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Profunda calma


Profunda calma

Es el lugar donde la paz profunda, la quietud extrema,
nos sumerge  en un bienestar de amor.
Es en esas noches tan especiales
que entre versos y poemas de amor
nos encontramos con nosotros mismos.
En un mundo irreal y único,
volamos a otras esferas a encontrar
las palabras  únicas, las frases, las metáforas
que envuelven como lazos entrelazados nuestro poema de amor.
Profunda calma, no la turbia ni el ave del sueño
con fría agua, y los tranquilos fantasmas que pueblan en derredor,
solo puede iluminarla las luciérnagas con su luz brillante
sobre el cielo azul de la noche.
Tal vez alguien ha sentido la voz
 clara imperiosa que como una blanca
Segadora busca romper la profunda calma.
tiéndete  a entre las amapolas florecidas
apoyado has de pasar, sin que te hiera con feroz lanza
queriendo que la luz de la calma se esconda
En la noche de horizonte sin fin.
Que la profunda calma descanse en ti,
así se calmará tu enorme ansia errante.
mientras nos estrechamos ávidamente entre
almas colmadas de amor.
Nuestro reposo debe ser absoluto
sin ansias,
sin desvelos,
sin penas,
sin dolores,
son deseos absolutos de vivir plenamente
en una profunda calma, insuperable, impertérrita.
Y desde la oscura lejanía del horizonte
viene hacia nosotros un bálsamo errabundo
que nos da fe y amor.
Busca el arrullo de horas muertas 
con mil ojos confundidos
y caricias con vientos indiferentes
que den a mi alma la profunda calma que ansío.

                                                                 “Un silencio de voces mentoladas
                                                                 Y ojos cenicientos de cristal
                                                               Esperan el tiempo como
                                                              Letargo impreciso” 

Vivencias


Vivencias

Fluye el río del tiempo, se empapa uno en sus aguas,
se le encoge la voz, la mirada se amansa.
Se achica el corazón, las piernas se acalambaran.
Se entumecen los brazos y se arrumbara la espada
y la flauta se vuelve reticente y opaca.
Piernas y corazón apuraban su marcha hora explorando amores, hora andando comarcas,
a todos algún sueño prometía mi  flauta no el sueño que se sueña, sí el sueño que se arranca,
de la tierra renuente y el corazón desbordado.
Que pronto un diluvio como un  torrente de lágrimas ahogo las penas del mundo y puedo ir,
cantando bajito sin ahondar las pisadas, no sé si por costumbre o por cautela con un dejo de gozo y otro dejo de lástima.
Gozo por lo que tengo y por lo que soy.
Me basta.
Pena por tantos sueños muertos a mis espaldas.

“Me niego a despertar
 no quiero ver la soledad de tras
 de tu perfume que se negó a partir”

Ausencia


Ausencia



La tarde se ahoga en el fuego dilatado,
como se ahogan mis ansias en,
sobre la nada que me da tu ausencia.
Llega tu voz de durazno y miel florida,
para asfixiar suspiros y apagar lejanías.
No es tu voz, ni el espejo de tu voz es un canto de pájaros,
picoteando aleros,  jugueteando indiferencias.
 Ausencia, ya no siento tu presencia, no vislumbro tu figura,
tus dulces manos, tu mirada profunda,
otra vez mis ojos en el fuego de la tarde, buscándote.
Y todo se olvida … hasta tu ausencia …
¡Qué sensación tan profunda arrancas de mis entrañas con tu ausencia!
¡Qué grito de amor desgarras de mis poros y mi sangre!
Ya que en este Hoy es sólo ausencia.

“El reloj cae
 y las horas se rompen,
lapida y cruz”