Páginas

Perdedor


Perdedor.

No eres nadie,
solamente en ser fatuo,
orgulloso,
te crees dueño de este mundo,
como único ser de esta tierra.
¿Por qué eres así insensible y egoísta?

Perdedor.

La vida es hermosa,
plena de amor en el Hoy
y tú ni lo percibes,
vives en el resquemor de un egoísmo sin fin.
No te has dado cuenta,
de que en tu forma de ser
eres infeliz y desgraciado.

Perdedor.

Te crees el dueño de la verdad,
y con mentiras hieres y lastimas
a los seres sensibles
que tienes a tu lado.
Te amé con toda mi alma,
mi sensibilidad a tu lado
me hacia erizar mi piel,
eras mi todo
y de pronto desapareciste.

Perdedor.

No sé como llegaste a nuestro mundo,
creyéndote único,
altivo,
y no amando a nadie,
solo a ti mismo.
Fingías ser romántico,
sensual, carismático,
pero todo no era verdad.
Mi amor se fue volando
cuando me di cuenta
 de cómo  realmente eres,
mujeriego,
caradura,
conquistador,
mentiroso,
pero dejaste una herida en mi corazón,
que el tiempo fue cerrando.


Perdedor .

Ya no pienso más en ti,
no hablo de ti,
no existes,
no eres nadie.

Perdedor.

Palabras generosas,
destrucción en tus manos,
tienes un corazón sediento de amor,
destructor de inocencias,
que siembras lágrimas,
como un manto salado,
que cubre el mundo entero.




Soy mujer


No soy la de entonces,
aquella que dibujaba, el eco más profundo
que se perdió en la música.

Soy mujer.

No soy quién, a la muestra de tu orgullo,
busca la sombra,
la sal que conserva el rumor de un canto;
mientras clamo repentina
y puedo devolver la satisfacción:
de alguien,
que pide para los míos,
 que vuelve
y como fantasma insomne entre los sueños
la vida esparce golpes implacables,



Soy mujer.

Busco un sito;
donde el más viejo dice mi nombre
y un abrazo suyo, simula la palabra:
-¡Tengo la sombra de alguien!-
y su voz hace coro en mi verdad,
sobre de un camino,
desde entonces nunca soy la misma,
la sal se perdió en el silencio de una voz lejana.

Soy mujer.

Hollando voy los restos
de tantas perfecciones abolidas.
Años, siglos por siglos acudieron aquí
a posarse en ellas;
arcillas o granitos.

Soy mujer.

Linajes de humedad, frescor edénico,
No piso la materia, en su pedriza



Piso el mayor dolor, tiempo deshecho.

Soy mujer.

Tiempo divino que llego a ser tiempo
Poco a poco,
mañana tras su aurora,
mediodía camino en su véspero
Estío que se junta con otoño,
Primaveras sumadas al invierno.

Soy mujer.

Hollando voy las horas jubilares:
triunfo, toque final, remate,
término ya por constancia o por milagro
obra que se acaba o empezó proyecto.

Soy mujer.

Lo que era suma en un instante es polvo,
 ¡qué derroches de siglos!
No se derrumban piedras, no, ni imágenes:
Lo que se viene abajo es esa hueste
De tercos defensores de mis sueños
La vida es una sola…




¿TE ENCONTRARÉ ALGÚN DÍA?


¿Te encontraré algún día?
yo estaba detenida en el grave concierto del otoño,
escuchando  como los violines agitaban un mar de hojas
y tú llegaste desde tu lejanía,
de tu horizonte grave como un ceño fruncido
y con una  leve sonrisa disipaste para siempre
las neblinas que envolvían tristemente mi alma desolada.
Mi corazón descansa ahora
en la rama breve de tu pecho
y aunque muera, sé que vivo  en los lirios futuros de tu cuerpos .
¿Te encontrare algún día?
no importa, si me sucede
ya estoy entre tus brazos estremecida
en esta cercana lejanía.
En el rojo silencio
De tus ríos interiores bien oculta
Duerme la esencia  de tu ser
que adivino en la fugaz luz de tus ojos
que me buscan desde la distancia.
Ha de estallar mañana  este amor mío
oculto retenido en pimpollo donde mi alma,
cercada de tinieblas,
al infinito se alarga.
¿Te encontraré algún día?
Quien lo sabe,
te  buscaré  entre el follaje  de tu prado
y en el fresco temblor  de su rocío ,
repasaré  ciudades ,explorare  ríos
e indagaré  por el mar mi cantado.
Tú no estás en el verde levantado  del  árbol
Donde perdí mi virginidad y mi albedrío,
ni en el viento caliente  del estío
ni en la orilla del mar  embravecido.
¿Dónde  estás?
en mi alma muy dentro,
donde nadie nos toca
donde estamos siempre juntos.