Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 28 de octubre de 2017
Entre dos luces
Entre
dos luces
nos
reflejamos tú y yo
en
espejos de azogue y de cristal,
nuestras
imágenes fulguran
cual
estrellas
en la
cima de los cielos con la tierra.
Quisiera
estar tendida en tu corazón,
envuelta en tus brazos,
mi
rostro bañado por tu mirada.
¡Cuánta
felicidad nos baña
uniendo
nuestros cuerpos y espíritus
entre
dos luces
que nos
bañan
con sus
fulgor de amor!
Antes
nos encontrábamos torpes,
a oscuras, tanteándonos entre tinieblas,
ahora
entre dos luces,
la tuya
y la mía,
la
dicha nos escoge,
nos
declara capaces
de
creación alegre
y
nuestras dos vidas
viviendo
abrazadas
labran el gran proyecto
de la
pasión del alma.
Entre
dos luces,
diferentes
las dos, bellísimas,
visibles
tan sólo por nosotros,
nos
iluminan nuestras imágenes
misteriosas
de tibiezas.
¡Qué
alegría saber
que en
cada hora
algo
que esta viviendo nos espera!
Cuando
la Tierra se inunda
con la
aurora,
la felicidad se nutre en cada rayo,
la luz
que llega a estrenarle
a la
vida nueva un sinfín de esperanzas.
Entre
dos luces,
nuestras
almas se acarician
y la
del sumo mediodía
nos da
claridad, toda hueca,
de tan
clara nos enseña
a
ceñirnos entre abrazos dulces
que no
son ya más misterios.
¡Qué
sensación tan profunda
arrancas
de mi espíritu
cuando
estás en mí,
con tu
luz que me permite
saborear
la paz de tu amor!
Al
desnudar tu luz en mis pupilas
se
congrega la sangre en los sentidos
y una
tibia memoria sin contornos
se
apacienta en tus valles y entre lirios.
Entre
dos luces,
la tuya
y la mía,
tu nombre y mi nombre
recogidos
en nuestras bocas sin color
en la
música del viento,
tal
leve en extensión
que
sufren nuestros labios
al
amparar su son
tan breve tiempo.
Mantendremos
con aguas encendidas
por las fieles veredas de nuestros pechos
el medido esplendor de nuestras luces
y así desgarraremos sobre la playa
la cifra exacta de nuestros nombres
y el
cuenco sellado
con
gracia
de
nuestro amor eterno.
Entre
dos luces,
sofocados,
hambrientos
de querer vernos más,
de
estar más cerca,
como
firme hiedra de amor
plantada en el suelo
regada
por mil estrellas.
Nos
amamos como somos,
nos ofrecemos amor incondicional,
sin
apremios,
nos
brindamos esperanzas de vida,
somos
como la brisa del mar
reflejada
en el cielo rojizo.
Entre
dos luces,
como espejos de agua
estaremos
juntos,
siempre
juntos
corriendo
la vida sin apremio.
Me entrego a ti mi amor
Me entrego a ti mi amor,
te busco y anhelo tu presencia a mi lado.
Mi piel tiene el sabor de miel de tus besos
y mi cuerpo clama excitante
que vengas a mí y me amas.
Me entro a ti,
con mi alma deseosa de amor,
ahora,
en este instante,
ya,
sin esperar en vano al vacío absoluto
sin el encuentro de nuestros cuerpos unidos
como uno solo,
entre besos,
caricias,
ternuras,
mimos de ansiedad compartida
de llegar juntos a culminar
como si estuviéramos en nuestro Paraíso terrenal.
Me entrego a ti,
mi amor,
con toda mi pasión,
mi ardor otoñal,
con mi cuerpo aún deseoso
de ser poseído por ti.
Cuando estamos juntos
volamos hacia la inmensidad del horizonte
bajo la luz de las estrellas
que iluminan cada momento del amor que nos une,
nos estruja,
nos hace explotar con dulzuras,
con besos profundos,
casi sin ruido algunos,
otros melodiosos que piden más,
mucho más.
Me entrego a ti,
mi amor,
avivas mis deseos de ser tuya,
enteramente tuya y mi virginidad
te entrego en cuerpo y alma.
En nuestro lecho de amor,
entre azahares,
rosas,
amapolas,
verdes lotos recién nacidos
hicimos el amor con pujeza,
entre impulsos tanto esperados,
con vaivenes de entrelazos,
como con abrazos y suspiros
levemente respirados
entre besos
que nos llevan a nuestro mundo,
sólo nuestro.
Me entrego a ti,
somos dos en un cuerpo y dos almas,
entregados al amor con intensidad,
plenitud,
alborozo,
alegrías y risas sin fin.
Bailo entre tus brazos,
mis caderas sin quererlo se mueven solas,
bailando como si estuvieran en las mil y una
noches.
¡Qué felicidad!
¡Soy toda tuya!,
sólo tuya,
bajo el arco iridiscente de la bóveda
celeste que nos acoge secretamente
en nuestra íntima soledad.
Me entrego a ti con regocijo,
sin pudores,
ni tabúes,
con toda mi ternura,
mi amor,
mi dulzura,
enamorada de ti como de la vida.
¡Te amo!
Te esperé durante mucho tiempo
pero por fin me encontraste
con todo el arte de tu seducción,
tus palabras fueron sin saber la caricia
al interior de mi mundo
haciendo remover en mi cuerpo lo dormido,
lo que se había detenido en un lapso de la nada.
Vivamos tan sólo el Hoy,
es el que no unirá por siempre.
Crónicas de amores vividos
Crónicas
de amores vividos,
dormidos
en el dulce rincón
de los
recuerdos guardados.
¿Por
qué volvéis aquellos,
tristes
y olvidados
a la
memoria de placeres perdidos?
Amores
vividos en ayeres de ayeres,
en el
hoy,
en el
ahora,
los
quiero porque sus alas sobre mi sien,
flotaron,
yo sé lo que me hicieron sentir,
yo sé
lo que me hicieron soñar,
todas
las vibraciones
y
latires que sentí en cada segundo
en mi
laúd con sus cantares.
Crónicas
de amores vividos,
historias
inolvidables,
imborrables
de mi existir.
Mi
mente se abre
para
que los relatos me salven
de una
soledad infinita
que se
despliega en un abanico romántico.
Las
prosas poéticas de amor
que me
inspiraron en mi vida esos amores,
las que
dejaron huella,
las que
me marcaron
con
sólo nombrarme en mis labios,
se
hundieron entre las ruinas
de
algún idioma inmerso en la
Tierra.
Crónicas
de amores vividos
que me
hacen cantar ebria de dicha
y de
emoción cuando pronuncio nombres,
fechas,
lugares,
minutos,
segundos,
vividos
cada uno con total intensidad.
Mi
espíritu todo se envuelve de luz
como
una aurora y su resplandor rosado,
mis
amores vividos,
se
hacen realidad,
plenos
de místicos aromas
acallando
toda pena,
mitigando
todo afán.
Crónicas
de amores vividos
que por
haber vivido
encienden
el sol
como
lámparas de cegador rubí
y en mi
paraíso de cristal
y agua
mil besos me buscan,
acarician
mi piel,
descubriéndome
toda,
lentamente,
sin
temores ni dudas porque mi cuerpo impar,
tenso y
desnudo
ya no
se hará visible más
que
para el único amor verdadero.
Y creo
que me aman,
alguien
ya sabe que existo,
que
puede estrecharme entre sus brazos
y que
por eso lo amo.
Crónicas
de amores vividos,
así la
vida pasa feliz entre las flores,
los
cantos y fulgores de intensos amaneceres
sin que
se enturbien los sentimientos
en su
diáfana transparencia,
el no
tener mañana
como no
se tuvo ayer.
De las
fugaces dichas las palabras,
las
ideas,
las
prosas como emblemas
van a
las hojas de cada flor,
se van
a su perfume,
se
dispersan en cantos,
buscándote
a ti,
el que
hizo palpitar y vibrar
mi
corazón con todo su ardor.
Y entre
un gran humo de pájaros cantantes,
el
relato de mis amores,
entre
las brisas se alza y asalta
su
magnífica vastedad.
Siguen
el reflejo del agua en playas virginales,
sin
reposo,
porque
el mar se resiste,
ola
tras ola a que se escondan
las
huellas de los cuerpos.
Crónicas
de amores vividos,
quien
va a dudar de las historias que dejaron signos,
deslizándose
entre las leyes más antiguas
que los
dioses abrieron en la tierra,
los
gozos,
las
dichas,
los
placeres.
¿Quién
va a dudar de esa verdad tan clara
en las
antologías en todos los idiomas
que el
amor tejido
entre
coronas en noches invernales
es lo
más perfecto y deseado del mundo?