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jueves, 13 de julio de 2017

Luna


Desciende serena, de la luna llena.
La luz blanca y buena,
blanca y silenciosa, buena y dolorosa,
espectral y hermosa, en las nubes vuela, en el río riela.
En las cunas vela,
dilata el paisaje y un temblor de encaje pone en el follaje,
astro sin ventura, copa de amargura y luz de sepultura.
Esa antorcha incierta, de la luna yerta,
errabunda muerta.
Luz fría y extraña que embruja a la araña y a la telaraña.
Luz de pesadilla que en los ojos brilla, del búho que chilla.
Está en el sendero que del hormiguero va hasta el jazminero.
Y alumbra un camino vago y blanquecino para el peregrino.
Luz exangüe , telar que devana la tristeza humana.
Luz que el cielo envía como poesía de amor de la noche fría.
Donde los enamorados bajo su luz serena se abrazan y acarician,
con ternuras y cariños.

“Y yo soñaba… soñaba
que hoy… tal vez mañana…
quizás un día… yo sería tu amante”


Distancia





Distancia, me desarmo como una nube deshilachada en penas.
Quiero estar allí, no a distancia lejos de ti, pero debo estar acá.
El amor perdona a quienes saben amar.
Se cobra su tributo.
Le pago sin demora aún desde tan lejos,
con el dolor de la distancia antes y ahora.
El perfume lejano de tu ausencia me acarició la piel.
Sentí que me abrazaban y me besaban.
“Es su silencio”, me dije.
Era su silencio. Un silencio vivo, bullicioso de recuerdos,
de manos de papel, que acariciaban mi pelo desprolijo.
Un silencio a la distancia de voces mentoladas y ojos cenicientos de cristal.
Te amo en la espera porque se ama con el tiempo.
Letargo impreciso que arrastra en sus alas minutos y tormentas,
para acercar a mis caricias el fuego de tu piel.

“Cae la lluvia donde tu sombra,
 vive en la eternidad”

Decepción


 Decepción, de un instante al otro alguien se alejo de mí,
sin una palabra de disculpa, de consuelo, sin mediar ninguna compasión.
No debo detener mas deseos de esperanza de encontrar en la vida,
la bondad, el desinterés, la solidaridad.
¿Es que acaso en el mundo lo único que prevalece es la vanidad,
la envidia, la envidia precoz, la maldad, el engaño?
Veo a las gentes veloces, con prisa, risa, menudencia sin fin, consumiendo sin parar,
a pleno goce, en luz de ellos, la que va a hacer mía en cuanto alguien diga allí:
“ya es de noche”.
La noche donde estoy yo ahora, tan dormida y tan sin sol, en esa noche y
luna del dormir que pienso en el otro lado donde hay luz que yo no veo.

“Naranjal en flor
un azahar me bautiza
purificación”