Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 19 de julio de 2017
La esencia de tu ser
La
esencia de tu ser bien oculta
en el rojo silencio de tus ríos interiores
duerme
tu espíritu en una fugaz luz,
estalla
en la mañana
como
amor retenida en pimpollo.
Mi
alma, cercada de tinieblas,
al
infinito se alarga
cuando tú como bálsamo tenue
me
haces perder el miedo
en tus
brazos que me estrechan
poderosos y frágiles
con la
fuerza de tu amor,
plena
magia
que
suena como dulce melodía.
La
esencia de tu ser me inunda
cual
hiedra de amor,
con tu
sangre vibrante
que forma
raíces profundas y enlazadas
en mi
mundo interior.
Naciste
como perfil modelado
en
blanda cera en los duros biseles del silencio,
estás
inmóvil como águila en espera,
con el
calor de tus hombros
enlazo
la cima de los cielos con la tierra.
No se
cuando empezamos a conocernos,
cada
mañana nos empezamos a encontrar,
cada
nuevo beso es para mí,
mi
primer beso,
mi
verso debía decirte
lo que
para mí has sido,
tú
tenías la palabra exacta
con
ternuras compartidas.
La
esencia de tu ser,
mi corazón palpita deseoso
de
poder llegar a tenerte en mis brazos,
sentir
tu sutil aroma,
con el
solo anhelo
de
llegar a reflejar tus ojos en lo míos
haciendo que mi alma se sumerja
en un
éxtasis infinito.
Así
esta pequeña ideología tuya
provoca
en mí los sentimientos más profundos
ideando
tu figura
mientras
nuestros corazones
siguen
bebiendo de la misma fuente
como en
la hora tiernísima del juego
y de la
leyenda,
regalándome
primaveras inagotables de tu alma.
La
esencia de tu ser,
esa
materia que se presenta
como un
himno favorito
entre
notas que suben en números acordes
de tu
pecho a mi oído
y
despiertan una viola celeste
llevándome al cielo como las alas de un ángel,
armonizando
su son con tus cantares y tus risas.
Siempre
amparándome en tu ser
y se asoman a mi pecho tus sentidos,
temblando
mi cuerpo
al
sentirte cerca de mí.
La
esencia de tu ser,
principio de un amor sin tregua,
así voy
por veredas de la tarde perdida
para
siempre en tu embeleso.
Mi
rostro feliz,
mis
brazos libres,
recorriendo
mis sentidos sin orillas,
vuelvo
a tu boca olorosa,
quedándome
en el deseo creciente de las aguas,
jugando con tus sueños y mis anhelos.
La
esencia de tu ser,
es mi
paz intacta
del
manantial de mi dicha.
Soledad de a dos
Soledad
de a dos,
aislamiento
de dos almas
que
estuvieron unidas en el ayer lejano,
ahora
en un desamparo triste y melancólico,
lloran
llantos de tempestades.
En
noches solitarias,
en el
pasado, unidos
formaban
un solo ser,
de a dos,
unidos por lazos
que
parecían indisolubles
pero el
tiempo los fue diluyendo en la nada,
quedando
los espíritus en un total desamparo
y de sombras se anegaron,
de
tristezas y penas.
Soledad
de a dos,
el
tedio pesa y el silencio flota,
despertándose
dolores y hondas congojas
que
parecen eternas como la flor
desprovista
de perfumes,
ya que
es la que más prolonga su existencia.
Soledad
de a dos,
sólo
subsiste proyectos,
proyectos
arrumbados
y
corazones envejecidos y mustios.
Lenguaje
de congojas
que en
las heridas de los pechos mora,
escondido
en lugares secretísimos
que
descienden a lo hondo de las almas.
Y entre
las sombras
voces se escuchan,
leves,
tenues, que dicen:
¿seguir?,
¡si no se llega!
Ya que
seguir es luchar,
¡qué
inútil lucha!
Ya
nunca más existirán los besos,
aquellos
dulces y tiernos en las frentes,
en las manos, en los cuerpos,
aún sin
ser tocados,
se
dormirá profundamente
ese
mago azul de la mentira.
Soledad
de a dos,
¿qué
persiste de todos los lirismos cultivados
en esta
hoy claridad abrumadora,
sólo
frialdad de sentimientos,
aislamiento
extraño
entre
dos seres que siguen juntos,
entrelazados
en la
red de inercia del vencido
y
acabado amor.
Soledad
de a dos,
el ensueño y la melancolía,
encienden
los sueños
donde
la lucha diaria y ardua
agrandan
la existencia
para sobrevivir juntos
en un
temblor de anhelos no cumplidos
y
esperanzas truncas.
Entre
ambos
se alza
la copa de la amargura,
una
antorcha incierta
de una
luna yerta, errabunda y muerta,
sólo
existe una luz exangüe
que
devana
como en un telar de encuentros
y
desencuentros la tristeza humana.
Soledad
de a dos,
que en
una perenne inquietud
encierra el deseo total de ser soledad
de a
uno
para llegar al interior consigo mismo
donde
mora la felicidad del alma.
Soledad
de a dos,
luz
agonizante, que busca
sin
poder encontrar
el
sentido del existir en esta vida del ahora,
llegando
a contemplar como en un espejo sin luz
la tragedia de ser tan sólo uno
sin
estar frente al otro.
Y es de
esperar
en vano empeño
en un
intangible ensueño
viviendo
sólo en la bruma
que en
una falsa ilusión
se crea
para continuar
en un
mañana sin futuro.
Ardientes ensueños
Ardientes
ensueños,
entre
deseos y ternuras,
juntos
en el alma y el cuerpo,
nosotros
nos amamos
bajo la tormenta oscura
de
palabras no dichas,
en el
misterio de la mirada,
hasta la ira o la melancolía,
nos unimos en un nocturno abandono.
Ardientes
ensueños,
como
dos relámpagos
entre
el sueño,
amanecemos atravesando auroras,
llegando
al horizonte azul
donde
todo se olvida.
Vivimos
tú y yo
una
secreta existencia
donde
el deseo nunca se extingue.
Ardientes
ensueños,
donde el
amor impera,
rumorea
una bandera de rosas,
suspendiendo
mi voz
entre
suspiros entrecortados,
dulces,
leves y profundos.
La
transparencia de tus sueños,
galopa
en mi camino de sombras
y me
haces prisionera
de tus
sonrisas y besos.
Tu
nombre llueve en mi piel
como
una cadena de flores
y en tu
suave tiempo imaginario
soy tuya hasta la muerte.
Ardientes
ensueños,
palpitares
únicos, sin límites,
iluminados por el Amor,
salvándonos
de la
mediocridad y del tedio.
Nos
amamos en nuestros ensueños,
sin
prejuicios ni condiciones,
sin
esperas ni reservas,
sin
egoísmos ni sombras,
sin
cadenas ni sumisiones.
Ardientes
ensueños
que nos
conducen
a la
profundidad del océano
con la
claridad del Sol en las montañas,
con la
fuerza suprema de vientos huracanados.
Ardientes
ensueños
que nos
llevan a amarnos
con la
blanca llama
de
nuestras almas despiertas,
con la
alegría de cielos infinitos,
peregrinando
juntos
hacia
la dicha divina e inmortal.
Te
siento cerca de mí,
tu
canto me atrae hacia ti,
más no
sé de donde,
eres
algo que vive
más allá de sí mismo,
mis ardientes ensueños
te envuelven, te acarician
y
aunque siempre eres nube
y horizonte lejano,
sientes
mis besos sobre tu alma.
Mi
camino
está
sembrado con tu nombre,
mi
espíritu solitario
te sueña en todas las cosas,
mi
espíritu te busca tras toda emoción.
Ardientes
ensueños
que
abren las puertas de mi vida,
que me
hacen escribir
imaginando libre
de
confusiones y miedos,
estrofas, versos
que
vienen hacia mí
sintiendo
renacer en mi mente y alma
amores
ya vividos o por vivir.
Con
lazos eternos nos hemos unidos,
me
arrojo en tus brazos,
en tu
alma me imprimo,
te
infundo en mi ser.
¡Las
almas que se aman
no
tienen olvido,
no
tienen ausencia,
no
tienen adiós!
Ardientes
ensueños,
palpitan
sus aromas,
tiemblan
las brisas,
los
besos cantan como chispas
que
lanzan astros y flores
en
vagas notas
que el
arpa lanza
como un
gran himno
de
esperanzas y ansias.