Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 13 de octubre de 2017
Nuestras miradas
Nuestras miradas
fueron como un primer
beso
de amantes
incipientes.
¡Asombro!
¿Es obra humana tanto
gozo?
¿Podrán nuestros
labios
encontrarse alguna
vez
y con apenas un roce,
sentir el placer,
el amor intenso,
la entrega toda de
uno en otro?
Volarán al segundo
beso
y al tercero
y hasta que los
abrazos
nos inunden en un
manto tibio de amor
envuelto tras gasas y
tules
abrazados nuestros
cuerpos desnudos
como uno solo.
Nuestras bocas
férvidas se encontrarán siempre
no sé si en este
mundo o en el otro.
¿Por qué si ya los
hálitos se juntas,
los labios a posarse
nunca llegan?
Tan al borde del beso
y no nos besamos
nunca.
Obediente al ardor de
un mediodía
muerdo la fruta
nueva.
Mi boca anhela el más
dulce jugo
y del anhelo no pasa.
Se le niega cuando el
labio
presiente su dulzura,
tus labios serán de
los míos
me hicieron sentir
primavera,
pulpas de mayo,
azúcares de junio,
día a día sumados a
la miel de tu boca,
consumación, feliz,
lejana y distante.
Desde rutas sin fin,
último paso te
presiento, amante,
pie en el aire
trayendo tu amor a
donde tu amor espera.
No podemos concebir
nunca
que de imposible se
vuelve la pareja.
Flechas del alba
cruzan
por los incorpóreos
aires,
llevándote todo mi
amor,
mi dulzura,
mi risa,
mis caricias,
mis pasiones.
No te voy a herir,
te voy a amar
con tanta intensidad
que la bóveda al
cerrarse
abre más cielo.
Y en la hermosura
basta de estos límites
siente el alma que
nada la termina.
Somos imágenes que
inclinan su rostro
sobre espejos que
nunca se reflejan.
Aguardo
Aguardo,
desfalleciente y agónica,
no deseo sentir que el espacio
donde tú estarías conmigo
vacío se halla en una nada.
Mis sentimientos de amor
alzan vuelo buscándote,
pero tú no estás
y no deseo que mi alma
se abrume de dolor.
Aguardo, debe ser un ahora,
un ya,
exclamando con ardor apasionado
entre sueños
donde tú me buscas y nos amamos
con tal intensidad que el mundo real
tiembla,
se estremece con nuestro calor pleno
de luz.
Aguardo,
me desespero y siento
el murmullo que viene de noche
a llamar a los cristales de mi ventana
y pienso que es el viento
galopante en las soledades que me
abruman.
La espera,
me lleva a un orbe de ingratitud y de
nostalgia
pero gracias a los sueños
es posible encontrarte en tu lejano
estar.
Te imagino pensando en mí.
El amor está muy lejos,
no sé dónde,
entre las nubes, el Sol,
la Luna,
pero lo importante
es que lo sienta dentro de mí,
dentro de ti,
entre los árboles,
en medio de la hierba y de las flores.
La certeza de su presencia me hace
feliz,
por eso esta añoranza por ti
me hace vivir con la esperanza
de estar enlazada en tus brazos,
soñando juntos,
ya que el amor es la fuerza de la
vida.
Aguardo,
para que la desesperación de que no te
acercas
deje que sueñe con el corazón libre
para volar,
los sueños son la ventana de mi alma
que me llevan a la pureza de mi
pensamiento
que vuela hacia ti.
Es un hilo larguísimo
que ha atravesado desiertos,
oasis, grutas,
abismos interminables,
siempre soñando que estamos juntos
tú y yo.
La espera se hace larga,
me estruja el corazón,
sólo pienso y sueño
en nuestro encuentro tan deseado.
Vivo cada instante en una soledad
conmigo misma
y porque los sueños llegan en silencio
y no sé su origen,
vagan como nubes solitarias,
unas veces son claros,
luminosos y llenan el corazón de
felicidad,
mientras que otros son oscuros,
amenazadores y perturbadores
y me hacen pensar que no te encontraré
mi amor.
Aguardo,
debo alimentarme de la esperanza
de que nos uniremos en cuerpo y alma
como los árboles que siempre dan sus
frutos
a pesar de las variaciones de las
estaciones.
Mientras te espero
debo buscar en el mapa de mi alma
donde figuran las bahías de la
sabiduría,
el mar de la abundancia,
el océano de la paz,
los desiertos áridos y valles
y prados plenos de luz,
sé que me hallarás dejándote llevar
por el flujo de las ideas
olvidando dudas y temores.
Te añoro,
vendrás hacía mí con amor.
Realidad interior
Realidad interior,
busco y escudriño mi alma
para encontrar la poesía
que me inunda como signo
y expresión vital.
Mis poemas son
mi experiencia de vida,
confluyendo en el canto,
búsqueda y encuentro
dentro de mi mundo interior
pleno de amor.
Es mi mundo del lenguaje
que se abre a una nueva realidad,
mezcla de frasea,
de ideas,
de pensamientos en torno al amor.
Resonancia cósmica del Verbo,
la poesía es para mí
una experiencia de vida
que me lleva sin saberlo
al poema que aparece
en las hojas en blanco,
su contenido vital
es el amor
que por ti siento.
Realidad interior
colmada de emociones,
de ritmos,
de música de melopea,
combinando acentos,
silabas, metáforas,
que son una necesidad para mi
de expresión
de visualizar en mi mente
lo que está en lo hondo de mi alma
y estéticamente
poder transmitirlo
a mi amado amante.
Realidad interior,
plagada de palabras,
frases de amor
que al plasmarlas en el papel
dan paz a mi alma,
son parte de mi esencia,
son mi sustancia misma,
es lo mágico que se siente
en el corazón
porque el amor lo despierta.
Realidad interior,
en mi,
hay quietud y movimiento
y todo lo que siento,
emocionada,
fluye en mis poemas.
¡Canto al Poema!
¡Canto a la vida!.
Realidad interior,
en un tiempo suspendido
en la nada y en el todo,
es una recurrencia amorosa
de dos amantes
que vibran cada un en el otro,
entre palabras y silencios
necesarios.
Poesía con sonido,
tiempo sin memoria,
espejos de la realidad
que reflejan el amor,
cadencias rítmicas
que nos llevan a vivir
entre visiones excelsas,
pletóricas de dicha
y no de mas soledades,
sí de emociones
poéticas de amor.
Y entre silencios y metáforas
voy buscándote a ti,
amor de mis amores,
entre imágenes
intensas y brillantes,
para clamar al mundo un
¡te amo!.