Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 11 de junio de 2017
Flamear de imágenes
Sin alas,
silenciosa por los
aires,
te busco recorriendo
distancias,
emocionada con versos
que se dan a la vida
como un milagro.
Flamear de imágenes,
mi ritmo cadencioso,
revolotea entre
caricias y suspiros
en nuestros
encuentros entre rosas,
albores, celajes,
donde el tiempo se
pierde
en un ir y venir
infinito.
Flamear de imágenes,
como flechas
perfumadas lancé
mis palabras en un
poema de amor
que viajó hasta tu
alma,
dulce estrella de la
pasión,
ojos de luna,
corazón suave y
tierno
de mi esperanzada
espera.
De ti conozco tan
solo tu alma
venida desde lejos,
alma que con pálido
encanto
es fuente sonora,
esencia del canto
¡es un reír de
aurora!
Un gran flamear de
cuerpos en proyecto,
abruma las imágenes
que en el agua
transparente
y celeste nos
entreteje en tules
y juntos nos acercan
y nos llevan a mundos
milagrosos.
Flamear de imágenes,
con notas breves y
trémulas,
las frases se
entrecruzan,
otras se mojan las
alas
en la transparente
esfera de la gota de rocío
en la que tú y yo
absortos contemplamos
la imagen del cielo
unida a la forma de la vida.
Y escuchando atentos,
muy juntos oiremos la melodía
de los versos
incesantes
que no se agitarán
como las dichas ni
los besos.
Flamear de imágenes,
en noches de misterio
encendamos
la lámpara del amor
y compilaré mis
versos
en lugares remotos
con la complicidad
de la noche en el
abrazo de la luna.
Fluye amante porque
eres amado,
muestra en tu hacer
que eres un afluente
de una corriente
embravecida.
Flamear de imágenes,
mis manos rozan tu
suave piel
y mis labios se
acercan
y te buscan.
Laberinto de seducción
Laberinto de seducción,
escondite secreto,
puertas levadizas,
trancas con cerrojo,
que no conducen a ninguna parte.
¿Es que acaso no existe
el sendero que me libere
de este juego de seducción
que me conduce tan sólo a
envolverme
en un manto de lágrimas?
Delicadas,
ardientes,
nuestras almas se buscan
por un laberinto de soledad,
en una melodía que acaricia los
sentidos,
instintos que convocan arrebatos
de pasión.
Laberinto de seducción,
mi camino fue hacia tu plan
que me condujo
en un extraviado concierto
a que mi alma se rindiera
y la copa de mi sentimiento
se volcó íntegramente hacia ti.
En este paraíso
de los tiempos del alma,
voy intentando alejarme,
recorro senderos,
tupidos follajes,
sendas inconclusas
y no encuentro la forma de
alejarme de ti,
tú, el que traes a mi mundo
tus misteriosos artilugios
para enredarme en hilos de
tristeza
y sed de sollozos.
Negarme a vivir
quisiera en las sombras del
olvido
pero la vida me declara
todo tu amor vivido.
Laberinto de seducción,
donde tu sombra vive de
eternidad…
Enciendo velas para encontrar
el lugar donde el viento
sacude su negra soledad.
Ayer acaricié el pétalo de tu
sombra
¡Qué extraño fue!
Tú,
el que me llevó a caminos
demolidos,
quitando los pasadizos
del incierto vespertino
pero no puedo apartarme de ti,
la música de tu voz
me lleva a un júbilo nuevo,
pleno de placeres
y gozos inesperados,
Perdidos entre los recodos del
laberinto
nos buscamos a tientas,
seducidos por nuestra pasión.
Nos abrazamos en el aire del
mundo
y nos volvemos a alejar.
Laberinto de seducción,
en ellos se estrenan los gozos
primeros,
los sones del amor nuevo,
las huellas de un vivir
transido de un querer.
Déjenme salir,
procelosa y airada,
sin destellos de penas ni de
dolores,
desaparecer en la quietud de la
noche
para ser tan solo un recuerdo
en el tiempo vivido,
en el ayer,
sin esperar un retorno
al laberinto pasional
que nos imprimió marcas
sobre nuestro anhelado futuro.
Laberinto de seducción,
en el que las presencias de
siempre,
no bastaban
y no nos hallamos con las manos,
con los gritos clamando,
con las bocas sin besos,
¡ya no más,
sólo nos quedan cicatrices
dentro del alma
por toda la eternidad!
Pregúntale al viento
Pregúntale
al viento,
mi
amor,
cuántas
veces te nombré
con un
grito callado
para
que nadie supiera lo que siento
cuando
no estás a mi lado
y si el
viento hablara,
te
diría todo lo que te extraña
este
corazón mío.
Si en
mis sueños te nombro
sin que
lo sepas,
pregúntale
al viento
todo lo
que un día
prometimos
realizar juntos,
muy
juntos
y sólo
en sueños se quedó
tan
solo por unos instantes
porque
si no compartimos
cada
momento de nuestra vida
ésta no
tiene sentido.
Sí,
pregúntale
a tus noches frías
si mi
cuerpo no extrañas.
Pregúntale
al viento
si al
pasar me besa,
sólo
por besar,
si
enreda mi pelo por acariciar,
si su
brisa lleva lágrimas de sal.
Pregúntale
al viento
todo lo
que pienso en ti
y si al
pasar el tiempo se lleva
en el
aire algo más…
si me
vio llorar por ti
cuando
silba,
canta,
gime…
cuando
hace esos ruidos
que me
hace temblar.
Pregúntale
al viento
que me
sucede
cuando
no lo siento,
no me
toca,
por qué
no me besa,
por qué
va de prisa,
cuán
grande es mi amor por ti
y por
qué a veces lloro
sólo
por llorar.
Pregúntale
al viento
si tu
amor está en mí
como
mar en la popa del barco
que
zarpa en la ruta que añora.
El
flamboyán
deshojando
sus hojas
al
soplo del viento va,
pregúntale
si a mi vida
unida
la tuya está.
Pactaron
las nubes y los vientos
para
unirnos cada día más,
escondernos
en nuestras miradas,
hablarnos
en nuestros silencios,
desnudando
nuestros sentimientos
en
versos que te escribe mi alma.
Fuego
de amor
que
acaricia suavemente el viento,
transita
por nuestras venas,
se
funde en nuestros corazones.
Pregúntale
al viento
el
momento indicado,
el
anhelado,
cuándo
llegará el juego del amor,
de
miradas entrecruzadas,
de
roces sin tocarnos,
de
suspiros gratos,
de
besos que se llevará el aire
a
través del tiempo
porque
nuestros sentimientos
vuelan
ingrávidos como el viento.
Pregúntale
al viento
por qué
te busco y te añoro,
por qué
suspiro en cada eco
cuando
tú no estás
y
cuando te encuentro,
muy
despacio,
con
lentas claridades,
desemboca
en ti,
cuerpo
con cuerpo
igual
que agua con agua,
corriendo
juntos entre orillas
que se
llaman los días más felices.