Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
viernes, 24 de febrero de 2017
Navegaré
Navegaré en tus olas azules
y verdes para enamorarte
y cada vez más cerca estaré junto a ti
donde las olas muy azules
se confunden con el cielo en el mar.
Y en la calma se arrulla
la ternura infinita de amar
y así las olas mecidas en alta mar,
pegadas,
muy juntas y solas
hacen que quiera estar bajo el resplandor
de la luna viéndonos románticos y deseosos,
tú y yo con las olas del mar.
Navegaré en tu vida como un leve rumor,
como una brisa,
llegaré a tu frente como nardo desvelado
con tan solo recuerdos y sonrisas.
Tú eres todo para mí,
mi canción,
mi mar templado,
el pulso de mi sangre,
mi llanura,
donde duermo sin sueño ni pecado
y eres mi apoyo
donde con ternura este amor
trasciende lo ya vivido.
Navegaré en tu mar de amor infinito,
me adentraré en tus aguas en calma
y navegaré junto con tu alma
hasta descubrir tu íntimo laberinto.
Trazaré una huella de navegación
de millares de años,
alrededor del mundo,
buscándote amor,
en el agua de todos los océanos.
Navegaré hacia ti,
tú eres el amor y la playa,
mi luz desconocida,
mi fuente iluminada,
déjame quererte amor,
déjame estar en ti.
Cúbreme con tu arrebatadora espuma
del mar embravecido,
que yo saldré triunfante,
hollando en una diadema
de suspiros brillantes
y una lluvia de jazmines
y estrellas palpitantes.
Navegaré sobre mi propia estela,
siempre viva,
dispuesta a todo,
a vivir con amor y alegría,
aún cuando cambie el viento
y se den vuelta los paisajes
y en mis blandos oleajes
por mis flancos tú alelí resbala.
Navegaré,
mientras el mundo canta,
cae la luna y el amor renace
y te soñaré surgido del mar,
sano y fuerte para abrazarme
y suspenderme en esa abierta playa mía.
Quieta estoy escuchando
el corazón azul del oleaje,
que eres tú el que viene
por la espuma.
Bésame amor que en esta noche triste
te diré los poemas que mis labios
no se atrevieron y llegarán al papel
donde nadie más los espera.
¿Dónde estás?
Dime amor mío
¿No me sientes llegar
como una lágrima buscándote
por encima del mar?
Navegaré hasta el fin para que me sientas
y escuches decir que te amo.
Tarde de lluvia
Tarde de lluvia,
la tarde está llorando
y es por ti.
La lluvia
se desliza por el vidrio de mi
ventana
y a lo lejos vislumbro tu figura
tierna y apasionada,
imposible acercarme para tocarla.
Tarde de lluvia,
te necesito a mi lado,
sentirte cerca,
abrazarte y estar oyendo el
viento
que apenas puede llevar al mar
las nubes con su carga.
Hay silencio,
nada responde y todo mi ayer
se junta en este instante.
Cuando llueve te mezclas con la
lluvia,
cuando llueve en la calma de la
tarde
te siento conmigo,
te siento en mi sangre,
cuando llueve te tengo,
nada puede sacarte de mi lado y
me duele…
¡Cómo duele la quimera del
tiempo!
escucho el eco del olvido
pero nada hay que no te recuerdo
mientras en la tarde llueve.
La lluvia cae,
moja mi alma,
¡cómo quisiera que aquí
estuvieras!
me dieras calma,
esa calma que el amor sólo sabe
dar…
y no mira nada para entregar.
La lluvia golpea
con sus caricias húmedas las
aceras quietas,
silenciosas,
tus pasos están en otras veredas,
mis pasos van en sombras a otros
destinos…
EL viento doblega los árboles,
sus hojas se sacuden
y mis manos te dibujan en la
oscuridad
donde te sueño.
La tarde se colma de lluvia
y cierro mis ojos,
te veo, te palpo,
te siento,
eres parte de las sombras
que me envuelve.
Escuchemos juntos
con la imaginación el ritmo de la
lluvia
y así seremos esta tarde,
los dos,
un mundo aislado por el viento y
la lluvia
entre la cuenca tibia
de nuestros abrazos.
Lluvia que penetra
en la bruma oscura,
grisácea,
arribas a los campos del alma,
levantas aquel grito de vida y
esperanza,
ven a renacer en gotas de agua lo
seco,
lo dormido,
yaciente en la calma.
Lluvia,
que en torrentes de cálida agua,
aviva el corazón,
el amor,
la llama,
vuélveme a la vida junto con mi
amado,
empápame mi razón,
dale el color que extraña,
trae luces nuevas a esta tarde
larga,
ilusiones,
sueños a la espera
del renacer del amor.
Tal vez
Tal vez no me ames más,
te has ido de mi vida y mi alma
inundada de pena clama por ti.
¿Adónde se fue tu amor?
¿Por qué me has llevado a tu olvido?
Me has dejado sola,
en mi desesperación
y pesares pensando
sólo en ti.
Tal vez ya desapareciste
tras el telón de mi
vida,
ya no te veré ni te
sentiré más,
tus palabras se las
está llevando el viento
silente y frío,
en copos de nieve en
el espacio sin voz.
Tal vez, si,
yo te siga amando
hasta el fin de mis días
y mi corazón herido
palpita dulcemente
porque tú ya no estás.
Sola yo y tú quien sabe donde,
tu recuerdo me llena el pensamiento
y te traigo en el tiempo.
Tal vez,
en algunos momentos
recorro los caminos de la memoria
y solos los dos otra vez,
junto al mar,
riendo bajo la lluvia o en una noche
con un cielo calmo poblado de estrellas.
Sola yo…
soy trueno y relámpago por no tenerte,
y me vuelvo viento,
brisa y agua fresca
y retrocedo en el tiempo
cuando nos amábamos.
Tal vez mis días
están poblados de tu presencia,
el pasado abre sus puertas.
Hoy es ayer
y tú estás conmigo,
lo que es real ahora
es tan solo un sueño.
¡Qué vacío tan grande!
lleno de silencios,
yo sé que no estás,
ya sé que te has ido.
En mí llora un lamento,
gime cual nota de un arpa,
de un amor que me devora
y se halla oculto en mi alma,
mi llanto cae como un manto,
mi tristeza es un tul impregnado de amor,
mi amor es mi corazón herido
que palpita sin cesar
buscándote en mis recuerdos lejanos.
Te extraño y en mi nada
¡tú eres todo!
Tal vez,
queda solo la sed,
el silencio,
ningún encuentro.
Tú has dejado en mi alma perfume de
lilas
y cuando me mirabas mis ojos
eran llaves para abrir el muro
de nuestros secretos
y mi temor eran palabras,
poemas,
que te llevaban lejos.
Sólo tú,
tal vez,
hiciste de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.
Tal vez,
siempre tu serás mi amado
espacio de revelaciones infinitas.