Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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viernes, 19 de enero de 2018
Regálame tus secretos
Regálame tus
secretos,
los que tienes
escondidos allá,
detrás de la
esperanza.
Enséñame los que
tienes ocultos
en la sombra de tu
corazón,
y yo te regalaré mi
alma.
Concédeme la luna,
envuelta en tu
sonrisa
y los mimos tibios
que florecen de tus
fuertes manos
y despiertan la
esencia íntima de mi ser.
Regálame tus
secretos,
los más íntimos,
los que como en un
ritual
te envuelven en
ellos,
compartámoslos juntos
aunque nos entretejan,
consumiéndonos en
temblores,
en una desgarradora verdad que nos ahoga.
Te amo,
perfil solo, nube
gris, nimbo de olvido.
En el misterio de tus
miradas,
bajo la tormenta oscura de las palabras,
desde la tristeza o
puñal de cada beso
hasta la ira o la melancolía de tus caricias,
te sigo amando.
Regálame tus secretos
aunque no sea más que
el pequeño
y yo te enviaré los
míos,
los que en el
recóndito rincón de mi alma,
te pertenecen
y te los haré llegar
como un relámpago
entre sueños de
amaneceres,
atravesando la aurora
para que tú los
descifres
en el sueño del
horizonte
donde todo se olvida.
Y si tú los quieres,
irán hacia ti como un
alarido
gimiente y doloroso
que llega de tan
hondo
que han deshecho su
quemante raudal,
desfallecientes para que
tu alma los sienta.
Regálame tus
secretos,
así estarán unidos a
los míos
en nuestros corazones
de agua y miel,
prisioneros de
cascadas de sonrisas
como cadenas de
flores suspendidas
en nuestros suspiros,
en nuestro tiempo imaginario
donde rumorea una
bandera de rosas.
Regálame tus
secretos,
los guardaré en mi
cofre de tesoros ocultos
con siete candados y
llaves
que nadie encontrará,
estarán conmigo
comulgando en silencio
el amor sin límites
que siento por ti.
Y entre goces,
placeres,
caricias que
desgarran,
besos que dibujan
nuestros rostros
temblorosos,
el amor nace, renace,
en cada instante
de este nuevo
amanecer.
Regálame tus
secretos,
los que no huyen a su
guarida oscura,
los que trepan, sí,
por las paredes
húmedas
para llenar mi alma
como en un juego
de risas y tristezas
compartidas
como canta el río,
mojando las
veredas y empedrados
en la sed del
silencio y el anhelo.
Mis palabras de amor,
más que mías son
tuyas
y para que tú las
oigas
son como cascabeles
de cristal
para tus manos suaves
como la seda,
van trepando
despacio,
sin prisas
en mi viejo dolor
como las hiedras de
no tenerte.
Ahora, conmigo, tú y
tus susurros
que van tiñendo con
tu amor mis poemas
porque todo mi mundo
interior
lo ocupas tú,
todo lo ocupas,
fundiéndome en tu
regazo
con tus secretos en
mis labios.
Cenizas De Amor
Cenizas de amor,
¿qué guardó mi corazón,
palpitante y
crujiente
del intenso amor que
por ti sentí?
Se siente tu
ausencia,
no te he olvidado,
aún te sigo amando
entre las cenizas de amor
que me envuelven,
te siento dentro de
mí
y en las sombras
nocturnas del éter,
en la inmensidad,
aún bajo la luna
triste y taciturna,
vago en pálida
soledad
como vagabunda del
cielo y la tierra
con la perenne
inquietud
de encontrarte y encerrarme
en tus cálidos brazos.
Cenizas de amor,
he pasado por la senda estrecha
de los grandes
zarzales de la vida,
desgarrando mis
blancas vestiduras
entre dolores y
penas.
Sentí tu desdén y tu
abandono,
tu olvido
y yo como perdida en mí,
no dejé ni un
instante
de sentirme tuya,
siempre tuya.
¡Qué dolor, es como
arrancar la luz del alma!
Cenizas de amor,
sólo quedan resquicios
de un fuego apagado,
te fuiste de mi lado para siempre
y sigues en lo hondo
de mi sangre
y yo como escudo
que resguarda mi
pecho
te enlazo en las venas abiertas de mi sangre.
La muerte tiene
silencio
y olvido piadoso,
la traición, la mentira,
se hace ortiga sobre
el corazón despierto
y algo de mi luz
en el polvo se ha
perdido.
Cenizas de amor,
tantas noches con sueños desvelados
entre sombríos y
tristes pensamientos,
con llantos, quejidos
y penas
de dolor
acrecentadas.
Cenizas de amor,
el pecho malherido sufre
y el luto cierra
todas mis ventanas.
¿Hasta cuándo esta
pena inundará mi alma?
No quiero más el
llanto
en la noche pegado a
mi piel
como tul de agua,
no quiero más
tristezas oscuras
frente a las
tinieblas.
Quiero gritar mi
dolor
fuertemente en el aire
para despertar limpia y serena
en mi nueva aurora
única y calma.
Cenizas de amor,
que caigan en un
valle de nieblas
para no sentirlas más
en mi triste sangre,
para poder recorrer
el océano
de verdes amapolas
angustiadas.
Sufre mi alma
estremecida
por no tenerte,
quiero alcanzar y
gozar
de la paz anhelada
como fanal de luz
para que se agote mi
devorante sed
de no sentirme amada
por ti.
Cenizas de amor,
necesito hundirme en
el mar
tras los corales
liberadores del tedio
y salir airosa, pura,
limpia y casta,
llegando a aquellos
lugares
donde jamás cruzan
las crueles aves del tiempo
y sentir mi cuerpo y
mi espíritu liberados,
llevándome a un mundo
nuevo.
Quiero ahora seguir
la travesía
de las nubes entre
redes de hojas perfumadas
y entre brazos del mar que asaltan,
impacientes
la serena dulzura de una espera
que hace cantar el
alma toda.
Enredadera de amor
Enredadera de amor,
me envuelves en tu capullo
entre hojas verdes y
flores perfumadas,
me siento atrapada entre tus brazos
como una hiedra
estremecida
asciende mi vida
sobre tu cuerpo
y en mis manos
tiemblan las estrellas.
Enredadera de amor,
tiene forma de besos,
de brazos,
hacia mí,
nos vamos juntos
temblando de futuro,
a sentirla de prisa,
segundos, siglos,
siempres.
Enredadera de amor,
gozo, delicia lenta
de gozar,
de amar, de promesas
vibrantes y tensas.
Suya me siento antes
de su llegada,
siempre lo espero con
mis ojos cerrados
ya que franqueará su
paso
abriendo la
enredadera que nos cubre,
su esperada llegada a lo imposible.
Te espero entre
verdes follajes
y campanillas azules
que como nido de amor
cálido y tierno
nos cobijará y te
siento venir
por tus sonidos tan
tuyos,
viniendo de tu
ausencia
con ese largo rodeo
que das para venir.
Enredadera de amor,
abrázame con tus
lazos,
déjame sentir tus
hojas verdes
acariciadas por la
brisa tenue
en todas las madrugadas
de nuestras vidas.
Enredadera de amor,
no te enredes en el
temor,
que tus tallos no se
sequen
y sin flor no dejes
que lazos del dolor
quiebren tus raíces
tiernas ahogándolas.
No permitas que tu
vida se retuerza
y caiga al vacío,
no dejes que
enredaderas del fracaso
agarren fuerte tu
destino.
Deja que lazos de
perdón
nazcan y broten en tu
interior,
sólo así podrás
treparte
como enredadera de
amor.
¡Vamos enredadera de
amor,
buscando siempre más
alto!
¡Préndete con firmeza
para florecer en el
cielo
ante sublime belleza!
No te rindas nunca
llévame contigo
siempre
abrazada a mi amor,
quiero estar en tus
ojos
como llama de
crepúsculo
y que tus hojas
caigan
en el agua de tu
alma.
Apegada a tus brazos
como una enredadera,
las hojas secas de
otoño
giran en tu alma,
recogen tu voz lenta
y en calma.
Hoguera de estupor
que en mi seno arde,
dulce jacinto azul
durmiendo sobre mi
espíritu todo.
Enredadera de amor,
eres mi existencia entera,
mi eterna pasión,
eres mi libertad,
mi quimera, mi confusión,
mi nota, mi guía, mi
gran obsesión.
Descubrir tu voz de
enredadera,
anudarse a mis ojos
vueltos hacia la
noche
y sentir el rastro de
tu boca,
sombra que se detiene
en el misterio de mi
cuerpo desnudo
entretejido de hojas
verdes.
Mi corazón tiembla
como canto de nadie,
soy tuya hasta tus
raíces,
soy sangre sin
hambre,
dolor sin dolor.
Gajito de enredadera,
déjame estar entre
tus ramas
y llegar a la cúspide de tu amor
enredada entre tus
brazos.