Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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lunes, 30 de octubre de 2017
Tormenta de Amor
Tormenta de amor,
llega una noche sin astros
y entre las sombras la lluvia avanza,
rodeada de misteriosos nubarrones.
De pronto,
el viento silba más agudo
y todo se llena de visiones
misteriosas.
Tú y yo,
estamos viviendo una tormenta de amor
y yo busco un salvador escudo
que me permita acurrucarme en tus
brazos.
Ya los truenos errantes
retumban con salvajes estampidos,
en tropel se suceden los relámpagos
a cuyo parpadeo te busco y te abrazo
y así me siento protegida, amparada,
contemplando a hurtadillas
el elástico jadeo de fiera de las
nubes
que nos rondan como buscándonos.
Tormenta de amor,
nos protegemos en nuestro nido cálido,
la tormenta arrecia,
chocan los truenos entre sí
y estallan y nos amamos con gozo
y placer unido por besos húmedos,
profundos y apasionados.
Hay minutos de horror en que parece
que el firmamento cruje,
se desquicia
y en bloques gigantescos se desploma
pero nosotros en nuestra barrera de
amor
nos protegemos amándonos intensamente.
Tormenta de amor,
la tempestad en sus furores crece,
es más viva la lumbre del relámpago
y es el tronar más bronco
y más nutrido
pero no sentimos temores ni dudas,
nuestro amor es más fuerte que la
tormenta.
Tormenta de amor
que con su rugir hace que las campanas
repiquen por todo el horizonte
conmovidas
y en sus voces publican la dicha,
el placer, el gozo que inundan
nuestros cuerpos y almas.
Cuando se apaga la lumbre de un
relámpago,
se puebla la noche de una sombra tan
oscura
que se pega a nuestros ojos la
tiniebla
y nuestras manos, nuestros brazos,
se buscan y se acarician.
Una onda de fuego arde en mi espíritu,
es el amor que por ti siento.
Mi corazón se agita,
siente la tormenta de amor
en sus espacios ocultos
llenando los espacios infinitos de mi alma
sedienta de ti.
Tormenta de amor,
se desata la lluvia,
bajo el soplo de un viento huracanado
que sacude los árboles,
diluvia y sordamente crujen bajo el agua
los truenos y los vientos,
nos cobijamos bajo nuestro manto,
cálido de amor,
temblorosos y apasionados.
De nuevo el rayo
entre las nubes vibra,
su fiera luz,
los truenos corren de nuevo
y en tumulto braman y tú y yo ocultos
en nuestro nido celebramos el amor
que reina en nuestros corazones.
¡Por fin, desde la altura,
de un cielo profundo,
las estrellas con compasión y ternura,
dejan caer sus luces sobre el mundo!
Tormenta de amor,
¡qué felicidad inolvidable
vivimos tú y yo, juntos, muy juntos!
Amor perdido
Amor perdido,
¡qué dolor!,
¿sabes?
¡Perder al amor!
Es como arrancarte el corazón
en mil pedazos y toda la luz del alma.
El amor se lleva en lo hondo de la sangre,
el sol que te compaña y te reviste,
brazo en que te apoyas por el camino incierto del vivir,
escudo que te resguarda el pecho de muertes o borrascas.
Amor perdido,
¡quiero llorar entre escombros!,
nos separamos tú y yo en la cuesta para siempre.
¡Algo de mi luz en el polvo se ha perdido!
El miedo a no poder encontrarlo
ahuyenta de los ojos las palomas del sueño
entre clamores de lloros y penas,
apurando en la breve llama la inmensidad del tiempo.
Amor perdido,
ha de haber un portal sin cerrojos
por donde podré entrar
y como atisbando de a poco
te buscaré entre la raíz de los quebrantos.
Otearé para estar otra vez contigo
desde las colinas cercanas y veré
el fulgor que tú irradias desde la lejanía
y así secarás las fuentes de mi llanto.
Amor perdido,
en la flor te recuerdo y amorosa te exalto,
guardando en mis entrañas
los bálsamos de tu amor
y mi secreta lumbre que ilumina
de a poco mi pecho cansado
se refugia en el orillar del mar
bajo las blancuras del astro.
Amor perdido,
¡que hundimiento del mundo!
Un gran horror a columnas quebradas,
tiempos sin imágenes,
cielos intemporales,
entre estíos e inviernos.
Amor perdido se extinguieron las alegrías,
las risas, las danzas,
pero perduran las frases de amor,
aquellas que te escribí con todo mi corazón.
Ahora,
sin tenerte, todo va hacia atrás,
la vida se va quitando frenéticamente horas,
minutos, segundos de encima,
destejiendo,
galopando su curso del lento existir,
queriendo borrar recuerdos,
historias para hacer otra vez
el anhelo de volver a empezar otra vez.
El futuro se llama ayer.
Ayer oculto,
secreto,
escondido entre verdes follajes,
de esperanzas,
hay que empezar otra vez,
reconquistar la vida con toda el alma
y todo el corazón detrás de aquellos otros ayeres conocidos.
¡Vamos hacia el mañana entre estrépitos besos,
inventando las ruinas del mundo,
de la mano tú y yo
por entre campos florecidos
de amapolas ondulantes!
Y ya no más amor perdido,
amor encontrado entre tactos,
abrazos,
piel,
entregándonos al palpitar de sentirnos juntos,
sin caos ni penas,
sólo luz y belleza del vivir.
Amor perdido,
encontrado entre la luz del alba y las estrellas escondido,
tendiéndonos las manos para coger las nubes,
las flores,
las alas,
los mil sonidos del aire
para existir flotantes en el puro vivir,
salvados por milagro de no estar más juntos
y así estrenar el beso,
el amor,
sin sufrimientos ni quebrantos.
El ruido del silencio
El
ruido del silencio embarga mi alma,
ruido
sordo,
amortiguado,
ambiguo,
lejano.
El
silencio es el ruido más fuerte,
quizás
el más fuerte de todos
pero en
él sólo se escucha lo esencial.
Allá
muy dentro de nuestro propio silencio
y con
valor avanzaremos
en la
soledad de nuestro corazón,
llegaremos
hasta la luz,
más
allá de las palabras y explicaciones
y
encontraremos en un pequeño recoveco
todo el
gran amor
que
fortalece nuestras almas.
No
puedo oír el ruido del silencio
sino
encerrarme en mi interior
y
sentir llegar tu arrullo,
de a poco,
despacio,
como
poemas escritos
en
noches enteras.
El
ruido del silencio,
no
quiero oírlo,
ni
siquiera la voz que me sale de adentro,
sólo
sentir que desde lejanos lugares
tú me
estás queriendo
y saber
que estoy soñando despierta.
Quiero
un amor callado,
sin
ruidos del silencio,
que en
la discreta madrugada
pone
junto a mi reja la ilusión
de una
estrofa perfumada
como
música olvidada de esperanzas
que
esperan sin ruidos,
pero en
silencio.
El silencio
que crece con el amor,
deja
escondido los ruidos,
los
pesares y es en el lenguaje mudo,
sin voz
ni palabras,
el que
nos lleva a la dicha suprema
con
sones de arpas
y calor
de besos.
Los
ruidos del silencio
se los
lleva el viento
y al
atravesar los rayos del sol
una luz
los traspone hasta el firmamento,
en un
viaje hacia orillas del fin del mundo
dejando
que en nuestro interior
sólo se
oigan como bañadas
con
aguas de lluvias cristalinas
las palabras que nos vibran
con el
cálido amor más allá de todo.