Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 16 de abril de 2017
Tropiezos
Tropiezos
oscilantes,
ondulados,
deslizantes
que me
llevan a un mundo nuevo
cada
día,
exhausta
de ir
tras
aventuras nuevas
en mi
diario vivir.
Caigo,
me
levanto,
vuelvo
a caer
y a
empezar otra vez
la ininterrumpida
danza
tras lo
inesperado,
lo imprevisto
que se
presenta tantas veces
sin ser
buscado
e
interrumpe con suavidad,
con
ternura,
instantes
plenos de amor.
Tropiezos
que siempre me conducen
a
lugares misteriosos
entre
hadas mágicas
y
gnomos y duendes furtivos
que me
guían
para
poder volverme a levantar,
bien
alta mi frente
y no
inclinarme ni resbalar
de a
poco hacia el suelo arenoso
y
oscuro
donde
yace la soledad sufriente.
Tropiezos,
sin tregua,
los
tiré en el aire diáfano
para
que vayan
en
volandas por el cielo
haciéndolos
agua
para
que llenen los cauces del mundo
con
espuma desatada y áurea.
Tropiezos,
deslices
que me llevan a abandonar
mis
esperanzas
pero no
mis prosas poéticas de amor,
las que
dejaré que llenen
miles
de páginas vírgenes
como
bandadas de pájaros al vuelo.
Tropiezos
tambaleantes,
callados
pero
sentidos,
guardados
en el fondo
de lo
que mis manos palpan
y mis
ojos tocan.
Tropiezos
vacilantes,
vulnerables,
aparecen
súbitamente
en
cualquier instante,
en el
menos esperado
y los
dejo pasar
sin
resistencias ni resquemores.
Suspendidos
quedan,
ingrávidos,
buscando
un pequeño resquicio
para
hacerme vacilar
y
sentir esa opresión en el pecho
que
sólo el amor puro puede hacer
que los
deje atrás,
en el
ayer pasado.
Tropiezos,
resbalares
sin culpa,
dificultades
que afloran
como
cactus en el desierto
o como
racimos de púrpura salvaje
que
cuelgan en el ceibal.
Poco a
poco
los
pimpollos van apareciendo
como el
amor en mi alma
y el
canto suave
y
sonoro
que abre
el sendero
a la
esperanza
sin
vacilaciones turbias,
sólo
con certeras creencias
de que
todo, ya pasó.
Querer
vivir anhelando amores
en
infatigable sed de calmas sin tropiezos,
con
ilusiones de vida,
sin
cansancios,
tan
solo con un poco de felicidad
en
instantes inolvidables
plenos
de ilusión,
ideas,
fe,
imaginación,
creando
siempre
sueños
de amor.
Una mirada furtiva
Una
mirada furtiva,
huidiza,
escalofriante,
que me
deja anonadada,
en
temblores
que
provocan en mi alma
desazones
sin fin.
Entre
los dos
el
silencio se alarga y crece.
Sentidos
que laten los embates
que el
tiempo desafía entre cenizas y ruinas
que en
una larga agonía,
se
duermen en un escondite secreto.
Una
mirada furtiva
que
hace que cierre mis ojos
para no
sentir que te he perdido
para
siempre,
no
siento el cercado de tus brazos
ni veo
tu fuego
que en
los fuegos arde.
Te
llamo hasta quebrar mi voz,
por eso
me derramo
en
llantos y sangra mi corazón.
Una
mirada furtiva, cautelosa,
siguiendo
en pos de mí
como una aparición fantasmal
para no
dejarme encontrar
el
camino hacia mi espiritualidad toda,
conmigo
misma.
Así, en
movimientos lentos
como
alas de aves
en un
rítmico volar
mis
sueños se elevan a cielos infinitos
para
perderme lejos y no sentir
sobre
mis hombros cansados
tu
mirada furtiva, sigilosa,
cuando
tú y yo en pequeñas pláticas
hacían
nacer mis suspiros de desesperación.
¿Por
qué mis suspiros renacen
y
vuelven entrecortados y estremecidos
desde
el fondo de mi alma
cuando
estamos juntos?
Hay
algo en mi cuerpo
que
viene de un tiempo lejano,
es una
querencia,
un
ansia de volverte a ver,
a verte,
de
seguir contemplando tu antigua mirada brillante,
a veces
triste,
nunca
disimulada,
ni
solapada.
¿Por
qué amor mío,
tu
antigua mirada
no es
la misma en mi presente mirando?
Me
reconozco y la extraño.
¿Dónde
está?,
¿Vivo en ella?
¿O ella
en mí?
Mirada
furtiva,
cae
sobre mí como una fuerza
que me
invade y enajena mis sentidos.
¡Vete
ya de mi vida!
¡No te
quiero frente a mí, me desespero!
Sin
sintonía, mi cuerpo se marchita,
mi
mente se obstruye, mi corazón se agita.
Quiero
sentirme capaz
de ser
mi propio apoyo,
de ser
mi tránsito en esta vida mía.
Mirada
furtiva,
oculta
en tus ojos negros,
me
lleva al submundo del resto de la Creación.
¡Déjame
vivir libre,
con
sentimientos claros y preciados!
No
deseo sentir ningún vínculo con tu vida,
¡Haz la
tuya!
Tengo
sed de visiones nuevas,
las que me proyectan a un nuevo mundo,
azules
tenues
que me
llevan a azules perfectos,
lejos
de tu mirada furtiva,
ajena a
mí,
en un
callado empuje
que me
eleve por aires alados
a
horizontes plenos de luz y de amor.
Dame mi
libertad,
mi
espacio abierto
en
campos de amapolas y alelíes
entre
bandadas de visiones
con mis
ojos cerrados
que me
llevan
a mis
lugares íntimos y secretos.
Infinita Espera
Infinita
espera,
si no
me tienes,
si no
estás a mi lado,
mi
sonrisa es fría
y sólo
queda
un
abrazo triste.
Inútil
que te busque
y te
persiga
debajo de la piel de mis sentidos,
se
mueven tus distancias como alas,
¿por qué no vuelven
tus
labios a los míos?
Infinita
espera
de
amorosos recuerdos,
tristezas lejanas,
cariñosas
memorias
que
vibraban cual sones de un esperar.
Añoro
la presión de tus manos,
las
noches de fiesta
a tu
lado.
Infinita
espera,
¡cuán larga es esta desesperada nostalgia!
Días
que brotan
llenos de tu ausencia
en la
esencia de mi vida
pasando
a mi lado indiferente.
Infinita
espera
de luna
plateada
como
espada en cuyo filo
duerme
el amor,
me
duele el alma
donde
anida el trueno
cuando tu cuerpo
se va
como un
rayo
que no
hiere,
mata.
Mi
melancolía se llena
de
añoranzas de pensar
en tu
voz dulce y armoniosa.
Infinita
espera,
tu mirada que añoro
en mis
noches solitarias,
erizaba mi piel
de
claros reflejos
de
luces cálidas y tenues.
Me niego
a despertar
y no
tenerte a mi lado
detrás
de tu perfume
que se
negó a partir.
En
oleadas de vientos
y humos
renace
la esperanza
de que esta infinita espera
llegue
a su fin,
tú
vienes…
Y yo
sueño que Hoy…
tal vez
mañana…
quizás
un día
yo
estaré en tu destino,
abrazada
a ti
como tu
amada amante.
Infinita
espera,
llega de improviso
el idilio esperado
de vida
sonriente
al
sentir tus pasos
nuevamente.
Enséñale
a mi boca
que te
nombra
que has
escuchado mis llamados
para
apoyar mi amor
sobre
tus hombros
en la
luz matinal
que
brilla de claros surtidores
en la
espuma de la esperanza
de que
la espera
llegó a
su fin
y con
sus nubes
el
poniente fragua
y otro
cielo rosado
y verde
oscuro
en los
espejos trémulos
del
agua
nos reflejó a los dos.
El
pálido rocío de tus ojos
se
encendió por altísimas veredas
y al dar tu corazón
el
primer impulso
volcó
por mis sentidos
sangre
nueva.
Infinita
espera,
ya no
existe,
tu
estás apoyado
en la
mañana
llenándome
de luz,
de
primavera
mi alma
ascendiendo
la vida por tus hombros
y en
tus manos
temblando
una estrella,
un aire
estremecido de ternura
llena
mi mundo interior
con tu
presencia.
¡Vibrad
liras sonoras del espíritu!
La
infinita espera ha terminado.
¡Álzate
inspiración,
la mujer poeta canta!