Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 1 de mayo de 2017
El aroma de la noche
El aroma de la noche,
con un perfume de yerba buena y a pinos,
con olores refinados que se despertarán
en el campo a la mañana.
A veces rumoroso se aproxima
y a veces alejándose se apaga.
Con inocente ritmo todo el paisaje canta.
Es la hora del amor
y al vernos juntos un espejo azulado,
un arcoíris se enciende.
El olor de la esperanza,
siempre es el más deseado
pues es la sal de la vida,
la que yo siempre he soñado.
Todo el paisaje canta.
La luz en los renuevos
y en las nubes se enciende.
El aroma de la noche
se nos acerca más
por el vagabundo viento entre las ramas.
Todo el pastizal con flores húmedas de fragancia
nos inundan en nuestro tibio lecho
ebrios de dicha y amor encendido.
Me gusta el aroma apasionante de la noche,
fragancia melancólica
de magia escondida.
Inquieta y penetrante
como nuestro deseo y pasión.
Tan puro y tan denso…
como un vino de amores.
El aroma de la noche
nos conduce entre susurros,
murmullos de amor,
perfumes de magnolias,
azucenas, amapolas,
que nos tienden juntos,
en un nido de paz.
El canto de la aurora se asoma
como una claridad triunfante,
vuelve en la nave de la noche blanca
y él se hace más denso cuanto más aclara.
Huye y ajusta el corazón
su rítmico latir a la cadencia
que inspirada con un millón de notas
nos subyuga y en un millón de arpegios
nos levante cuando al comenzar a brillar
la aurora todo el paisaje canta.
El aroma de la noche,
misterioso, vibrante,
subyugante,
un naranjal en flor nos acuna
y tú aprietas mis deseos
bajo las estrellas rutilantes,
calientas mi piel con tu pasión al viento.
Fluye el río del tiempo,
nos empapamos en sus aguas,
se nos encoge la voz,
nuestras miradas se endulzan.
Se nos agranda el corazón,
la piernas se acalambran,
se estremecen nuestros brazos
y se yerguen nuestras espaldas.
El aroma de la noche,
límpido, calmo,
cálido y el aire hiende en pos de la campana,
averigua del río los cristales,
perfumes, luces,
formas y sonidos azuzan
y apaciguan nuestros sentidos en un riesgoso
y repetido juego de amor hasta lo imposible.
Detrás, en la noche,
la espesa niebla del misterio y más allá,
ocultos en nuestro recóndito lugar,
un dios mudo,
sordo y ciego nos contempla.
Cuando el cielo se afina al conjuro
de un sutil cosquilleo de flautas
y la última estrella remisa abandona
su puesto de guardia,
no perdemos tú y yo
en el abrazo final de esta noche nuestra
y nos seguiremos amando siempre.
Abandono sin motivo
Abandono sin motivo,
¿cuál es la razón de que la ilusión
que me acompañaba de que mi mensaje de amor,
llegara hasta
el último rincón desapareciera sin motivo?
Creí encontrar lealtad,
paz,
fidelidad en alguien
cuya alma
estaba vacía,
seca,
plena de
dureza,
sin ninguna
estrella que la iluminara.
Pido a la mensajera alada
que viene de los cielos a protegerme
que me dé otra vez la luz y calor
en mi corazón
entristecido
y que se lleve los pensamientos
que pueden
destruir con el tiempo
el sufrir por
falta de amor.
Quiero seguir teniendo mi motivo de vida,
transmitir
cariño,
fe,
ayuda a quien lo necesite.
Abandono sin motivo,
es como si me quisiera transformar en un ser invisible
para la persona en quien confié mi amistad,
sin ninguna razón concreta,
tan solo es que las diferencias del interior del alma
hizo que dejara
de existir para ella
a quien lo
único que le interesa es lo fútil,
lo material,
lo aparente y
no la dulzura de las palabras
que llegan con amor desde la lejanía.
Dentro de mí hay una llama
que no se enciende apagada
por la tristeza de haber descubierto
que aún en este mundo existen almas sin amor,
por eso debo
entregar mi corazón
desde lo más
profundo para que el amor
vuele hacia
todos los lugares
donde mundos interiores
no sientan la
pureza de la amistad,
el viaje puro que toda alma siente
en lo hondo de
su corazón.
Abandono sin motivo,
no deseo que éste oscurezca mis días,
no quiero que
en mi camino aparezcan
nunca más un alma que quiere destruir mi alegría,
mi fe en lo que motive mi existencia,
sin piedad,
con salvaje deseo de dejarme sola
no se dio cuenta
que me entregó
el regalo más grande del mundo,
seguir tendiendo mi puente de admirar la belleza,
los árboles en
movimiento,
el cielo
límpido y cálido,
las aves que
vuelan llevando el amor por doquier.
Abandono sin motivo,
¡qué lástima,
qué pena,
es una gran desilusión profunda
ya que sin
saber realmente el por qué,
creyendo dejar
mi soledad parecida al desierto,
se fue hacia lo desconocido,
lo ignoto,
donde la maldad,
la envidia,
el egoísmo,
reinan y se hunden en el vacío de la nada!
Busco ahora con más pasión y paz interior
y ser guiada por el Destino hacia la eternidad
para que las almas que nos amaron
puedan
encontrarse en las próximas vidas
y perfeccionar el amor que iniciaron con total paz
interior.
Cada vida representa un árbol y los árboles
son sagrados
porque
representan la vida del ser humano.
Deseo despertar en cada ser
un corazón
inteligente que sienta la misión
de salvar a la humanidad
con la firme convicción de que todo cambiará.
¡Qué la fe
y el símbolo del Poder Divino
lo logren!
Me extrañas
Me
extrañas sin conocerme,
sólo nuestras palabras
nos
unen,
palabras
viejas
como el
mundo
que se
llenan de alas
y campanas
y
suenan nuevas,
nuevas
por completo
porque han sido pulidas
y
lustradas por la ternura,
la
dicha de habernos encontrado
en un
instante especial
y único
que nos
cubre,
que nos
rebasa,
que nos
estremece.
Me
extrañas,
dulces
palabras
que se
vuelven únicas
como
por milagro
y nos dejan suspendidos
en un
momento de felicidad.
Tú y
yo,
desde
la distancia
somos
pobladores
de la
maravilla de extrañarnos
sin
habernos visto nunca,
¿te das
cuenta?.
Somos
una canción,
dos
aves en vuelo,
dos
estrellas
de una
constelación de amor.
Ya
nunca seremos dos extraños,
porque
tanto tú como yo
tenemos en nuestras almas
nuestros
nombres
unidos
por una
invisible cadena
¡qué
milagro!.
Tú no
sabes,
solitario sacramento del nombrar
que
cuando te nombro,
te
pienso
y el
todo que nos separa
nos
acerca.
Me
extrañas
porque
somos un amanecer,
la llegada del sol
y del
verano
en una lluviosa tarde.
Me
extrañas
y más
me extrañarás
cuando
tus manos
se
posen en las mías
y tu
beso encienda
esta
cabeza mía
que
caerá
como un
fruto dorado
sobre
tu pecho.
Porque
eso es vivir…
¡vivir es renovarse cada día!,
es extrañar
sin saber por qué
a
alguien que se cruzó raudamente
por tu
vida
sin
remotamente esperarlo,
dejándose
caer
en tu
camino,
iluminando
creo
otras luces,
generando
expectativas nuevas
y
curiosas
como
una gracia
un poco
endeble
pero
arrobadora
como
una flor nueva.
Me
extrañas,
ser que
entiende,
comprende,
siente,
en mis
prosas de amor
lo que
éstas guardan:
temblores,
ansiedades,
emociones,
ese
perfecto deseo de amar
y ser
amada,
de esa
realidad de amor
que nos
hace inmensamente felices
y
volátiles,
levitando
ambos
en ese otro espacio
donde
sólo tú y yo
lo
recorremos.
Me
extrañas,
hablamos
y nuestras voces se unen,
se suspenden
en el
aire como para volar.
Que
extraño lo nuestro…
cada vez que hablamos
parece
que algo profundo
nos
acerca,
algo
con magia,
duendes,
hadas
que nos
entrelazan
con
hilos intangibles
que no
se desatarán
nunca
más.
Me
extrañas,
te
extraño
y la
espera de encontrarnos
se hace
larga,
quiero
compartir contigo
sueños,
penas,
alegrías,
canciones,
música.
Ser los
dos
la savia de un árbol,
las
alas del alma,
el
color del agua,
las estrellas
en el
fondo de los ojos,
la
locura
en el
pensamiento,
el
calor de la piel.
Dejar
que el amor
nos inunde
sin
miedos
y sin
temores.