Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 23 de junio de 2017
Perdida en caminos oscuros
Perdida
en caminos oscuros,
misteriosos, secretísimos,
plenos
de honduras, sin luces,
me
encuentro en estos instantes
como
profeta de mis fines,
no
dudando del mundo
que
pintó mi fantasía
en los
grandes desiertos invisibles.
Perdida
estoy, reconcentrada y penetrante,
sola,
muda, predestinada, esclarecida,
en un
aislamiento profundo.
Mi
hondo centro,
mi
sueño errante
y mi soledad
hundida
se
dilatan por lo no inexistente
hasta
que vacilo
cuando
la duda oscurece
por
dentro mi ceguera.
Perdida
en caminos oscuros,
un
tacto sombrío entre mi ser
y el
mundo,
entre
las dos tinieblas
define
una ignorada juventud ardiente.
Estoy
buscándote,
quiero
encontrarte en la noche,
estoy
perdida sin ti.
Allí,
en la lejanía,
más
allá de las palabras,
de los
sentidos y las ideas,
en el
territorio oculto
de
tiempos escurridizos,
perdida
grito tu nombre,
te imploro
con una
voz tierna y apasionada.
¡Búscame!
¡Atrápame!
Y
agitando melodías de fuegos
en las
manos del arco iris
correré
libre hacia la luz
dejando
de habitar las sombras.
Perdida
en caminos oscuros,
quiero
encontrar el resquicio
para
llegar al terreno
donde
el amor sueña
libre en su soledad
y las
cruces desnudas
diluyen su lenguaje de espumas
recibiendo
la sencilla vibración
de los
corazones puros.
Me
alejo,
cruzando mil huellas oscuras,
pasando
el horizonte envejecido,
mirando
en el fondo de los sueños
la estrella que palpita.
Me
alejo, sí,
buscando el camino iluminado,
dejando atrás los caminos oscuros,
llevando en mis manos
aquel
cielo nativo
con un
sol gastado.
Quiero
llegar al lugar
donde
el amor cae
en
cataratas silentes,
día a día
por las
curvas sencillas del viento
desplazando
su caudal de perfumes
en el tiempo sin más ilusiones
que el
buscar el acento claro de la paz.
Perdida
en caminos oscuros,
huyo
presurosa
para hallar mis palabras
las que
se llevó el viento,
leves y vaporosas,
como
las huellas
de las
gaviotas en las playas.
Todo en
mi vida es un presentimiento,
soy
como hoja medio desprendida
que ya
la agita
sin
llegar el viento,
una
hoja perdida,
temblorosa
y conmovida.
Clara
imagen pura
de mi
búsqueda sin fin
de
encontrarte
para
amarnos y entregarnos
para siempre en el éxtasis
de una
unión secreta,
nuestra, sólo nuestra.
Perdida
en caminos oscuros,
voy
labrando sin tregua
ni senderos a la luz,
hacia
ti, para abrazar con mi cuerpo de luna
el
templo de oro de tu alma tranquila.
Vayamos
juntos
a la luz del día, ésta,
no es
aquella de ayer
ni la
que alumbrará mañana.
Búscame
en mis caminos oscuros
y en
volandas, únete conmigo
en el
horizonte sin fin.
No estar contigo
No
estar contigo,
te desviaste
de la
senda
en la que yo te estaba buscando.
Te
entreví soslayadamente,
intuí tu venida,
te
esperé con todas mis ansias,
mi
cuerpo entero
clamaba
por ti.
Viniste
hacia mí
raudamente
como
relámpago de luz
iluminando mis mares internos
y te
internaste con alegrías,
con
ternuras
y
deliciosas caricias
como un
pájaro
picoteando
un campo pleno
y
fecundo
de
semillas estremecidas
de ser
encontradas.
Tu
llegada
duró
sólo instantes,
ya no
estoy contigo
y te
extraño tanto
que mi
corazón se estruja,
vibra,
palpita
y se
anega de lágrimas
largas,
interminables,
la
desilusión me colma
y los
pesares
inundan
mi alma
que
confundida
y
estremecida
no
puede comprender
los por qué
de
estos tan sólo instantes
de
felicidad total
y
pródiga.
No
estoy contigo,
no lo
estaré nunca más
en esta
vida del Hoy,
ni del
mañana.
Mi afán
ciego
por
creer
en tus promesas de amor
no me dejaron ver
que
ibas a ser
en mi
camino
sólo
una estrella fugaz.
Bañaste
mi alma
de luz
por un instante
y como
un cometa raudo
y veloz
su
estela
dejó
marcas indelebles
en mi
cuerpo
y en mi
espíritu.
Contigo
sentí el perfume
y la
suavidad
de una
flor recién abierta.
Suave
curva
la
entrega de nosotros
como
pájaros
que en
busca de lo soñado
hacia
todas partes vuelan
ensayando todos los cantos
de las
aves
que toda la Tierra pueblan.
No
estar contigo
es
sentirme
como
colmena vacía,
sin
zumbidos
ni
latidos
ya que mi alma está seca,
es como
hundirme
en un
mar de dolorosas tragedias,
me
hiciste mal,
me
hiciste bajar
a un
abismo
donde
la luz
no
penetra.
No
estar contigo
es
sentirme atrapada
en un
laberinto
de
verdes follajes
donde
los pájaros
no responden
y en un intangible ensueño
lejano
donde
las flores
se
esconden.
Y así
dejaste mi alma triste
y
abatida
viviendo
sólo en
la bruma
donde
mis ilusiones
se
pierden.
Te
pienso
y te
retrato fiel
sobre
el heliotropo
del
crepúsculo
idealizándote
con
ímpetu alado.
Sólo
eres ahora
un triste recuerdo,
un tesoro no conquistado,
un
espejo
donde
no se reflejan
nuestras imágenes.
¡Vete
ya!
¡No regreses!
No me
encontrarás
en la
inmensidad del tiempo,
ya eres
una saeta
que se
perdió
en el
azul cielo.
Para ti
escribí
los versos de amor
que no
llegaron nunca al papel
que los esperaba
con
ansias
entre
el olor de tomillos
y de
madreselvas.
¡Qué
dolor a mi pecho se derramó!
Voy en busca
de la
lluvia que limpia
y
rejuvenece mi alma
e
ilumina mi rostro
con una
sonrisa
para el
nuevo amor
que se
acerca.
Me extrañas
Me
extrañas sin conocerme,
sólo nuestras palabras
nos
unen,
palabras
viejas
como el
mundo
que se
llenan de alas
y campanas
y
suenan nuevas,
nuevas
por completo
porque han sido pulidas
y
lustradas por la ternura,
la
dicha de habernos encontrado
en un
instante especial
y único
que nos
cubre,
que nos
rebasa,
que nos
estremece.
Me
extrañas,
dulces
palabras
que se
vuelven únicas
como
por milagro
y nos dejan suspendidos
en un
momento de felicidad.
Tú y
yo,
desde
la distancia
somos
pobladores
de la
maravilla de extrañarnos
sin
habernos visto nunca,
¿te das
cuenta?.
Somos
una canción,
dos
aves en vuelo,
dos
estrellas
de una
constelación de amor.
Ya
nunca seremos dos extraños,
porque
tanto tú como yo
tenemos en nuestras almas
nuestros
nombres
unidos
por una
invisible cadena
¡qué
milagro!.
Tú no
sabes,
solitario sacramento del nombrar
que
cuando te nombro,
te
pienso
y el
todo que nos separa
nos
acerca.
Me
extrañas
porque
somos un amanecer,
la llegada del sol
y del
verano
en una lluviosa tarde.
Me
extrañas
y más
me extrañarás
cuando
tus manos
se
posen en las mías
y tu
beso encienda
esta
cabeza mía
que
caerá
como un
fruto dorado
sobre
tu pecho.
Porque
eso es vivir…
¡vivir es renovarse cada día!,
es extrañar
sin saber por qué
a
alguien que se cruzó raudamente
por tu
vida
sin
remotamente esperarlo,
dejándose
caer
en tu
camino,
iluminando
creo
otras luces,
generando
expectativas nuevas
y
curiosas
como
una gracia
un poco
endeble
pero
arrobadora
como
una flor nueva.
Me
extrañas,
ser que
entiende,
comprende,
siente,
en mis
prosas de amor
lo que
éstas guardan:
temblores,
ansiedades,
emociones,
ese
perfecto deseo de amar
y ser
amada,
de esa
realidad de amor
que nos
hace inmensamente felices
y
volátiles,
levitando
ambos
en ese otro espacio
donde
sólo tú y yo
lo
recorremos.
Me
extrañas,
hablamos
y nuestras voces se unen,
se suspenden
en el
aire como para volar.
Que
extraño lo nuestro…
cada vez que hablamos
parece
que algo profundo
nos
acerca,
algo
con magia,
duendes,
hadas
que nos
entrelazan
con
hilos intangibles
que no
se desatarán
nunca
más.
Me
extrañas,
te
extraño
y la
espera de encontrarnos
se hace
larga,
quiero
compartir contigo
sueños,
penas,
alegrías,
canciones,
música.
Ser los
dos
la savia de un árbol,
las
alas del alma,
el
color del agua,
las estrellas
en el
fondo de los ojos,
la
locura
en el
pensamiento,
el
calor de la piel.
Dejar
que el amor
nos inunde
sin
miedos
y sin
temores.