Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 11 de octubre de 2017
Camino de sabiduría
Camino de sabiduría,
voy hacia tí
en un difícil encuentro.
Las palabras sabías que se esconden
en resquicios de nuestra mente
nos dan fortaleza,
voluntad, valentía, conciencia
para conocernos a nosotros mismos.
Nos conducen al gran proyecto
de un alma inocente,
pura, viva en cada momento
de nuestro existir,
haciendo pétalos y sueños
a cada instante del Hoy.
Camino de sabiduría,
parece que nos lleva a nubes altas,
fantasmas sin asideros,
horizontes sin llegada.
Camino de sabiduría,
si estaba lejos, ahora para verlo
hay que volver la cabeza,
porque lo hemos perdido.
Si los recuerdos son
como
pétalos deshojados,
los debemos encontrar
para que nos lleven
al cálido camino de la sabiduría;
estaremos atravesando los sueños que soñamos
a ese lado que se llama la vida que se
cumplió,
derrochando sabias y profundas
alegrías,
amores,
dichas,
risas.
Camino de sabiduría,
el mundo seducido por el canto
del
gran proyecto del alma,
se nos ofrece, nos da
rosas,
besos,
hojas
multicolores,
corales bailando en el otro mundo submarino,
innumerables materias dóciles,
esperando que nos encaminen a ser mejores,
más puros, más sinceros,
más creyentes en las palabras sabias.
Camino de sabiduría,
labremos en nuestro interior
el gran amor por nosotros,
coronándonos la dicha que nos escoge,
nos declara capaces de creación alegre.
Palabras sabias primogénitas del gozo,
vivir plenamente enamorado
de la
vida.
Camino de sabiduría,
nos conduce meciéndonos en un flor,
en una roca,
en el
aire,
en el
cielo,
en el
mar.
Nuestro proyecto en el alma
es descargar el amor a la vida,
perfección casi imposible,
pero lo lograremos al vivir
enamorados del existir.
Camino de sabiduría,
el mundo se nos acerca
a pedir que le hagamos feliz
en nuestra dicha
al encontrar ciertas palabras sabias.
Horizontes y paisajes vienen a vernos,
nos miran, se achican
para entrar en los ojos,
las
montañas se truecan
en puñados de arena virgen y pura,
pero al tomarla en nuestro existir
pierden su vida fría,
están con vida en la palma de nuestra mano.
Camino de sabiduría,
leyes antiguas del mundo
para ir hacia
la felicidad del vivir.
Entre tú y mil mares
Entre
tú y mil mares
se alza
en el aire
nuestro
reencuentro irreal,
mágico,
como un
interminable túnel de amor.
¿Cómo
me vas a explicar
la
dicha de pensar que estamos juntos?,
si no
sabemos
cuándo
ni cómo,
dónde,
nos
veremos alguna vez
en un
instante mágico.
La
distancia nos idealiza,
nos
desdibuja,
nos
enaltece,
nos
une.
En
nuestros ojos,
visiones,
visiones
y no
miradas
nos
separan mil mares,
distancias
sin datos,
ni
signos.
No
percibíamos lugares,
colores,
tamaños,
sólo
percibíamos nuestra unión,
fusionada
con esa fuerza
estruendosa
que es
el amor.
Tan
sorprendida
y
anhelante,
estaba
yo,
sintiendo,
que mi
mirada
en el
aire,
al
vuelo,
te
soñaba
y me
soñaba la tuya.
Palabras
sueltas,
palabras,
deleite
en incoherencias,
no eran
nada más
que
signos de cosas,
voces
puras,
voces
para no ser olvidadas.
Entre
tú y mil mares,
naciste
al son de mis deseos,
te
necesito aún en la lejanía,
e
inquieta la vigilia de mis ojos
van en
busca de tu imagen
entre
los mil mares
que nos
separan.
Naciste
al son de mis deseos,
entre
la cima de los cielos
con la
tierra
y el
llamado de tu mente,
se
alzaba,
de mi
sangre
en este
poema.
Entre
tú y mil mares,
las
estrellas brillan
para
nosotros
y entre
temblores de ansias
nuestros
incorpóreos cuerpos
se
abrazan entre hálitos
de amor
completo
y total.
Te
siento llegar
en mis
solares,
entre
nubes altas y calmas,
te
conozco por tu aroma,
tu leve
presencia,
y te
proclamo
mi
único y verdadero amor.
Entre
tú y mil mares,
estoy
más unida a tí
que si
estuviéramos juntos.
Vive mi
mirada en tus ojos,
mi
inquietud primera,
recién
amanecida
en tus
pestañas cerradas
y poco
a poco
se
asoman a mi pecho,
tus
sentidos,
y
tiembla mi cuerpo
aunque
mil mares nos separen
porque
el secreto de nombrarte
en
silencio,
me da
amor y vida.
Tuya soy
Tuya soy,
tiéndeme tu abrazo,
¡ay!, ¡cómo te
necesito,
apóyame, respírame,
grita que me amas!
Cascarón de hojas,
vahos de campo,
de vida, de viento,
de lluvia.
Hueles a cuerpo
húmedo,
mi pasajero fugaz,
necesito tus besos
apasionados
con sentimientos
profundos y tiernos.
¿Cómo puedo pensar o decir esto?
¿Casi sin respirar o
atontada?
Cada día quiero más
de ti.
Tuya soy,
hoy y siempre,
no te pierdas en lo
venidero,
a ti me acerco en tu
presente.
Ser es estar siendo.
Prisa, apetito de las
lejanías,
torpe atropello
de las largas
dulzuras del minuto,
da tiempo al tiempo.
¿A qué darle palabras
de amor
al poema si lo estoy
siendo?
Tuya soy,
mi amor es lento.
El caudal de mi dicha
eres tú
y como el del agua
fluyen parejos,
lo que ellos hablan
y la espuma dice
suenan de acuerdo.
Tuya soy,
tan sencillo es
quererte
que a veces se me
olvid
a que vivo de milagro
el amor fabuloso
que al cargar sobre
ti ingrávido se torna
y como lo redimes de
sangre o de tormento,
por fuerza de tu
pecho,
con corazón de magia,
siento la ilusión de
que estás conmigo,
muy cerca,
a mi lado.
Tuya soy
encuentro la ternura
en que se injerta el
color de tu piel
que me soborna y
adoro tu palabra
que trastorna y apura
mis sentidos
buscándote siempre.
Pienso en acariciar
tu pecho al descubierto
y todo lo invisible
que te rodea,
me complazco en la
luz que te contorna,
muerta de amor en
lecho enfebrecido,
pasto de celo en
huerto clausurado,
corazón por tus
flechas percutido.
Tuya soy,
hambrienta de amor
soy una llama que por
ti clama.
Un agua no pausada sí
cantada,
se allega por tus
manos a mi pecho,
¡oh ríos sin espuma,
tan alzado,
que moja las puertas
de mi cielo!
Tuya soy,
los signos de tu
grave y dulce voz
me reclaman a cada
instante
y despiertas mi
ternura
y mis requiebros.
¡Qué umbría en verde
valle,
qué collados!,
¡qué rama sumergida
en niebla y cielo!
Tuya soy,
tú eres la música de
mi vida
en todo mi tiempo.
¡Te ansío ya!