Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 10 de junio de 2017
Agobiante
Agobiante,
azotada
por fuerzas temibles,
me
siento zarandeada
como
marioneta al viento,
me
empujan,
me
arrastran,
me
hacen temblar,
me inclino
hacia la madre tierra
buscando
refugio
y la
invisibilidad.
Agobiante,
¿por qué los signos maléficos,
las sombras oscuras,
las envidias inevitables,
no me
abandonan
y me hacen dudar
de mis
actos,
los que
creo venturosos,
dignos,
necesarios?
Agobiante,
mi vida
serena
dejó de
serlo,
me
acosan sucesos siniestros
que mi
alma rechaza,
se cierra
como
pétalos de la flor
que no
alcanzó a ser fruto.
¿Dónde
está la humildad,
la solidaridad,
la ayuda mutua,
tan necesarias
para
crecer
y amar
hasta el infinito?
Agobiante,
es
vivir entre errores,
sin culpas,
en
equívocas ideas,
entre heridas
que
como saetas finitas
con
espinas de rosas
se clavan,
hundiéndose en mi alma
y dejándome exhausta,
triste,
solitaria,
sin mí
misma,
vacío
el espacio de mi mundo interior
pero
siempre,
defendiendo su verdad clara
y pura,
plena
de amor
aún
sangrante.
Agobiante,
quiero
volver al mundo
de las
sonrisas
que se
despiertan cada día
al
clarear el alba,
al
mundo mágico de las almas puras
y
plenas de amor
que me
rodeen
y giren
en vueltas eternas,
los Ángeles áureos
protegiéndome
del mal,
la traición,
la
mentira.
¡Bendita
es la vida con amor,
existencia
prodigiosa
sin
recuerdos dolorosos,
sin
memorias sufrientes!
¡Vivir
de frente
hacia
ese dónde
que nos
conduce a la paz de alma,
queriéndolo,
buscándolo!
Agobiante,
necesito
estar acompañada
por las
ansias de ese inmenso querer
de
estar conmigo,
riendo,
danzando,
cantando
en cada
segundo
de mi
vida.
Ir
hacia el paraíso
de los
tiempos del alma
y renacer
las palabras de amor escondidas
en la
memoria de tiempos ya idos,
frases,
poemas,
sílabas entrelazadas
que
corren hacia el papel
que las
espera dormido
en una
somnolencia de luces apagadas
que comienza a vibrar
al
recibirlas ansioso
y
expectante.
Mi
cielo se está
volviendo nítido,
todo
alado de olvido,
lleno de esperanzas en vuelo,
ahora
comienzo a vivir
el Hoy,
conmigo misma.
¡Qué
dicha vivir en la dicha,
plena,
del
estar sin vagar
y sin
rumbo,
sólo
vivir en gozosos instantes
que
nunca serán iguales!
¡Toda
la vida es única!
vivámosla en los días
y horas
en que
fuimos felices,
lejos
del agobiante dolor
que pudo rozarnos.
Manto De Flores
Manto
de flores,
me
envuelven
con su
fragante aroma
y su
cadena de colores,
rojos,
amarillos,
blancos,
lilas
y su
dulce perfume
perturban
mi alma plena de amor.
Entre
rosas,
nenúfares,
amapolas,
azahares,
azucenas,
almendros
en flor,
dalias,
tulipanes,
calas,
aterciopelan
mi cuerpo
y me
inundan de dulzura y paz,
aureolan
mi ambiente.
El amor
es como la flor
todavía en capullo bello
donde
ha brotado pureza,
suavidad,
delicadeza,
pasión.
Manto
de flores
que a
su través
me
lleva al mundo de tus brazos,
me
siento cobijada,
amada
entre
colores y perfumes.
En el
aire sensual
y tibio
de la tarde
me
acarician sus pétalos,
es un
manto dulce,
mágico,
luminoso,
que
nunca se olvida.
Como el
arco de los cielos
sus
olores llegan
y crecen
y luces
me envuelven
y el
ángel verde
de la
esperanza
me
llena de alegría.
He
perdido el miedo
en tus
brazos
que me
estrechan poderosos
con la
fuerza del amor.
Manto
de flores,
el lirio de la ternura crece
en la
pradera celeste
del agua
como
los nenúfares en flor
quietos y anhelantes
que
parece que esperan las canciones
que
alguien los acompañe
en su
danza de círculos.
Los
camalotes cándidamente se asoman,
castos
y libres
y las
aguas nos brindan
sus vestiduras de melodías
haciendo
que nuestra total entrega
sea
duradera y dichosa.
Mantos
de flores,
la lluvia se inicia ya,
las nubes
en su
tránsito lento
hacen
brotar los retoños luminosos,
que
crecen libres
en las
ramas perfumadas
haciéndonos
sentir
entre vergeles
floridos,
caricias
nuevas.
El
radiante césped trémulo
se viste de perlas de agua,
dando a
nuestro amor
frescura
que
espera botones,
capullos
y
tenues lazos
que
entre grises y rosas
se
entrecruzan.
Manto
de flores,
en la
calma
de unos
pétalos
nuestro
amor resurge,
se
retrata fiel,
entre
rosales
y
madreselvas
con
comunicativa ternura.
Olor de
nube en la flor celeste,
en la
tierra verde,
en tus
brazos
mis
manos leves
encuentran
los carmines que busco.
Manto
de flores,
feliz la nube de mayo,
que es
ésta
o
aquella rosa,
déjenme
vivir feliz
con mi
amado
entre
guirnaldas florecidas,
límpidas y libres,
y entre
enredaderas
de
campanillas azules
aquellas
que allá se asoman.
Bajo la
esmeralda temblorosa,
amado
mío,
te veo
y te
siento
con
corona de jilgueros
y
pétalos de amapolas,
siguiendo
yo
alegre
tus pasos
hacia las islas
y los
bosques florecidos
del sueño.
Soy
feliz,
estoy
en el valle perfumado
de tu
ágil cuerpo
y en tu
regazo
me dejo
caer
cual
frágil flor
recién
nacida.
Mis huellas en tu mar
Mis
huellas en tu mar,
mis marcas en tu piel,
entre
estrías de luces,
entre
maravillosos perfiles
que
rutilan por el agua
entre
festejos y júbilos
al
velar el ardoroso buscarte
en la plenitud del acierto
de este amor por ti.
Dejé
mis huellas
en tu
cuerpo de mar,
entre un oleaje
resplandeciente de ardores
que te
recorren
como
finas plumas del aire,
cubriéndote
de besos, caricias,
en las
puntas de las olas
intentando cubrirte
con mis
ansias locas.
Mis
huellas en tu mar,
iluminan
mis intentos
de que
no me olvides nunca,
entre
clamoreos festivos,
jubilosos,
inocentes,
plenos
de relumbres, de fulgores,
proclamando
cómo te estoy queriendo
y dejándote ante tu orilla
mi cuerpo virgen y puro
que
alegremente se te entrega.
Las
olas van formando
con
monosílabos
palabras
de amor
que te
susurran entrecortadas
para que las descubras,
sirviéndote a tus deseos
de que
tú y yo formemos
un
doble espejo
donde
nos refugiaremos
para
amarnos.
Mis
huellas en tu mar
casi
desaparecen,
se
desdibujan,
las olas en la arena
las van llevando
entre
la espuma hacia la espesura del mar,
donde
tú me esperas,
ansioso
y desesperado
por
tenerme entre tus brazos.
Mis
huellas en tu mar
se
adentran entre las aguas
en una
actividad a veces frenética
y a
veces pausada,
fluyendo
hacia ti, mi amante,
porque
eres amado.
Muestra
en tu hacer,
¡que
eres un afluente
del
gran fluido que es la vida!
Mis
huellas en tu mar,
como magia de amores,
viviéndolos,
sintiéndolos
en
grandiosos momentos de belleza
y gozo
sin par,
entre
imágenes de desbordantes fantasías
y percepciones en torno a lo Divino.
El mar
nos ciñe, más y más,
como un
cerco de alegría,
colmándonos
de asombro
al
mirarnos entre espumas
que
desfallecen en la orilla.
Mis
huellas en tu mar
se
hunden de a una,
de a
cien, de a mil,
las incontables pisadas cristalinas,
que
como figuras de blanco mármol
quieren
estrecharte entre sus senos,
de
una en otra,
evadiéndose
ligeras
y
permaneciendo siendo ninfas.
Son juego
de raudo amor,
entre
tú y esta ninfa rápida
que
apenas erguida cae
entre
tu espuma desfalleciendo en tu orilla
entre verdes curvas,
con
luces vagas
en un
gran hervor
de
cuerpos en proyecto.
Se
enlazan en las ondas
en
altas quejas estremecidas
de
gozos y placeres,
entre
deseos que se alzan
en ligeras crestas de ondinas,
entre
ansias
que se
mueren
en
blancuras de amores nuevos.