Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 27 de octubre de 2017
Perdida en caminos oscuros
Perdida
en caminos oscuros,
misteriosos, secretísimos,
plenos
de honduras, sin luces,
me
encuentro en estos instantes
como
profeta de mis fines,
no
dudando del mundo
que
pintó mi fantasía
en los
grandes desiertos invisibles.
Perdida
estoy, reconcentrada y penetrante,
sola,
muda, predestinada, esclarecida,
en un
aislamiento profundo.
Mi
hondo centro,
mi
sueño errante
y mi soledad
hundida
se
dilatan por lo no inexistente
hasta
que vacilo
cuando
la duda oscurece
por
dentro mi ceguera.
Perdida
en caminos oscuros,
un
tacto sombrío entre mi ser
y el
mundo,
entre
las dos tinieblas
define
una ignorada juventud ardiente.
Estoy
buscándote,
quiero
encontrarte en la noche,
estoy
perdida sin ti.
Allí,
en la lejanía,
más
allá de las palabras,
de los
sentidos y las ideas,
en el
territorio oculto
de
tiempos escurridizos,
perdida
grito tu nombre,
te imploro
con una
voz tierna y apasionada.
¡Búscame!
¡Atrápame!
Y
agitando melodías de fuegos
en las
manos del arco iris
correré
libre hacia la luz
dejando
de habitar las sombras.
Perdida
en caminos oscuros,
quiero
encontrar el resquicio
para
llegar al terreno
donde
el amor sueña
libre en su soledad
y las
cruces desnudas
diluyen su lenguaje de espumas
recibiendo
la sencilla vibración
de los
corazones puros.
Me
alejo,
cruzando mil huellas oscuras,
pasando
el horizonte envejecido,
mirando
en el fondo de los sueños
la estrella que palpita.
Me
alejo, sí,
buscando el camino iluminado,
dejando atrás los caminos oscuros,
llevando en mis manos
aquel
cielo nativo
con un
sol gastado.
Quiero
llegar al lugar
donde
el amor cae
en
cataratas silentes,
día a día
por las
curvas sencillas del viento
desplazando
su caudal de perfumes
en el tiempo sin más ilusiones
que el
buscar el acento claro de la paz.
Perdida
en caminos oscuros,
huyo
presurosa
para hallar mis palabras
las que
se llevó el viento,
leves y vaporosas,
como
las huellas
de las
gaviotas en las playas.
Todo en
mi vida es un presentimiento,
soy
como hoja medio desprendida
que ya
la agita
sin
llegar el viento,
una
hoja perdida,
temblorosa
y conmovida.
Clara
imagen pura
de mi
búsqueda sin fin
de
encontrarte
para
amarnos y entregarnos
para siempre en el éxtasis
de una
unión secreta,
nuestra, sólo nuestra.
Perdida
en caminos oscuros,
voy
labrando sin tregua
ni senderos a la luz,
hacia
ti, para abrazar con mi cuerpo de luna
el
templo de oro de tu alma tranquila.
Vayamos
juntos
a la luz del día, ésta,
no es
aquella de ayer
ni la
que alumbrará mañana.
Búscame
en mis caminos oscuros
y en
volandas, únete conmigo
en el
horizonte sin fin.
Todo de mí
Todo de
mí,
soy
tuya,
mi alma
y mi cuerpo.
Te
busco entre el follaje de tu prado
y en el
fresco temblor del rocío
e
indago por el mar
por mí
cantado.
Todo de
mí
te
pertenece,
tu
estás en el verde levantado del árbol,
donde
pierdo mi albedrío
y en el
viento caliente del estío
y en la
orilla del mar enamorado.
Todo de
mí
es para
ti,
y así
voy por veredas de la tarde,
perdida
para siempre en tu embeleso,
sin
sentir el cercado de tus ramas
ni ver
tus fuegos que en los fuegos arde,
te
llamo hasta quebrar mi voz
¡ven
conmigo!
¡No me
dejes!
¡Todo
de mí es tuyo!
Ya que
si no estás a mi lado,
mi
corazón se desangra.
Tan de
cristal y oro perfumado
que te
cerca la garganta,
que
temo despertar en tus pupilas
por no
apoyar mis ojos en el aire.
Todo de
mí,
me
siento dentro de ti.
Tú
arriba, ingrávido, leve,
salvado
ya de ser vida tú mismo
para
vivir en el cielo monosílabico
del
puro arranque de sentirme tuya,
de la
chispa que de la nada se prende,
vivirás.
Todo de
mí,
siento
que hasta tu sombra me pertenece,
ayer la
acaricié
¡qué
extraño fue!
Pienso
en tus caricias,
mimos,
suavidades en mi piel,
que
corren hambrientas
para
recorrer todo mi cuerpo.
Todo de
mí,
hasta
tu perfume, tu sonrisa
que
está conmigo
y sigue
siempre clavada en mis ojos.
Necesito
que cada mañana
tu
aliento de cigarra,
anude mis ojos abiertos
en la
penumbra quieta.
No
estás,
pero sí
en mi mundo interior,
todo
unido a mí,
como un
ovillo de amores vírgenes,
plenos
de alegría y paz.
Todo de
mí,
es una
brizna viva
en tu
letargo de cariño.
Quiero
morir en tu calor
para
nacer en tus atardeceres
bajo el
canto de tus besos,
en la
danza de tus brazos,
¡tómame,
todo de mí es tuyo!
Sabores y aromas del amor
Sabores
y aromas del amor,
nuestro
amor florece
entre
la lila buganvilla,
la
blanca,
amarilla y roja
de la
gracia que,
pensativa,
en el conjunto de pétalos,
lleva
su aroma al viento
y la
cala que tiene la forma
y el
declive de una lágrima,
pronta
a desprenderse
de unas
grandes
pupilas
invisible.
Nuestro
gozo es intenso,
la luna
empalidece
al
contemplar la naturaleza
que nos
ofrece,
en un
estremecimiento contemplativo,
en una
mullida alfombras de tréboles
y el manantial
su espejo
donde
nos mecemos suavemente.
Al
morir el sol,
en el
ocaso,
nuestros
anhelos se desangran
en
resplandores de sabores
y
aromas del amor
entre
alpinas rojas
y
heliconias naranjas,
rojas y
multifacéticas.
Néctares
de amor,
sabores
que inundan
nuestros
poros
y
llegan con deliciosa ternura
a
nuestras almas anhelosas de amor
entrelazándonos entre labios húmedos
de
perfumes,
entre carambolas suaves de sabor
y color
diferente,
verdes
y blancas.
Sabores
del amor
que nos
llevan a ser dos,
unidos
por la acidez del maracuyá,
la
dulzura de la melancia,
lo agridulce del abacaxi
y la
frescura de la Eugenia.
Sabores
que inundan como ríos
nuestras
venas
y nos
llevan
por senderos ondulantes,
transparentes,
a
nuestro nido de amor.
Amantes
de colores nuevos
y
aromas de blancas bromelias,
rojas
equisorias
que
como una sola flor une sus pétalos
en un gran resplandor rojizo
y entre estos aromas
vivimos
entre gozos y dichas,
lejos del mundanal ruido
y ecos
repetitivos
que nos
permiten comunicarnos
hasta
lo hondo del alma.
Silencios
sin ecos,
entre
perfumes envolventes
y
sabores deleitantes
que nos transportan
en tan
sólo instantes
a
sentirnos más unidos
en
verdes hojas
del
follaje del bosque,
moviéndose
al compás del viento
que nos
arrulla y acuna
en este
paraíso único que vivimos.
El
tierno mangostán
une
nuestros labios
con
gusto a manga y a cacao.
Sabores
y aromas del amor
que
como gotas minúsculas
invaden
nuestro cuerpo
y nos
hacen amarnos
con
total intensidad.
Nuestra
intimidad secretísima,
trémula
de dicha
se
rinde ante tanta belleza,
colorido,
hallazgo
necesario
para
que nuestros besos
vayan
más lejos,
estrechados
y plenos.
Lo
dulce del gusto
y la
vertiente de los olores
arriban
a nuestra carne
transcorpórea
del cuerpo
y ya
quedan en nuestras almas
como
campos florecidos
entre
azahares
de
frutos esperados.
Y el
zumo vital
es el
agua nuestra,
que fría corre
desde
nuestra boca
por nuestra piel,
haciendo
que el amor,
renazca cada día
con
nuevo y renovado
sabor y
aroma.