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Sed de ti



Sed de ti,
de tus besos dulces
y de tus caricias aterciopeladas,
de tus abrazos abiertos y afectivos.

Cuando pienso en ti,
mi rostro recupera perfil y mirada
y mi alma encendida y liviana
vuela con lazos azules
saltando árboles
en una rápida salva de pájaros.

Sed de ti,
de tu cuerpo desnudo junto al mío
entre rumores de palabras de amor.

Y en el filo de la madrugada,
mi sed se acrecienta
con partituras distintas
que emplazan casi siempre,
renovando el diseño.
la textura,
el color de la trama de mi sed por ti,
ahora que te nombro y te reclamo.

Sed de ti,
cuando el cielo se afina,
al conjunto de un sutil cosquilleo de flautas
la última estrella remisa,
abandona su puesto de guardia,
me gusta perderme en ti,
en todo tu cuerpo,
en tus ojos,
en tus brazos,
en tus dedos entrelazados.

Sed de ti,
me gusta sentir tu sabor,
tu aroma,
tu olor a bosque umbrío,
tu mirada intensa
que me traspasa el alma.

Tu eres mi hombre,
o el espejo y tu rostro,
donde se refleja la historia,
el aledaño del amor,
sin sombras furtivas y rumorosas
que crucen como un galopa antiguo
el umbral de mi cuerpo esperándote.

Sed de ti,
grito,
clamo,
sostengo mi mirada entre fulgores de ira
por no tenerte.

Sed de ti,
mi boca te busca
con un ansia certera e increíble.

Entre tú y mil mares





Entre tú y mil mares
se alza en el aire
nuestro reencuentro irreal,
mágico,
como un interminable túnel de amor.

¿Cómo me vas a explicar
la dicha de pensar que estamos juntos?,
si no sabemos
cuándo ni cómo,
dónde,
nos veremos alguna vez
en un instante mágico.
La distancia nos idealiza,
nos desdibuja,
nos enaltece,
nos une.

En nuestros ojos,
visiones,
visiones
y no miradas
nos separan mil mares,
distancias sin datos,
ni signos.

No percibíamos lugares,
colores,
tamaños,
sólo percibíamos nuestra unión,
fusionada con esa fuerza
estruendosa
que es el amor.

Tan sorprendida
y anhelante,
estaba yo,
sintiendo,
que mi mirada
en el aire,
al vuelo,
te soñaba
y me soñaba la tuya.

Palabras sueltas,
palabras,
deleite en incoherencias,
no eran nada más
que signos de cosas,
voces puras,
voces para no ser olvidadas.

Entre tú y mil mares,
naciste al son de mis deseos,
te necesito aún en la lejanía,
e inquieta la vigilia de mis ojos
van en busca de tu imagen
entre los mil mares
que nos separan.

Naciste al son de mis deseos,
entre la cima de los cielos
con la tierra
y el llamado de tu mente,
se alzaba,
de mi sangre
en este poema.

Entre tú y mil mares,
las estrellas brillan
para nosotros
y entre temblores de ansias
nuestros incorpóreos cuerpos
se abrazan entre hálitos
de amor
completo y total.

Te siento llegar
en mis solares,
entre nubes altas y calmas,
te conozco por tu aroma,
tu leve presencia,
y te proclamo
mi único y verdadero amor.

Entre tú y mil mares,
estoy más unida a tí
que si estuviéramos juntos.
Vive mi mirada en tus ojos,
mi inquietud primera,
recién amanecida
en tus pestañas cerradas
y poco a poco
se asoman a mi pecho,
tus sentidos,
y tiembla mi cuerpo
aunque mil mares nos separen
porque el secreto de nombrarte
en silencio,
me da amor y vida.





Despertar a tu lado





Despertara tu lado,

¡qué alegría, 

qué placer,

que gozo sin fin!
Sentir tu respiración a mi lado,
tus brazos rodeando mi cintura 
y en mi duermevela matinal todo es armonía.
Soy un cuerpo y un alma feliz,
tu estás a mi lado,
tu ternura me inunda el corazón
y al darme vuelta siento en tu pecho
el latir de la emoción de tu corazón feliz.
Despertar a tu lado, siempre lo anhele
y por fin llegó el instante de gozar a pleno. 
Es tan sólo un momento de felicidad. 
¡Que hermoso es!
Siento latir tus venas estremeciéndose a mi lado.
Mis lágrimas de felicidad corren
y la noche es extensa en esos momentos especiales 
de un placer inesperado.
Despertar a tu lado, es el Paraíso,
sentir tu piel en contacto con la mía,
tus besos ardientes dan fuego y pasión,
Queman como un volcán ardiente tus caricias que dejan huellas sobre mi.
En el espejo hallarás la memoria que dejaron tus manos
y las mías cuando estuvieron en tu piel.
Iluminas mi lado oscuro de mi alma.
Entre colores y hojas los dos nos desnudamos de ropas y pudor.
Aquí estoy cabalgando el recuerdo de la noche contigo,
supe que vendrías apresuradamente a compensar el tiempo que perdimos en romances ajenos. 
Por eso a tu llegada para tus manos ávida  yo tuve el cuerpo abierto.
Otro viento aviva la misma llama 
que hoy es canto que arde en la sustancia misma del poema. 
Cuerpos alucinados que nos unen a pleno,
nuestras manos son instrumentos de pasión
que palpitan juntas en un cielo que estremece el deseo con promesas de canto


                       "Para ti la parábolas 
                        nocturna 

                        de daño venusino 

                       para salir de la noche
                         hacia la transparencia  
                         vespertina"