Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 17 de julio de 2017
Sin ti
Sin ti,
¿quién soy?
¿cómo vivo?
Soy una hoja amarillenta
llevada por el seco viento
del silencio
al silencio.
Tal es el viaje completo.
En el trayecto,
te pienso,
te extraño,
te busco
entre bacanales,
falsas algazaras
proezas musicales sin sonido,
pero en ambos confines
del paisaje,
silencios.
Sin ti.
Es viajar sin equipaje,
entre fauces abismales,
engañosas,
acechando entre mentiras falsas.
No puedo burlar
el férreo derrotero
para alzarme
y encontrarte.
Mis ecos están en el timón
el rumbo escrito,
un bandazo final
y naufrago
voraz silencio engulle mi grito.
¡Sin ti, no puedo vivir!
y me desangro entre mis venas
desnudas y sola
estallando en cabriolas locas
en un mar nocturno y volcánico
con un furor satánico
que azota mis senos
y todo mi cuerpo tembloroso,
a ciegas en la negrura
me disolví con la espuma
me remonté con la bruma,
me desbridé con el viento.
Sin ti,
un hondo sentimiento me recorre
y se aquerencia
en mi interior,
destella luz cegadora
en mi esencia,
como en un símil inverso
del paraíso.
Sin ti,
no duermo
un
horizonte plomizo
desembala mi mañana
y golpea mi ventana
creo que eres tú,
pero no,
es un pájaro
que presiente mi tristeza
y mira mis manos desoladas,
moradas
donde la piel es fría
por no tener tu calor.
Impaciente,
sin ti,
grito de dolor,
turbada toda con ideas
empecinadas
de muerte y mareas
que zarandean sin resuello
mi alma y mi mente.
Hechizos se alzan,
mis puños,
a costa de rasguños,
golpean todo,
y mi denuedo
es un total combate
conmigo misma.
¡Sin ti no puedo vivir!
Aquí estoy
Aquí estoy bajo la desgarradora
soledad de tu recuerdo consumiendo mis temblores,
devorándome mis gritos bajo tu piel
fantasmal y traicionera
que me ahoga desde esta distancia tan presente.
Te siento,
estás en mí
como una mariposa
de fuego y de tormenta.
Me ahogas,
me arrancas el alma en cada abrazo,
me desarmas el corazón en cada beso.
Ya no sé definir en la distancia
si estás presente en este Hoy
o en la lejanía de tu ausencia.
O si es tu
ausencia tan fuerte,
tan poderosa,
tan sentida y arrogante
que vives presente siempre
en mis formas afiebradas.
Aquí estoy,
te busqué en el horizonte,
en el cielo,
en el mar,
que activo como la ola,
la ola desnuda y sola que estalla
en cada cabriola y se desangra
al llegar y no te encontré.
Aquí estoy,
un hondo estremecimiento
se aquerenció en mi interior
y destelló en rededpr,
creí que estabas conmigo y un símil de paraíso,
un horizonte plomizo,
desembaló la mañana y claveteó en mi ventana
un cielo gris y oscuro,
tú no estabas.
Aquí estoy,
el pájaro que crecía dentro de mí,
desangróse,
rastro quedó de su goce en mis manos desoladas,
entristecidas y moradas,
donde la piel impaciente,
incuba un día siguiente
que acaso no ha de tomar.
Aquí estoy,
esperándote,
mi memoria se pierde,
mi cuerpo pesa apenas
y hasta la sangre en las venas
más que andar,
se detiene.
Un mundo como de sueño
del mundo que se volvió
sueño desde el confín de la playa.
Aquí estoy,
aguardo con desespero,
con angustia,
atónita mi voz calla.
No ha de escalar
lo indecible y cuestionar lo visible,
excede mi entendimiento.
¿Por qué no vuelves?
Todo parece un paseo por un cuento y
¡fue duro el despertar!
Escribiré al borde de mis heridas,
escribiré cada vez que mi cabeza
recuerde que como piedras rueda por las calles
estas lágrimas que ya no tengo,
ahora que las tardes duermen
y las noches van de madrugada
al instante húmedo de mi único deseo.
Aquí estoy,
me iré a mi jardín convidador me llama,
cuando en rosas,
jazmines, geranios,
estalla o verdea,
dándome paz a mi alma
para que cante bajito,
sin ahondar las pisadas,
con un dejo de gozo y otro dejo de lástima
me olvido de ti,
me alejo,
ya no te espero,
no eres más mi desespero,
eres tan sólo un fantasma más.
Espero y desespero
En las noches silenciosas y oscuras,
pienso
en ti que te has ido a hurtadillas
entre secreteos malsanos y tristes
a
otros amores que te buscaban sin cesar.
Me olvidaste,
yo no te olvidé,
recuerdo cada instante de nuestro estar
juntos,
amándonos con tal intensidad
que el día se volvía de noche y la noche día.
Desespero.
Sí,
desespero por no haberte podido decirte
¡adiós!,
todo sucedió en silencios prolongados y
dolorosos,
sin
una palabra aún fingida de falsos sentimientos,
dejándome adolorida y triste,
mi
corazón sangrante y las estrellas fugaces lo traspasaban
llevándome a ese mar interminable de lágrimas
tristes.
Espero.
Siempre te llevaré dentro de mí,
recordaré los dolores y las alegrías
mientras el mundo se me hace nada,
te
busco en mis recuerdos mientras te amo en mi soledad
y acuno las canciones
que me
cantabas despacito haciéndome sentir amada.
Desespero.
Y sueño que todas las noches vienes a poseerme
y te
pido que me digas donde acaba el hilo negro
y donde empieza el blanco
y para olvidarte aprieto los dos hilos con
las manos
en
espera de que el negro se vuelva blanco
y tú
desaparezcas de mi vida
y poder reponerme de este dolor sofocante que
me asfixia
y no me permite amar otra vez
sanado mis heridas aún sangrantes.
Espero.
Mientras espero nuevas ilusiones,
esperanzas,
amores nuevos,
escribo versos,
poesías,
prosas que desgarran mi alma,
en
intentos imprecisos,
versos
que simulan estrofas,
como el primer verso que tú inspiraste,
pero sin ti,
mi
numen vaga por altos horizontes
porque
tú eres la poesía que se perdió.
Desesperó.
Amor,
entre la magia y el misterio de la vida,
vuelo hacia ese pasado del cual ya estamos
alejados,
deseo parar el tiempo,
me fundo con la oscuridad y no la veo,
te
imagino conmigo buscándome.
Espero.
Ya no con anhelos e ilusiones que vuelvas a
mí,
sólo
espero con infinita paciencia
que
poco a poco te olvide,
te vayas de mí y así poder amar otra vez
con calidez de alma pura
y podré mirar el cielo llevando dentro de mí
el silencio del mar,
el fragor de la tierra, la música del aire.
Mi pensamiento me llevará lejos,
hacia
litorales desconocidos, horizontes iluminados.
Percibiré el leve crujido de la naturaleza
que me rodea,
amaré
y buscaré la paz
como
única esperanza y fuerza en mi vida
y te encontraré a ti,
la estrella que brillaba en el cielo para mí,
la que
yo no veía pese a que la noche era clara
y traía la luz a mi alma con un amor
verdadero y único.