Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 6 de octubre de 2017
Navegaré
Navegaré en tus olas azules
y verdes para enamorarte
y cada vez más cerca estaré junto a ti
donde las olas muy azules
se confunden con el cielo en el mar.
Y en la calma se arrulla
la ternura infinita de amar
y así las olas mecidas en alta mar,
pegadas,
muy juntas y solas
hacen que quiera estar bajo el resplandor
de la luna viéndonos románticos y deseosos,
tú y yo con las olas del mar.
Navegaré en tu vida como un leve rumor,
como una brisa,
llegaré a tu frente como nardo desvelado
con tan solo recuerdos y sonrisas.
Tú eres todo para mí,
mi canción,
mi mar templado,
el pulso de mi sangre,
mi llanura,
donde duermo sin sueño ni pecado
y eres mi apoyo
donde con ternura este amor
trasciende lo ya vivido.
Navegaré en tu mar de amor infinito,
me adentraré en tus aguas en calma
y navegaré junto con tu alma
hasta descubrir tu íntimo laberinto.
Trazaré una huella de navegación
de millares de años,
alrededor del mundo,
buscándote amor,
en el agua de todos los océanos.
Navegaré hacia ti,
tú eres el amor y la playa,
mi luz desconocida,
mi fuente iluminada,
déjame quererte amor,
déjame estar en ti.
Cúbreme con tu arrebatadora espuma
del mar embravecido,
que yo saldré triunfante,
hollando en una diadema
de suspiros brillantes
y una lluvia de jazmines
y estrellas palpitantes.
Navegaré sobre mi propia estela,
siempre viva,
dispuesta a todo,
a vivir con amor y alegría,
aún cuando cambie el viento
y se den vuelta los paisajes
y en mis blandos oleajes
por mis flancos tú alelí resbala.
Navegaré,
mientras el mundo canta,
cae la luna y el amor renace
y te soñaré surgido del mar,
sano y fuerte para abrazarme
y suspenderme en esa abierta playa mía.
Quieta estoy escuchando
el corazón azul del oleaje,
que eres tú el que viene
por la espuma.
Bésame amor que en esta noche triste
te diré los poemas que mis labios
no se atrevieron y llegarán al papel
donde nadie más los espera.
¿Dónde estás?
Dime amor mío
¿No me sientes llegar
como una lágrima buscándote
por encima del mar?
Navegaré hasta el fin para que me sientas
y escuches decir que te amo.
Flamear de imágenes
Sin alas,
silenciosa por los
aires,
te busco recorriendo
distancias,
emocionada con versos
que se dan a la vida
como un milagro.
Flamear de imágenes,
mi ritmo cadencioso,
revolotea entre
caricias y suspiros
en nuestros
encuentros entre rosas,
albores, celajes,
donde el tiempo se
pierde
en un ir y venir
infinito.
Flamear de imágenes,
como flechas
perfumadas lancé
mis palabras en un
poema de amor
que viajó hasta tu
alma,
dulce estrella de la
pasión,
ojos de luna,
corazón suave y
tierno
de mi esperanzada
espera.
De ti conozco tan
solo tu alma
venida desde lejos,
alma que con pálido
encanto
es fuente sonora,
esencia del canto
¡es un reír de
aurora!
Un gran flamear de
cuerpos en proyecto,
abruma las imágenes
que en el agua
transparente
y celeste nos
entreteje en tules
y juntos nos acercan
y nos llevan a mundos
milagrosos.
Flamear de imágenes,
con notas breves y
trémulas,
las frases se
entrecruzan,
otras se mojan las
alas
en la transparente
esfera de la gota de rocío
en la que tú y yo
absortos contemplamos
la imagen del cielo
unida a la forma de la vida.
Y escuchando atentos,
muy juntos oiremos la melodía
de los versos
incesantes
que no se agitarán
como las dichas ni
los besos.
Flamear de imágenes,
en noches de misterio
encendamos
la lámpara del amor
y compilaré mis
versos
en lugares remotos
con la complicidad
de la noche en el
abrazo de la luna.
Fluye amante porque
eres amado,
muestra en tu hacer
que eres un afluente
de una corriente
embravecida.
Flamear de imágenes,
mis manos rozan tu
suave piel
y mis labios se
acercan
y te buscan.
Pasión sin rostro
Pasión sin rostro,
¿eres tú el esperado?
a través de la vida que pasa,
espero no sólo fugaces dichas,
sino la esencia de verdaderos sentimientos
plenos de júbilos y plácidos encantos.
¿Dónde estás tú,
el desconocido?
No te encuentro ni en mis estrofas,
los sones que de mi vida van brotando,
son los pasos de las visiones
que conmigo lo andan buscando.
¿En qué lejanías te escondes?
Tu alma la siento cerca,
tu rostro no lo he de hallar.
Inútilmente pido noticias de él al viento,
al ave, a la flor,
a la fuente y a los astros del firmamento.
Más no he de dejar de buscarte,
ya una voz secreta me susurra,
¡sigue!
¿Qué te importa no hallarle?
¡Sigue!
¡no te canses,
poetisa!
Sueño mis versos y soy feliz,
sólo con soñar con tu rostro,
canto ¿qué importa no ver la raíz
si todo el rosal está en flor?
Pasión sin rostro,
¿Dónde ocultas tu alma?
Por hallarte no reposo,
vuelo bajo el cielo y sobre el mar
¿Dónde vives,
solitaria, misteriosa?
Tu pasión la siento cerca
y no sólo como un sueño que se esfuma,
sí como un anhelo dulcísimo
de añorar tu presencia.
Nuestras almas,
en lenguaje sutil
cuando los cristales se duplican,
se encuentran y se enlazan.
Pasión sin rostro,
mis sentimientos se cruzan
y mis anhelos anudas,
habitas en mis sueños
y conozco tan sólo un rincón de tu alma.
Primero fue un poema de amor
que envié a tu alma sin rostro,
luego otro y luego otro
sobre las costas de tu espíritu
se fueron amontonando con fuego de pasión.
¿Quién eres?
¿Cómo eres?
Soy tan solo una mujer poeta
que busca el amor
como increíble recompensa de los cielos
e ilusión llegada como magia a mi alma.
Pasión sin rostro,
como una máscara misteriosa,
sin apariencias reales
que no representan quien eres
pero que dentro de ti,
muy dentro,
está la confianza personificada
en un rincón de tu alma
y la calma inunda mi alma si tú te acercas.
Pasión sin rostro,
vuela mi corazón hacia ti,
pleno de ilusiones y esperanzas,
atadas con cadenas de estrellas
a la sombra de un árbol
y con cantos de pájaros perdidos en la brisa,
dejando un invisible rastro de alegrías y anhelos.