Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 7 de octubre de 2017
En las alas de tu cielo
En las
alas de tu cielo,
como
una flor no lejos de la noche,
mi
cuerpo mudo
se abre
a la urgencia del rocío.
Me has
hecho volver
a la
memoria de mi cuerpo,
a
comprender lo que dice mi voz,
a que
flores amarillas
constelen
por doquier
mi
círculo de tierra azul
y que
el agua tiemble
llena de enredaderas marchitas.
En las
alas de tu cielo,
vuelo
hacia ti, buscándote
y toda
mi alma siente su curso
como
las estrellas que vivieron
en valles floridos de la tierra
y
besaron tus labios amados.
En las
alas de tu cielo,
en la
inmensidad,
aún
bajo la luna triste y taciturna,
vago en
pálida soledad
como
vagabunda del cielo y de la tierra,
con la
perenne inquietud de encontrarte
y encerrarme en tus cálidos brazos.
En las alas
de tu cielo,
no me
dejes en el profundo vacío
donde
languidece de sed
el alma
mía,
esperando
saciar
mis
ansias dormidas.
Ahora,
sintiéndote mío,
la
noche se astilla de estrellas
y mi
alma se inunda de música celestial.
Eres el
sustento de mis alas
y yo
para ti, las alas de tu vuelo,
sé que
sin ti,
caería
en un abismo hondo y sin retorno.
En las
alas de tu cielo,
la luz nos separa
y
alargando nuestras manos
no se
alcanza el cuerpo de la dicha,
sólo se
palpan soledades nuevas,
ofertas
de la luz.
Y la
distancia en vuelo
es
distancia, son leguas, años,
cielos,
es la luz lejana.
Y vuelo
hacia ti, pisando horas y horas
para
que nuestro encuentro gane,
al fin
del día, la orilla oscura
en que
cesan las pruebas de estar sola.
En las
alas de tu vuelo
el querer se anida en la tiniebla
y pienso que con decir un te quiero
la felicidad contestaría
con
amor y luz
en
nuestras almas.
Tú eres
las alas de mi fantasía,
has
retornado a tu cielo
y
apenas te has marchado,
yo ya te espero.
Todos
tus movimientos,
pasos,
latidos, ansias, quietud
aunque
arrastrar te quieran
hacia una soledad celestial o terrestre,
no te
saben llevar lo que estás queriendo,
te vas
pero en pleno vuelo te acercas,
pronto,
más tarde, luego.
Ahora
tus alas
te llevan a tu cielo
pero tu
corazón late
en
todas las vagas sombras, tenues
que en
la alta noche
estrellan
el azul del silencio,
todas
suenan a ecos.
Mi alma
te espera,
tú lo
sabes y vienes solo hacia mí,
en ese
largo rodeo de vuelos
que das
para volver.
La Luz Prestada
La luz
prestada,
esa que
yo te di,
que
iluminó tus pasos,
que te
dio brillo
y
resplandor,
esa que
no supiste valorar,
la que
alimentó
tu
espíritu
y calmó
tu sed.
La luz
prestada,
que
bebiste
como el
sol en la tarde,
que
encendió fuego
en leña
seca,
esa luz
que se
llevó el viento del crepúsculo
que
entorno a tí da vueltas,
el sol
será mañana
un
plato de lujuria.
La luz
que tuviste
no vino
de tí,
es que
vino de los soles,
de los
ríos,
de la
oliva
y te
inundó la oscuridad.
La luz
prestada
se
abrió como ventana
sorprendida
derramando
su
fulgor de luciérnagas.
¿Ya no
sientes
la
falta del destello
que te
llevó hacia mí?
¡Qué
dolor
que no
hayas comprendido
la
entrega de mi todo
que te
di!
¿No te
das cuenta
de que
te has sumergido
en
mares de tristeza
y en
vano
buscas
un camino
para
salir de tu noche?
Todo en
tí
ya es
silencio,
el eco
no te responde,
las
chicharras
no las
escuchan tus oídos
y en
tus sueños
ya no
hay más luz,
estás
en la ausencia
del no
retorno,
tu
ceguera
no te
deja ver mi luz.
¡Estás
en un cielo monosílabo
donde
nadie siente tus pasos!
Eres un
inútil gentil-hombre
desnudo
y blanco
con
venas sin estrenar,
ya la
sangre no corre,
está
seca,
sin
chispas
que en
nada prenden.
Vivirás
sin la belleza,
la
alegría,
la
risa,
el
canto,
el
amor.
La luz
prestada intangible,
leve y
veloz
se fue
de tu lado
y no la
alcanzarás
nunca
más.
¡Qué
lejos estamos
y qué
cerca estuvimos!
Lentamente
en mí
un
nuevo amanecer se acerca
que
hace que la tristeza
se
fuera al pasado del ayer,
oscureciste
mis días
pero
ahora
renace
en mi alma
la luz
brillante
que
otra vez inunda mi existir.
El
tiempo contigo ya no existe,
saliste
de un tiempo
que no
dejó huellas ni señales.
¡Qué
milagro
ya
puedo decir
pasó y
partió!
La luz
prestada,
partiste
a rumbos confundidos
los que
te llevarán
a
lugares misteriosos,
secretos,
sin
retorno.
Tu
silencio ya no duele,
mi alma
se ilumina
y los
poemas de amor,
frases
erráticas,
cortan
el aire
como
flechas afiebradas,
buscando
ilusiones nuevas.
Ya
desperté
de la
sombra
en que
me dejaste,
atónita
y absorta
en que
te fuiste a otro tiempo,
buscando
otros amores,
otras
miradas,
otros
besos.
Despierto
en un
rítmico volar de dulces sueños
que me
llevan al ideal de amar
y ser
amada,
suspiro
con el máximo esplendor
de que
existe el amor anhelado
que me
abre
con su
encanto de quimeras
a un
existir nuevo.
Te necesito
Te
necesito,
abro
mis ventanas con flores
de
múltiples colores
para
darte una señal,
un
signo
por
donde puedas encontrarme.
En mi
jardín envuelta
en un
manto de esperanza
mi
cálida voz te llama
para
encontrar tu sonrisa
cálida y sonora
detrás
de un heliotropo,
de un
alelí,
de una
rosa.
Te
necesito,
hablaré
con las mariposas,
les
mencionaré mis deseos
alumbrando
mis movimientos,
buscándote con el pulso agitado
de la
sangre
sobre
el plato frío de mi silencio,
poblado
de ecos y de sombras
como un
ave de marfil en primer vuelo.
Te
necesito,
recorre
mis sentidos sin orillas,
un
viento adolescente en primavera,
la
estirpe de mis cantos se levanta
y mi
sangre convoca tu presencia
y ahora
que te nombro y te reclamo
floto
con movimientos lentos
en el
aire,
en un
rítmico volar de dulces sueños.
Te
necesito, amor,
te
necesito más aún
cuando
los astros encienden sus lumbreras,
mientras
hallan trasluces en las tinieblas,
claridades
en secreto,
noches
que lo son apenas.
Te
necesito,
ven a
mis brazos que ansiosos te esperan,
que
cuidan su misión de fuego puro,
un
caliente perfume de cipreses
tienden
un arco de paz sobre el camino,
las nubes que sustentaban a los cielos,
sueltan
al aire pájaros al vuelo.
Te
necesito,
eres mi
ancla de oro
y
cadena de mi anhelo,
piel
que adivina el pulso de mis ojos,
cruz
que aprieta las nubes contra el cielo.
Quiero
que bajen sombras de amor
a
nuestro cielos,
circundando
nuestro mundo,
sólo
nuestro.
Te
necesito,
estoy
en tus islas encallada,
hambrienta
de amor,
soy una
llama que tu cuerpo reclama.
Es el
capricho que risueño rompe
la cerradura del secreto
que
padece mi corazón.
Ese
miedo tibio que revuela
entre
alegrías e ilusiones hacia tí,
como
alas batientes en el aire,
que
sigue y canta.
Te
necesito,
los
signos de tu voz me reclaman,
despiertan
mi ternura,
desparraman
mi alma enternecida
toda
por tus dulces palabras.
¡Te
necesito!
¡Búscame!
¡Atrápame!
¡Conquístame!
Y dame
algo que sea nuevo.
El
tiempo ya no existe,
aunque
exista la templanza
y la
experiencia de nuestras vidas,
pues
nuestro amor nos llevará
a nuestra auténtica realidad y destino.