Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 18 de mayo de 2017
Cuántas veces...
Cuántas veces
el amor habrá
golpeado
las puertas en mi
vida.
Cuántas otras
las abrí de par en
par,
lo invité a pasar
y ni siquiera volteó
a ver
que yo estaba ahí
esperando su llegada.
Cuántas veces
entró sin previa
invitación
y se marchó sin dar
explicación.
¡Cuántas veces!
¡Cuántas!
¿Quién es el amor?
¿Acaso un forastero
que va de puerto en
puerto?
No se presenta,
no da su nombre
llega y se va
sin que nadie lo
detenga.
Cuántas veces e visto
sus ojos
y me ha confesado que
es el amor.
¡Cuántas veces!
No lo sé.
Cuántas veces
ha escrito en las
páginas
en blanco de mi alma
y cuantas más páginas
se han borrado
y el corazón ha
llorado
y derramado lágrimas
que se han volcado
inundándolo de dolor.
Cuántas veces
ráfagas transparentes
paralizaron mis
sentidos
y atrapada en sus
latidos
muero poco a poco,
queriendo vivir.
Cuántas veces
sus rayos de amor de
doble filo
atravesaron la brisa
nocturna
hundiendo su daga
ardiente
sobre mi lánguido
suspiro yacente.
¡Cuántas veces!
¡Cuántas!,
sus arrebatados vértigos
arrancaron hasta el
cuajo
los nidos suaves de
mi pecho
dejando inertes mis raíces
y vanas todas mis
esperanzas.
Cuántas veces
soñé contigo amor
desconocido,
te ame sin verte
y tal vez sin
recuerdo,
sin reconocer tu
mirada,
sin mirarte,
eras sólo el aroma
de todo lo que amo.
Cuántas veces he
pensado,
he soñado,
he sentido estar
junto
al amor por siempre
¡Cuántas veces!
Un rincón de mi vida
Un
rincón de mi vida,
allí
estarás tú,
en un
escondite en mi alma,
sólo y
reprimido.
No
quiero que golpees
con
desesperación
la
puerta de mi fantasía,
sólo
dame el silencio
que me
conlleva a un ritmo carismático
de
soledad que ansía algo más.
Un
rincón de mi vida
lo
ocupas tú,
el que
fue,
el que
era,
el que
nunca será
mi amor
verdadero.
Tenías
para mí
gotas
de agua amarga
escurriendo
por la pendiente del crista,
buscando
mi fragilidad de mujer.
Quédate
allí,
en el
rincón más oscuro de mi vida,
así no
mojarás
mis
sueños con cada mirar.
Deja
que mis minutos
se
vayan de tu vida,
que mis
horas no te busquen más,
que hoy
me pueda esconder
en la
casa de los días y mañana
podré
emprender una huída
al
lugar de los años
y no te
tendré
más en
el rincón de mi vida.
Mi
ahora pasa,
sin ti
vivo el hoy,
instantes
de una supuesta vida
que se
irán a la esencia
de un
deseo de amor.
Recorro
el valle de los recuerdos,
de
aquellos remansos de tus dulzuras,
el
dulzor de tus palabras,
aquel
acento de tu voz
y me
doy cuenta de que te extraño
pero es
mejor
que
pase el tiempo eterno
en un
mustio alejamiento
y no te
encuentre más
en el
rincón de mi vida.
Te
quiero en el rincón de mi vida,
no como
sombra pareja
que me
sigue apenas raya el sol.
Quiero
olvidarte
en un
impecable adiós
a un
desconocido
en una
oscura lámina
de un
rincón de mi vida.
Eres
ahora
tan
sólo un charco mudo a mis pies,
te dejé
en una estacada negrura,
cruzando
concéntricas tinieblas
¡libre
al fin de ti!
¡tu
rincón en mi vida ya no existe!,
entreluces
doy por fin
con el
sendero que hollaré con fuerza
para
encontrar aquel ser
que me
dará su luz
y su fe
para no vivir
condenada
sin remedio
a tus
veloces fechorías,
pasiones
aparentes,
falsos
besos.
Vuelco
a mi blanca soledad,
blanca,
inmaculada,
ajena a
las falsas maldades,
malévolas traiciones
y como
leve hilo de vida
que
renace en la noche vuelvo a ser yo,
conmigo
misma inocente y pura
¿hasta
cuándo?
no lo
sé todavía,
hacia
un hoy corro,
hacia
un mañana
con
toda mi alma entera y casta,
sin ti
en ningún rincón de mi vida.
Y de a
poco surgirán otra vez los versos,
las
sílabas mudas,
se
oirán desde la lejanía
y los
poemas llegarán tejiendo amores,
reflejando
edenes,
esperas
no estrenadas,
caminos
buscados en una palabra
que en
el papel amanece
como
una virgen radiante.
Déjame a solas
Déjame
a solas,
no
quiero más
tu amor
frío y silencioso,
es
húmedo río subterráneo
en los
tejidos de mi ser.
Déjame
a solas,
que no
paralices mis sentidos,
no
deseo recordarte
ni un
instante más.
Déjame
a solas,
¡márchate
ya!
bramando
en torbellino ciego,
llévate
tu tempestad,
volteando
tu raudo mundo,
déjame
curar éste dolor profundo
que
inunda mi alma de lágrimas
como
cataratas que la dejan vacía
y sin
esperanzas.
Déjame
a solas,
nunca
más quiero sentir
que
sabías a silencio y a sueños
y a
tactos de deseos,
sabías
a mi mundo,
a todo
lo que anhelaba,
sabías
a amor,
a mi
amor.
Quiero
reír sin tristezas,
llorar
con sonrisas,
¡vete
ya de mi vida!
¡déjame
a solas
con mi
nostalgia de tus besos
y poder
escuchar tu melodía
aún
cuando estés lejos,
aún
cuando ya no estés!
No
necesito tus ojos para ver
ni tus
labios para sentir,
ni tu
alma para vivir,
ni tu
existencia en mi vida
para
sonreír
ni te
necesito
para
saber amar.
Déjame
a solas,
no
quiero lágrimas
con
emociones llenas de ti
y de mi
llenando surcos de pasión,
aclarando
tristezas,
llenando
melancolías,
lágrimas
que eran
tan
sólo para quererte
y
guardadas con sentimiento.
Déjame
a solas,
soñándote
en cada anochecer,
sin
colores,
sin
esperanzas,
sin
anhelos,
sin
nada que me recuerde a ti,
ni tus
suaves palabras en mis sueños
que
ilusionaron mares,
que
significaron tu presencia,
secretos
ya idos de amores a voces.
El
tiempo de amarnos
entre
tú y yo ya no existe,
déjame
a solas soñar con el amor,
caricias
y besos
verdaderos
y plenos.
Alma sombría,
no
llegues más a mí,
no
mereces castigo ni reproches,
no te
veré en el pliego
más
negro de la noche,
ahora
sin ti
brillarán
más las lejanas estrellas.
Eres ya
luz
entre
sombras que no me alcanza,
eres
flores entre ruinas sin color ni aroma,
eres falso
clamor entre dulces caricias
nunca
más encontradas.
Déjame
a solas,
olvidarte
casi en el borde del fracaso,
en el
final que asombra.
Ahora,
sola al
fin,
una luz
que el sol
no sabe
ilumina mi alma
con sus
rayos de amor,
límpido
y brillante.
Vivo en
una claridad,
en una
transparencia de paz
en el
gran milagro de un cenital
esplendor
por no estar más a tu lado.