Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 11 de marzo de 2017
Lo que soy y lo que fui
Soy un
alma peregrina
iluminada
por el amor,
entre
arrullos y cantos,
entre
claridades de luna
y
brisas de jardín
con el
corazón infinito
en el
cáliz naciente.
Boca
que busca
el
nuevo verbo de besar.
Fui un
mundo en sombras,
sin fuentes
para beber
ni
refugio de dulzura
en el
vago adormecer.
Lo que
soy y lo que fui,
ser
transformado con el cuerpo
llevando
el alma,
siempre
vanamente
a
pensar en ti
para
que te vuelva a olvidar.
Hoy soy
aire
que me
llena de espacio
y
equilibrio con calma
voy al
cóncavo delirio
con mi
mirada ininterrumpida
en el
vasto universo.
Lo que
soy y lo que fui,
cuerpo
íntegro,
alma no
más adolorida,
en el
mañana iré a lugares lejanos
sin
querer ni un resquicio de sombra,
apresando
siempre
el
resplandor supremo de un verso.
Fui en
el ayer, ayer de ayeres,
los
cantos del dolor entre sollozos roncos,
el amor
me había abandonado
y mi
corazón sufriente,
casi
temblando
se
hundía en el mar de llantos
entre
gritos y clamores
en la
cavidad negra de las olas
y en el
abismo del viento
donde
va lo que muere.
Lo vi
descender
al pozo
de las tormentas,
abrirse
como un loto
en las
aguas tranquilas,
bailando
en las olas,
rebotando
en las crestas.
Soy
ahora en este Hoy
un alma
inagotable
que
mana de una fuente
refulgente:
amor.
Amo la
vida,
abro
los brazos, me regocijo
y me
yergo embelesada
ante el
milagro del existir.
Antes,
mi espíritu vagaba
por la
extensión de la nada,
insensible
a las señales del viento melodioso,
ahora
río, canto, danzo
y los
versos, las ideas, las palabras de amor,
revolotean
a mi alrededor,
girando
bailes sin traspiés,
volando
en el viento
hasta
las hojas amarillentas
que las
esperaban con inquietud.
Mi
mundo interior
ni se
disuelve ni vacila,
se
desatan por dentro
los
miedos sin morir
y como
el canto de un violonchelo
se
evade y se extiende
en el
aire amortiguado
y se
derrama entre olas de caricias
y
ternuras frescas.
Lo que
soy y lo que fui,
antes
no tenía el caudal del amor
que
como río desbordante
inunda
tierras y campos,
ahora
tengo un corazón
pleno
de esperanzas
y de
deseos de paz y de felicidad,
yendo
al claro manantial
donde
la sed termina
y
comienza mi mundo de azul dulzura
resplandeciendo
en la transparencia
de un
nuevo amanecer.
Tal vez mejor soñar
Tal vez
mejor soñar
que
vivir entre húmedas neblinas
en las
que ningún árbol,
ni una
nube se destaca,
en esta
blanquecina cerrazón
que me
entristece
y no
ilumina débil
la luz crepuscular y opaca.
Soñando
voy por senderos luminosos,
hadas y gnomos iluminan mi camino,
floto en la brisa fresca y pura
del
espacio de la nada,
ingrávida
y suelta sin pesares ni dolores.
Tal vez
mejor soñar y no vislumbrar
desde
la invisible altura
bajo la luz que, demacrada, brilla
a través de la niebla del vivir
que es
un velo todo impregnado en llanto.
Soñando
soy como un ave que,
con su
ímpetu de vuelo,
su
canto lanza por campos en flor.
¡Qué
bien se respira,
gozan
mis anhelos,
canto
en la lira
y en el
alma que sueña,
vuelos
vibran sin par,
en un
fragante edén!
Tal vez
mejor soñar
que
vivir en la ardua lucha diaria,
de cada
instante,
que nos
desgasta,
nos
produce sufrimientos y dolores
entre
tan pocos instantes de amor y alegría
que
como un millón de notas nos subyuga
y en un
millón de arpegios nos eleva
a vivir
la realidad cruel
a veces
una y otra vez.
Tal vez
mejor soñar
con
todo un paisaje que canta
y nos
conmueve con notas misteriosas
en
fantásticos pentagramas
plenos
de dicha y luz,
en un
alado idioma sin palabras
que
vivir instantes presurosos
de
amores fugaces
o de
recuerdos nuestros.
Tal vez
mejor soñar
con el
númen del estío
donde
se vierten en llanos y bosques,
campos de girasoles, alelíes, azucenas
que
como arcos de violín,
resbalan
hacia el río
entre
el cordaje del juncal sonoro.
¡Ya no
caben más notas en el viento,
en mi
sueño azul y mágico!
Tal vez
mejor soñar,
no
sentir el dolor frío de la realidad
que
golpea a veces nuestro corazón
llevándonos a pesares de remotos ayeres,
Soñando
melodías de lejanas orquestas
nos invaden y nuestra alma feliz
clama
ante la esperanza
deshojando
flores entre dichas y placeres sin fin.
Tal vez
mejor soñar
y no
vivir fugazmente momentos breves
como
gotas de rocío
a quien
le da la aurora
para vivir su hora morada
en una
flor conociendo las espinas
que defienden su fragante palacio de color.
Y así
la vida pasa
pensando
en tener un mañana
como no
tuvo un ayer.
Perdida en el tiempo
Perdida
en el tiempo,
mi memoria se pierde en pasados ignotos,
perdidos en el olvido,
en ayer
de ayeres,
de
siglos escondidos.
¡En
este hoy mío, cuánto ayer se vive!
Me
encuentro envuelta
en
poblados de antiquísimos regresos
y ahora
aquí, frente a ti,
toda arrobada aprendo lo que soy,
soy un
momento de tu larga mirada
que me
acaricia, desde ayer,
desde hoy, desde mañana,
paralela del tiempo.
El
tiempo no existe,
aunque
exista la templanza
y la
experiencia de nuestras vidas
pues
cada resurgir de nuestro nacimiento
es la
consagración de nuevos acontecimientos
que nos
llevarán
a
nuestra auténtica realidad y destino.
Perdida
en el tiempo,
en una
interminable búsqueda
de la
verdad, de la esperanza,
necesito
escuchar el resonar del agua
para
que caigan en mi sueño del Hoy
las
palabras de amor
sobre
las hojas que las esperan,
dibujando
en mis ojos
mi
mirada enamorada.
Perdida
en el tiempo,
que me
transporta a fantasmas impacientes,
a la
nada olvidada,
a dudas
disipadas,
a
realidades que aparecen
en la
luz del amanecer
que nos
muestra la verdad
y el
color del ayer.
Parece
perderse en sueños
durante
el día para volver a caer el sol
recordándonos
que el mundo podrá cambiar
lo exterior a nosotros
pero nuestra realidad
interior
exacta y pura
nos acompañará siempre.
El
tiempo ya no es tiempo,
el
tiempo es oro,
pasando
las horas, los días,
luchan los nombres con las cifras,
lo exacto triunfa de lo incalculable,
las
palabras vencidas se pierden en el infinito.
Perdida
en el tiempo, te busco a ti,
el amor inconfesado entre mañanas
sin neblinas ni misterios astrales.
Por el
aire revuelan
gemebundas voces apocalípticas
y rozan
nuestras frentes alas
venidas de tiempos lejanos
como
profecías de regresos de ilusiones perdidas.
¿Qué
haces alma mía perdida en el tiempo?
¿Vives
en el pulso lento del existir sin tregua?
¿O en
las grietas de ayeres pasados,
que
vencen al futuro cercano?
¿O
presientes las celadas,
traiciones,
mentiras
que te aguardan?
Perdida
en el tiempo,
te
busco donde tú habitas
escondido en el corazón del mundo
y viajo
lenta en el espacio
mirando
el lugar donde tú descansas.
¡No me
dejes, no me dejes
que me
pierda en el tiempo de la nada!
Necesito
vislumbrar desde lejos
tu lámpara encendida
entre
las tranquilas sombras
para saber que existes
y estás
presente
en este
perdido tiempo
de mi
existir verdadero,
el que
tú sólo comprendes
y que
me salva de olvidos y tristezas.