Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
jueves, 26 de enero de 2017
Perdedor
Perdedor.
No
eres nadie,
solamente
en ser fatuo,
orgulloso,
te
crees dueño de este mundo,
como
único ser de esta tierra.
¿Por
qué eres así insensible y egoísta?
Perdedor.
La
vida es hermosa,
plena
de amor en el Hoy
y tú
ni lo percibes,
vives
en el resquemor de un egoísmo sin fin.
No
te has dado cuenta,
de
que en tu forma de ser
eres
infeliz y desgraciado.
Perdedor.
Te
crees el dueño de la verdad,
y
con mentiras hieres y lastimas
a
los seres sensibles
que
tienes a tu lado.
Te
amé con toda mi alma,
mi
sensibilidad a tu lado
me
hacia erizar mi piel,
eras
mi todo
y de
pronto desapareciste.
Perdedor.
No
sé como llegaste a nuestro mundo,
creyéndote
único,
altivo,
y no
amando a nadie,
solo
a ti mismo.
Fingías
ser romántico,
sensual,
carismático,
pero
todo no era verdad.
Mi
amor se fue volando
cuando
me di cuenta
de cómo
realmente eres,
mujeriego,
caradura,
conquistador,
mentiroso,
pero
dejaste una herida en mi corazón,
que
el tiempo fue cerrando.
Perdedor
.
Ya
no pienso más en ti,
no
hablo de ti,
no
existes,
no
eres nadie.
Perdedor.
Palabras
generosas,
destrucción
en tus manos,
tienes
un corazón sediento de amor,
destructor
de inocencias,
que
siembras lágrimas,
como
un manto salado,
que
cubre el mundo entero.
Soy mujer
No
soy la de entonces,
aquella
que dibujaba, el eco más profundo
que se
perdió en la música.
Soy
mujer.
No
soy quién, a la muestra de tu orgullo,
busca
la sombra,
la
sal que conserva el rumor de un canto;
mientras
clamo repentina
y
puedo devolver la satisfacción:
de
alguien,
que
pide para los míos,
que vuelve
y
como fantasma insomne entre los sueños
la
vida esparce golpes implacables,
Soy
mujer.
Busco
un sito;
donde
el más viejo dice mi nombre
y un
abrazo suyo, simula la palabra:
-¡Tengo
la sombra de alguien!-
y su
voz hace coro en mi verdad,
sobre
de un camino,
desde
entonces nunca soy la misma,
la
sal se perdió en el silencio de una voz lejana.
Soy
mujer.
Hollando
voy los restos
de
tantas perfecciones abolidas.
Años,
siglos por siglos acudieron aquí
a
posarse en ellas;
arcillas
o granitos.
Soy
mujer.
Linajes
de humedad, frescor edénico,
No
piso la materia, en su pedriza
Piso
el mayor dolor, tiempo deshecho.
Soy
mujer.
Tiempo
divino que llego a ser tiempo
Poco
a poco,
mañana
tras su aurora,
mediodía
camino en su véspero
Estío
que se junta con otoño,
Primaveras
sumadas al invierno.
Soy
mujer.
Hollando
voy las horas jubilares:
triunfo,
toque final, remate,
término
ya por constancia o por milagro
obra
que se acaba o empezó proyecto.
Soy
mujer.
Lo
que era suma en un instante es polvo,
¡qué derroches de siglos!
No
se derrumban piedras, no, ni imágenes:
Lo
que se viene abajo es esa hueste
De
tercos defensores de mis sueños
La
vida es una sola…
¿TE ENCONTRARÉ ALGÚN DÍA?
¿Te encontraré
algún día?
yo estaba
detenida en el grave concierto del otoño,
escuchando como los violines agitaban un mar de hojas
y tú
llegaste desde tu lejanía,
de tu
horizonte grave como un ceño fruncido
y con
una leve sonrisa disipaste para siempre
las neblinas
que envolvían tristemente mi alma desolada.
Mi corazón
descansa ahora
en la rama
breve de tu pecho
y aunque
muera, sé que vivo en los lirios futuros
de tu cuerpos .
¿Te
encontrare algún día?
no importa,
si me sucede
ya estoy
entre tus brazos estremecida
en esta
cercana lejanía.
En el rojo
silencio
De tus ríos
interiores bien oculta
Duerme la
esencia de tu ser
que adivino
en la fugaz luz de tus ojos
que me
buscan desde la distancia.
Ha de estallar
mañana este amor mío
oculto
retenido en pimpollo donde mi alma,
cercada de
tinieblas,
al infinito
se alarga.
¿Te encontraré
algún día?
Quien lo
sabe,
te buscaré
entre el follaje de tu prado
y en el fresco
temblor de su rocío ,
repasaré ciudades ,explorare ríos
e indagaré por el mar mi cantado.
Tú no estás
en el verde levantado del árbol
Donde perdí
mi virginidad y mi albedrío,
ni en el
viento caliente del estío
ni en la
orilla del mar embravecido.
¿Dónde estás?
en mi alma
muy dentro,
donde nadie
nos toca
donde
estamos siempre juntos.