Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 18 de marzo de 2017
Nuestra historia
Nuestra
historia,
sólo
nuestra,
la
vivimos con total intensidad
por
cielos abiertos,
verdes
follaje,
flores
de jacarandá
en
campos de amor.
El
cáliz de ambrosía
que
alzamos juntos
nos
condujo al umbral
total
de la felicidad.
Nuestra
historia,
con
altibajos,
de
lejanías y cercanías,
de
discordias y armonías
nos
conducen a esta nueva existencia.
Nuestra
historia
que
como un río
que
corre rumoroso,
resbaladizo,
zigzagueante,
nos
lleva uno junto al otro,
viviendo
momentos
de
intensas emociones.
Los
dos,
unidos
como alondras,
nos
arrullamos en las noches
de
estío bajo cielo estrellado.
Nuestra
historia
en la
que somos protagonistas
de amor
de amores
entre
velos espumosos
de
azahares blancos
y
cerezos en flor.
Cuando
estamos juntos
siento
alas en mis ojos
y nubes
de música en mis manos.
Siento
en mis pies enloquecidas olas
y
jilgueros de viento en mi garganta.
Nuestra
historia nos hace acercar
uno al
otro y todo en nosotros quiere volar,
quiere
ir a un arroyo rumoroso,
quiere
enredarse
en un
balcón de arroyos grises
y
perfumes amarillos.
Nuestra
historia nos hace vibrar
y
acercarnos siempre aún desde lejos,
entre
alondras y palomas,
nos
atraemos desde la distancia
que es
verde y planicie pura
y nos
llevan a abrazarnos
entre
hojas frescas
y aguas
de espejos caminantes.
¡A fin
estamos juntos!
Y me
ahogan tus ramas de piel caliente.
Me
sacude el elixir de tus caricias
cual
sibilino pájaro de fuego.
Nuestra
historia aturde
todo
nuestros sentidos
y
queremos sentir
ese
cerco que nos rodea
y hace
confundir nuestros cuerpos,
nuestro
aliento,
nuestra
piel,
nuestros
ojos de humo
y de
mundo sin final.
Apaguemos
el viento que delira
y
nuestros temores indefensos
y
llegaremos juntos,
muy
juntos a la perfección del amor.
Ésta es
nuestra historia,
solos tú
y yo,
nuestro
cuerpo perfecto,
nuestra
historia de dos,
nunca
impredecible pero sí eterna.
Nuestro
amor es historia compartida
como
una huella que no se olvida,
una
lágrima en la almohada,
un
suspiro que no acaba.
Cuando
nos abrazamos,
tu piel
de nave humedecida,
me
sacude,
me
desdobla y me eleva.
Somos
dos,
nacerán
de ahí y de mí
nuestros
abrazos como nacen en tu boca
las
flores encarnadas
que
dejas en la mía.
Volaremos
juntos,
nos
tragará el viento
y
distancia luminosa
nos
hará soñar en que hoy…
tal vez
mañana…
quizás
un día los dos
estaremos
en nuestro nido de amor.
Caminante silenciosa
Caminante
silenciosa,
mi
paso leve, despacio,
viajando
por la vida
va
buscando el Amor que
anhelo
tanto.
No
me anuncian lúbricas ceremonias
ni
sordas campanas
de
ancestrales reflejos.
Mi
ruta es la música salvaje de los pájaros
que
sueltan a los aires
mi
bondad en revuelo.
Caminante
silenciosa,
en
búsqueda, con sed ávida
y
perenne del amante único,
y
que también me busca sin denuedo.
Con
gran esfuerzo tendida en playa firme
grita
mi corazón vacío,
en
la nave del mundo.
Caminante
silenciosa,
elegante,
sobria,
aparenta
calma,
pero en su interior
bullen
mil sentimientos
de
nostalgias y desesperación
porque
el amor no llega.
¡A
veces, la vida me quiere estallar
en
canciones de angustia inesperada!
Hay
una sola puerta abierta
en
mi camino silencioso,
¿A
dónde va mi vida,
desconocida
de sonrisas?
Busco
su rastro,
como
si el cosmos se hubiese concentrado
en
su energía
y
hasta ella fuese
mi
emoción hecha pedazos
de
mariposas destrozadas.
Caminante
silenciosa,
con
mi emoción que rueda ahora
por
una de esas islas salvajes
de
dolor y pena.
Me
he sentido llegar allí,
donde
se mueren las canciones felices
y
el dolor se da cita
con
la pintura transparente del cielo.
Sangra
el dolor del atardecer
caído
a mis espaldas,
la
pena del crepúsculo que quizás
no
podré encontrar el Amor
y
seré como una margarita
pálida
en el bosque.
Y
de pronto, mi caminar se detiene,
porque
vislumbro
vuelo
de lirios estirando colinas,
llanto
de arroyos enloqueciendo brisas,
furia
de estrellas en un azul cielo,
El
amor se acerca,
trae
aroma de alelíes,
de
azahares,
de
junquillos,
trae
un paisaje de un inmenso mar,
casi
riachuelo.
Lo
siento llegar,
mi
corazón vibra, tiembla,
y
mil poesías danzan en mi mente,
son
para él, el esperado,
el
que en una cita eterna
trae
el beso enamorado.
En
el pecho del viento
van
diciendo los lirios
que
en el horizonte del mar
dos
auroras se besan.
Más
allá de tus ojos,
mis
crepúsculos sueñan
bañarse
en tus luces.
Mi
caminar en silencio
se
hace más rápido,
va
hacia ti
sobre
un inmenso azul de sueños y alas.
Bien lejos
Bien lejos,
desde la distancia imprevisible,
te invoco, a ti,
señor de mis amores
y entre sílabas deslumbrantes
quizás te diga:
¡Ven a mí!
¡Acércate!.
Bien lejos,
por el aire,
sin volar,
sin tocar tierra,
mi vida está suspendida
sin tiempos puros,
equidistante de los dos
crepúsculos,
solamente por buscarte a ti.
Tiempos de gozos ya idos,
horas limpias,
esperando nuevos alfabetos
que se hacen y deshacen
en rapidísimas palabras
como versos tendidos en el cielo.
Bien lejos,
los caminos pueden recorrerse,
sin dar más que un paso,
un paso que se convierte en el
deseo,
en la necesidad de estar con el
ser amado.
Amor lejano,
lejos como una estrella,
tú mi amado te encuentras de mí.
Y aunque no pueda verte
por la distancia mi amor
se expande por toda la tierra
y toda ansia se calma
tan sólo en escribir versos para
ti.
Bien lejos,
distingo los destellos
de tus besos apasionados,
son relumbres,
claridades,
alejándose,
acercándose y en delirantes
titubeos
los siento cerca,
cerca de mí,
a la sangre de mis venas
que van en busca de su centro,
mi corazón enamorado.
Bien lejos,
vienes y vas
y tu canto vive dentro de mí,
alma arriba,
alma abajo,
cantando y recantando.
En la lejanía,
cuando se va tu sol cantas
estrellas,
se va estrellando el alma,
con los ojos cerrados,
de luceros,
en tu cantar nocturno,
me brisas y él me entrega
desde la distancia al mismo río
de tu eterno cántico.
Vienes y vas desde bien lejos,
desde el humo a la nada,
a través de los poemas.
¡Cuántas más luces hay,
más dudas tiemblan y vibran
de pena mi alma toda!
Delicadas,
ardientes,
nuestras almas se buscan
por nuestro diferir,
como por un camino
donde no hay despedidas.
Y al final,
el hallazgo,
el contacto del uno con el otro,
la nueva separación vencida,
la unión pura,
brotando de la lejanía.
Y mirándonos en el triunfo
como de un agua quieta,
tú y yo,
otra vez sólo veremos un rostro.
La noche no es más solitaria,
ni serenamente triste,
sin manto de tinieblas,
nos encontramos desde lejos,
bien lejos,
para encender la pasión
que no estaba dormida.