré con aguas descendidas
por las fieles
veredas de mi pecho
todo el amor que me
inunda
cuando el cielo se
afila
al conjuro de un
sutil cosquilleo
de flautas que alejan
de mí sentimientos
malvados.
La última estrella
remisa
abandona su puesto de
guardia
desde donde los
ángeles
me protegen y cuidan
para que mi alma
encendida y liviana
lleve su amor por
doquier.
Desdén,
no estás en mí tratando
de sacarme de mi vida
casta
para arrástrame con
sed de verme
en el silencio del
mundo
de las sombras
miedosas,
delgadas, oscuras,
para que me interne
en el inframundo
de lo desconocido.
No lo lograrás,
la luz brillante me
envuelve
en el gran aire vacío
de dudas,
dolores, penas y
soledades,
entre azares sin
respuestas.
¡Qué gran plenitud
vivir en paz y armonía
desoyendo las
palabras sin color,
tan vagas como las
sombras!
Entre jazmines,
rosas, azucenas,
alelíes,
están los nombres de
los que no mienten
ni hacen daño ni te
hieren,
mientras haya cantos
en la oropéndola,
la vida es felicidad
plena.
El futuro es
distancia,
no deseo perderme en
lo venidero,
quiero acercarme a mi
presente
sin desdenes que me
acosen
en las largas
dulzuras del minuto
de tiempo al tiempo,
sin torpes
atropellos,
entre quietudes y
calmas,
el alma se enaltece
en búsqueda de la
verdad.
Momentos precisos
Momentos
precisos,
sorpresivos,
no esperados, únicos.
Nos
encontramos sin buscarnos,
nos
miramos hasta el fin
de
nuestros días.
Momentos
precisos,
plenos
de amor, gozo,
placer
de estrecharnos
en
nuestros cuerpos
ávidos
de ser amados.
¿Por
qué ahora, cuando ni lo intuimos,
ni lo
percibimos, nos encontramos
en un
instante vacío de amor
en
nuestras almas?.
Eres la
frescura del aire que respiro,
el
aroma del bosque umbrío,
la
espuma del mar en calma,
el aire
diáfano del día azul.
Momentos
precisos,
surgidos
de la nada,
de lo
profundo de nuestras vidas,
cual
mágicos momentos irreales y misteriosos.
Momentos
precisos,
plenos
de dichas, de emociones intensas
que
hacen que la sangre corra por mi cuerpo más aprisa,
entre
arpegios y bemoles,
música
sincopada de cuentos inventados.
Momentos
precisos,
necesarios,
anhelados, con todo el amor
que se
puede esperar en tan sólo un beso apasionado
entre
suspiros de gozos y placer.
Te
quiero junto a mí, quiero sentir tu latir,
tus
emociones, tu calor cerca de mi cuerpo.
Momentos
precisos,
el oído
pegado sobre el ángel que custodia
el
hechizo de tus sueños
mi mano
angustiándose en el aire
por el
largo alumbrar del movimiento
con el
pulso agitado de la sangre
sobre
el somnoliento silencio
se quema
las llamas del placer y el gozo
como un
ave de marfil en primer vuelo.
Momentos
precisos,
aquellos
los preciados, los queridos, los anhelados
con
frescura de amapolas y espigas
brotando
verdes en la hierba.
Ahoga
en desazón al pensamiento,
se
detienen las horas de la espera
en el
momento inolvidable de este instante
donde
yo espero que nazca en tus ojos
el
verde que refresque mis sentidos.