Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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domingo, 24 de diciembre de 2017
Esperando tu llegada
Esperando tu llegada,
aquí estoy,
expectante y emocionada,
ansiosa,
entreluces del hoy y del
mañana.
Solo espero tu llegada,
cada día,
cada tarde solo tú
enciendes la flama
que no quema pero arde.
Esperando tu llegada,
para gozar sin prisa
de tu presencia añorada
para que veles mis noches de
sueños.
Quiero que en mis auroras
tu aroma me envuelva
y sentirte cerca mío,
muy cerca.
Esperando tu llegada,
en un tiempo cercano,
intimo y nuestro,
sin afanes indecisos,
sí con esperanzas nuevas
sin nunca más perdernos ya de
vista,
de volver a ser uno,
de juntarnos fatalmente
perdidos
en la vorágine de nuestros
besos.
Esperando tu llegada,
anhelada,
deseosa de sentir tú aliento
fresco y cálido.
Te espero aquí,
tras la paz de intactos cristales
en nuestro manantial de dicha
que suave mana,
en nuestros sueños
remontándonos a nubes altas.
Esperando tu llegada
busco tu sonrisa flotando en
el éter,
buscando tus labios
los míos para cubrirme de
besos,
disipando para siempre
las neblinas que me envolvían
tristemente.
Esperando tu llegada
mi corazón espera descansar
ahora,
en la breve rama de tu pecho
y aunque muera sé que vivo
en los claveles futuros de tu
cuerpo.
Esperando tu llegada
en el grave concierto del
otoño,
escuchando como los violines
agitan un mar de hojas
amarillas,
rojizas,
elevadas por el viento.
Te espero desde los campos de
amapolas
y solo tú irradiando tu
fulgor
secas las fuentes de mi
llanto.
Como el nardo juvenil
guardas en tus entrañas los
bálsamos
y secretos de lumbres
que hacia el tristísimo
corazón cansado,
lo colmas de las blancuras
del astro.
No importa que te aleje,
que aún no estés a mi lado
por mares o el tiempo te
aparten
porque por sobre la verde
muralla del agua
agitada llegas,
al fin a ver los carismas
divinos de la luz y del
canto.
Esperando tu llegada
mi corazón late en este rojo
silencio
de mis ríos interiores
y bien oculta duerme la
esencia del ser
que no logra vivir sin ti.
El amor ha de estallar
mañana,
retenido en pimpollo,
donde mi alma,
cercada de tinieblas
al infinito descansa.
Te quiero junto a mí
Te quiero junto a mí,
recorriendo
el largo y serpenteante
camino de la vida.
Aunque el cantar de los grillos,
el murmullo suave del viento
y destellantes astros del cielo
me acompañen en estos momentos,
te quiero junto a mí.
Te quiero junto a mí,
alegre y apasionada
nunca podré ser
si tus besos en mis labios
no puedo poseer.
Te quiso y no puedo dejar de
quererte,
no puedo olvidar tus besos
ardientes.
Te quiero junto a mí,
los crepúsculos danzan en el
cielo,
busco tu voz en todas partes
y no la encuentro,
pido ayuda al viento,
lanzo un grito al cielo
¡te quiero!...
¡mi amor,
te anhelo!
Te quiero junto a mí,
te necesito,
quiero que sepas
que eres todo para mí,
si estamos juntos,
aceleradamente la noche
moviliza brisas tiernas,
se cubren las enredaderas de
jazmines
con vergeles súbitos y se
dibujan,
diestramente,
arabescos celestes
con luceros en nuestro cielo.
Te quiero junto a mí,
lo fácil en el alma
es lo que tiembla al sentirla
venir
y estar muy unidos,
tú y yo
sintiendo el temblor
de la dicha anhelante
de verse conquistada.
Quédate junto a mí,
ninguna distancia podrá borrarte,
no hay imposibles para los dos,
toma mi mano,
no te voy a soltar
porque sería como romper una
promesa,
lazos invisibles que nos unen
desde el más allá.
¡Qué sencillo el gran milagro
de estar juntos,
muy juntos,
tú y yo!
En esta luz del poema,
todo,
desde el más nocturno beso
al cenital esplendor,
todo está mucho más claro.
Te quiero junto a mí,
gran escenario,
horizontal silencio
que va a llenarse todo,
porque unos labios
se abren suavemente
y nuestras voces desnudas
se dicen a sí mismas,
inolvidables.
Te quiero junto a mí
y así surgirán de la nada,
del espacio vacío las letras
de nuestro cántico,
autores lentos
somos de alegrías de la vida
que el suave viento alza
y las entrega al mundo
que las espera
en las altas madrugadas del día.
Te quiero junto a mí,
consumación feliz de tanta ruta,
último paso,
amantes,
pies en el aire que lleva amor
a donde amor espera.
¡Somos imágenes
que inclina su hermosura
sobre espejos que nunca las
reflejan!
Me dices que mis ojos brillan
como la luna
y que mi belleza es como el mar,
eres la mujer que quiero amar,
por esto te quiero junto a mí.
Para ti no escribiré
Para tí no escribiré,
mis versos no serán
más para tí,
algún día escribiré
un poema que no
mencione
el aire ni la noche,
un poema que omita
los nombres de las
flores,
que no tenga jazmines
o magnolias.
Quédate en un rincón
de mis recuerdos
y algún día te
escribiré
un poema sin pájaros,
sin fuentes,
un poema que eluda el
mar
y que no mire a las
estrellas.
Algún día te
escribiré para tí
un poema que se
limite
a pasar mis dedos por
tu piel
y que convierta
en palabras de amor
verdadero,
tu mirada.
Sabrás que ya no te
amo
y sin comparaciones,
sin metáforas,
algún día escribiré
cuando ya por
completo
te hayas ido de mi
vida,
un poema que huela a
tí
en un canto que fue
mi dicha.
Atolondrada y
confusa,
demasiada llena de
ruidos,
sin centro ni reposo,
desconectada del otro
lado de la piel,
atormentada por el
interminable crujido
de este corazón,
tierra cuarteada,
ceniza gris en mi
pecho,
así pasan estas
noches
de calor y
duermevela,
estas noches
en que no estoy
contigo.
Para tí no escribiré más
y haciendo un hueco
en la inminente
llegada de la luz,
soy voz al fin,
hermosa y afinada,
pura y descansada
pudiendo confundir mi
mirada
con mil estrellas
fugaces,
tocando una eterna
melodía inolvidable,
salvándome del
olvido.
Para tí no escribiré,
en el silencio de la
quietud de mi vida,
mi mente navega
como un náufrago sin
sentido
recorriendo cada
rincón de tu vida
y sin darme cuenta me
pierdo.
Mis labios no van a
pronunciar
palabras de amor
hacia tí,
de mis manos no
brotaran
más caricias leves,
volátiles ni tiernas.
Para tí no escribiré
más,
no más poemas de amor
que iban hacia tí,
no quiero escuchar
mas tu voz
que le daba sentido a
mi vida,
que era la música de
mi alma,
tu voz,
sonido del agua,
conjuro,
encantamiento,
¡ya no más!.
Déjame vivir conmigo
misma escribir mis
versos
sin pensar en tí,
déjame al fin sola
sin tu amor frío
y silencioso que como
húmedo río
subterráneo
recalaba en los
tejidos de mi ser.
¡Márchate de mi vida,
bramando en
torbellino ciego,
llévate tu tempestad
volteando tu raudo
mundo,
déjame que mis
palabras de amor
no sean más para tí!