Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 17 de marzo de 2017
Daga hiriente
Daga
hiriente,
atravesó
mi corazón
y
traspasó los límites de mi cuerpo
en mi
mundo frágil,
me
hirió muy dentro,
lastimando
mi Yo íntimo.
Hemos
vivido juntos,
el tiempo se contaba
apenas
por minutos,
un
minuto era un siglo,
una vida, un instante de amor.
Nos
cobijaban techos,
menos que techos, nubes,
menos que nubes, cielos,
aún
menos, aire, nada.
Daga de
dolor,
inmenso océano de lágrimas
inundó
mares y ríos.
Galerías
enormes de congojas,
pesares,
tristezas,
sin
pisadas de dos, ni estelas recordadas.
Daga
hiriente
como
punzantes flechas afiladas
cursaron
el aire y traspasaron mi pecho
dejando
heridas punzantes en el alma
y las
manos vacías y yertas de amor.
Mi
lecho de nubes,
el nido
de amor quedó vacío,
sangrante,
frío, solo.
¿Será
este minuto próximo
o mañana o en el borde mismo
ya del
jamás donde tu carne y la mía,
mi
nombre y el tuyo
no se
encontrarán?
Daga
hiriente,
de
pesar, de un latiente sufrir
que
hace brotar lluvia de llanto
entre
mantos de niebla,
húmeda de cristales,
de
hielos lacerantes
que se
hunden en mi espíritu,
sin
fecha y sin nombre.
Hoy,
nuestros besos
están
solos en el nido vacío y sangrante.
No
queda nada,
absolutamente
nada del ayer
vivido
entre cantos, poemas, músicas,
sólo
queda este dolor agudo,
lacerante, tétrico
que
reboza y agita mi espíritu
sintiendo
la vida
como un
sueño trémulo, no vivido.
Daga
hiriente,
estoy
al otro lado de los sueños
que
soñaba a ese lado
que se
llama la vida que se cumplió.
Y ahora
de tanto haber realizado nuestro soñar,
nuestro
cuerpo está en dos cuerpos.
El mío
herido,
cuajado
de orlas negras.
Mi
espíritu desdichado, acongojado,
no puede volar alto,
las
tinieblas lo rodean,
le
impiden ascender a lo alto
buscando
la paz imprescindible
para
nuestro existir.
Daga
hiriente
que por
milagro me escapa
de
tantas agonías
soslayando
en laberintos del alma fugitiva,
lugares secretos
donde
me lastiman y hieren.
Me
refugio en cuevas oscurísimas
para no
sufrir sin sentir mi cuerpo
en el
que el dolor pueda dolerle
buscando
lugares sin espinas
entre
tinieblas con luces esquivas.
Mi
mundo interior
lleno de esperanzas marchitas,
sufre entre ilusiones perdidas
y sin
tocarme apenas
rozan
mi frente alas de profecías.
Me
siento herida de muerte sin heridas,
me
abandonaste,
ya soy
parte del tiempo de tu olvido.
Necesito
que mis dudas se disipen,
ver la
aurora en fiestas nacarinas,
en
rosas, en albores,
el
tiempo que perdí sufriendo.
¡Desaparezcan
palabras vividas!
¡Encuéntrenme
mañanas sin neblinas!
¡Que se
acerquen dichosas
tardes
otoñales entre frondas verdicientas!
¡El
amor me espera,
con
nuevas pasiones
y ardores sin fin!
Deseos reprimidos
Deseos
reprimidos, escondidos, misteriosos,
ocultos en lugares secretos del alma,
todo en ellos son canjes,
ola y
nube, horizonte y orilla.
Deseos
reprimidos,
de
escapismos y desapariciones,
vuelos
a otros mundos
donde
la lucha no existe
y donde
está velando
en puro
juego
ese
ardoroso buscar
en la
plenitud del acierto.
Tratar
de encontrar el universo
cuando
se aclare
la razón final del movimiento,
del no
moverse,
del
esperar un mediodía sin tarde,
la luz
en paz,
renuncia
del tiempo al tiempo.
Deseos
reprimidos
que
buscan en mi interior
la plena consumación del amor pasional,
sensual,
del amor,
igual, igual,
que de
tanto ardor
me
conduce al sosiego
mientras
mi lira sin cesar lo aclama.
Deseos
reprimidos,
son el
eco que resuena en mis entrañas,
como los
versos en mi alma
que
cantan a lo grande
porque
van conmigo
con un
corazón que las alturas ama
en un
ideal cuyos fulgores persigo.
Aspiro
a que se insinúen
en el
real mundo en que vivo.
¿Qué
buscan?
¿Qué
esconden?
¿Amares
tumultuosos, espontáneos, vibrantes,
sin
doblegarse a un doble juego?
Deseos
reprimidos,
quiero
alcanzarlos, una vez, mil veces,
con decisión inequívoca,
con
prisa desatada,
con mis
ilusiones volando
hacia
altos templos de vestales iniciales.
Deseos
reprimidos,
los quiero por audaces,
los
quiero por ingenuos,
yo sé
que en sus anhelos hay horizontes
para
los mundos y los cielos.
Placeres,
quereres, poderes,
entran sin desearlos
a la porosidad lumínica
de todo
mi ser.
Deseos
reprimidos,
los
ansío dentro de mí,
por
doquier aparecen
en cualquier lugar,
en
momentos imprevistos,
sin
tener un ápice de necesidad,
de
poder, de poseer,
de
intentar aprisionar al amor
entre barreras semiabiertas
para
sentirme más libre,
dispuesta
a intentarlo todo,
a
descubrir lo más obvio,
a lograr el descubrimiento
del
deseo realizado.
Deseos
reprimidos, íntimos,
que
intuyen los aromas del amor,
que dan
vitalidad,
fuerza,
ternura y placer
para
que la vida transcurra sin tregua,
con
pausas moduladas,
sin
insistentes sobresaltos,
como
queriendo volar.
Deseos
reprimidos,
tejedores
de urgencias, de reclamos,
de esperas, sin prisas ni bravatas,
pero
con insistencia terca
para
poder llegar a recoger
el
aroma del mundo
y
sentirse dentro de él…
profundo
y con total fuerza
ilimitada y necesitada.
Amor en vuelo
Amor en
vuelo,
extendiste
tus alas emplumadas
de seda
áurea
y
comenzaste tu búsqueda
desde
las altas cimas
tratando
de encontrar el amor,
el
verdadero, el sentido, el profundo.
Avanza
por los cielos,
acortas
distancias,
viajas
con el viento en total silencio,
a veces
cantas canciones de ensueño,
brotan de tu alma poemas
dejando
puertas abiertas
para
que yo entre en tu corazón
de
almizcles y dulces.
Amor en
vuelo,
te
busco en el horizonte grave,
oteo
distancias para encontrarte
y así
abrazados
guarecernos
en nuestra cueva de amor.
Prometo
no esconder mis alas,
con
ellas cubriré tu cuerpo amado
haciendo
un nido cálido
y pleno
de amor.
Nos
encontramos
en las
cimas del beso
sin
dudas y sin mañanas.
En el
vértice puro de la alegría alta,
multiplicando júbilos por júbilos,
por risas, por placeres.
Apuntando
en el aire las cifras fabulosas,
sin
peso de tu dicha.
Amor en
vuelo, a ti se llega por ti.
Te
espero.
Yo sí
que sé donde estoy,
mi
lugar, mi lar de por vida,
pero no
sé donde estuve contigo,
allí me
llevaste tú,
eres de
otro mundo
y en tu
devenir e ir me buscas
con
febril ansiedad
y me
depositas sin yo mirar nada
ni
aprender el camino,
sólo
estar contigo,
mi
andar es el tuyo
y
cuando tú partas otra vez
¿Qué
puedo hacer yo
sin tan
sólo verte partir?
¡Qué
desterrada, qué ausente,
es
estar donde uno está sólo!.
No
quiero cielos nuevos,
yo
quiero estar donde estuve contigo,
volver
a tus brazos.
Amor en
vuelo
y
mientras no vengas tú
en mi
búsqueda
yo me quedaré
en la orilla de los vuelos,
de los
sueños, de las estelas, inmóvil.
Porque
sé que donde estuve,
ni alas
ni ruedas ni velas, llevan.
Todavía
van extraviadas
porque
sé que donde estuve,
sólo se
va contigo.
Sola en
mis noches
escribiré
para ti mis versos,
los
compilaré quizás
en un libro que tú nunca leerás
porque no llegará a tus manos.
Cuando
repaso algunas de mis estrofas,
el
corazón se asombra
de
tanto amor que ofrece,
las
quiero por ingenuas,
piensan
que vuelan
solo
porque mi frente rozan
sus
alas de mirlo.
Las
quiero por audaces,
vuelan
altos,
yo sé
que en sus anhelos hay horizontes
para
los mundos y los cielos.
¡Llevan
todas mis ilusiones,
volando
como insecto de luz
en sus
canciones!
Amor en
vuelo,
búscame
siempre como alma sonora
de
armonía de flotantes alas,
tráeme
silencio azul
en tus
etéreas alas
que
descienden hacia mí
por
diáfanas escalas
entre
ecos halagadores
y
música de ritmo sin fin
entre
inspiración única y sagrada.