Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
jueves, 1 de junio de 2017
Recuerdos del pasado
Recuerdos
del pasado,
Señales
advenedizas y trágicas
Que
raudamente vienen sin saber por qué.
¿CUÁL es la razón de este cambio
Absoluto
y total?
¿Por
qué el pasado viene a cambiar el presente?
Mi
vida blanca de tristeza,
Es
luz todo dolor
Y
aún el amor me inunda
Y
me hace recordarte…
Como
mi gran soñador.
Recuerdos
del pasado,
Mi
fantasía con audacia, inquieta y mágica, sin cesar
Busca
la paz interior,
Aún
sintiendo el dolor interior Y más profundo
En
la nocturna soledad secreta.
Recuerdos
del pasado,
No
obstante este HOY sangrante y doloroso,
Entre
los sueños peregrinos prosiguen
Con
voluntad férrea y tenaz por el desierto humano
Que
comencé en el AYER, va poco a poco superando…
Hacia
la esperanza del cambio.
Y
aunque no llegue nunca a los serenos
Doseles
de las palmas, por lo menos
Más
cerca de ellas cavare mi fosa.
Recuerdos
del pasado,
Y
aún a pesar de mi ánimo sin decaimientos,
Mi
mar de llantos busca en mi interior
Las
frases,
Las
palabras de amor,
La
poesía que emana de mí hacia el mundo real,
Que
a veces esta partido.
Recuerdos
del pasado,
Soy
una vagabunda del cielo y de la tierra,
Y
el lenguaje sutil,
Cuando
los cristales duplican sus colores,
Mi
ánimo se levanta hacia lo alto,
Superando
todos los obstáculos,
Que
me hieren y lastiman.
Soy
una página en blanco
Y
no encuentra en estos instantes de dolor…
Los
poemas que están en en el aire perdidos,
Allá
en la lejanía.
Recuerdos
del pasado,
No
regresen a este HOY,
Busco
el amor,
La
paz en todo mi existir,
Y
sé que pronto llegarán.
La noche triste
La noche triste,
quejumbrosa,
galopa entre las oscuras nubes
tras un rayo,
un
trueno,
dejando en el horizonte
cenizas de penas.
La noche galopa dando brincos,
luces de estrellas
en sus cascos negros.
Me interno en ella,
el miedo me rodea,
busco entre luces
alguna luz que me guíe
hacia el sendero,
ese, el que vi en sueños,
que entre árboles ralos
me llevaba hacia la luz.
La noche triste,
entre
golpes de resplandores rojos,
crepusculares,
da vida, sin quererlo,
a pequeños brotes de bambú,
de caléndulas,
de siempre hermosas amapolas,
dando a mi alma
resquicios de calma,
de serenidad,
de fe.
La noche triste
sigue en su galope sin fin,
levanta al cruzar mares,
cielos,
horizontes,
un sinfín de sueños truncos,
rotos, resquebrajados
por brujas malvadas
y duendes traviesos.
Es un potro salvaje y negro
con crines al viento,
con cascos de plata
y arneses de estrellas.
Galopa en extensa llanura
donde en los confines del tiempo
su trotar eterno descansa
cuando aparece la esclarecida aurora
con sus haces dorados
de atrapante misterio.
Entonces, ese potro
hondo y negro
se desvanece poco a poco
para seguir renaciendo.
La noche triste
envuelta en niebla
da sinsabores a mi corazón.
Una sutil muselina rodea
la luna.
La suave luz de opalina
esmerila la laguna.
La noche de negra esclavina
se desgarra en espinas de tunas.
Una luz peregrina reina
en alba bruma.
Murmullos en la noche
Murmullos
en la noche,
colmada
de cálidas palabras
encendiendo
velas donde el viento
sacude
negra soledad.
Ayer en
la noche,
entre
los silbidos del viento
acaricié
el pétalo de tu sombra.
¡Qué
extraño fue!
Murmullos
en la noche,
los dos
quietos,
abrazados
en un solo cuerpo,
sentimos
en oleadas
de
viento y agua
que la
esperanza viene a nosotros.
Murmullos
en la noche,
somos
dos,
sólo
dos,
con
miedo a ser uno.
Miedo a
amar y a dejarse amar
miedo a
pasión desbocada,
miedos a besos furtivos y deseados,
miedo a
vivir entrelazados
bajo
las ramas confundidas y anhelantes
de los
ligustros.
Miedo
de ser naturaleza,
viva,
en la
naturaleza.
Murmullos
en la noche,
delirios
alucinantes
de
saborear la paz
serena
de tu amor
y cada
mañana tu aliento
de
cigarra anida
mis
ojos abiertos
en la
penumbra quieta.
Murmullos
en la noche,
que mi
alma juglaresca escucha
como
fondo apabullado,
son
murmullos que
como
arrullos de horas muertas
nos
nombran,
para
unirnos con mil ojos
confundidos
de caricias
en un
viento indiferente
que
juguetea con nuestros cuerpos
plenos
de amor.
Murmullos
en la noche,
quiero
que tú
con tus palabras y gemidos de amor
aturdas
todos mis sentidos.
Comúlgate
conmigo,
apagan
los murmullos que deliran
desboca
los temores indefensos
y sólo
¡ámame!
y será,
entonces, el mundo nuestro.
¡Ámame!
Seré la
sal de tu camino
y el
verde de tu sombra acogedora,
seré tu
cuerpo de perfumes
y
aromas dulces,
brazos
de estatuas,
esculpidas
por la pasión fresca
de mis
formas tuyas.