Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 9 de mayo de 2018
Tal vez mejor soñar
Tal vez
mejor soñar
que
vivir entre húmedas neblinas
en las
que ningún árbol,
ni una
nube se destaca,
en esta
blanquecina cerrazón
que me
entristece
y no
ilumina débil
la luz crepuscular y opaca.
Soñando
voy por senderos luminosos,
hadas y gnomos iluminan mi camino,
floto en la brisa fresca y pura
del
espacio de la nada,
ingrávida
y suelta sin pesares ni dolores.
Tal vez
mejor soñar y no vislumbrar
desde
la invisible altura
bajo la luz que, demacrada, brilla
a través de la niebla del vivir
que es
un velo todo impregnado en llanto.
Soñando
soy como un ave que,
con su
ímpetu de vuelo,
su
canto lanza por campos en flor.
¡Qué
bien se respira,
gozan
mis anhelos,
canto
en la lira
y en el
alma que sueña,
vuelos
vibran sin par,
en un
fragante edén!
Tal vez
mejor soñar
que
vivir en la ardua lucha diaria,
de cada
instante,
que nos
desgasta,
nos
produce sufrimientos y dolores
entre
tan pocos instantes de amor y alegría
que
como un millón de notas nos subyuga
y en un
millón de arpegios nos eleva
a vivir
la realidad cruel
a veces
una y otra vez.
Tal vez
mejor soñar
con
todo un paisaje que canta
y nos
conmueve con notas misteriosas
en
fantásticos pentagramas
plenos
de dicha y luz,
en un
alado idioma sin palabras
que
vivir instantes presurosos
de
amores fugaces
o de
recuerdos nuestros.
Tal vez
mejor soñar
con el
númen del estío
donde
se vierten en llanos y bosques,
campos de girasoles, alelíes, azucenas
que
como arcos de violín,
resbalan
hacia el río
entre
el cordaje del juncal sonoro.
¡Ya no
caben más notas en el viento,
en mi
sueño azul y mágico!
Tal vez
mejor soñar,
no
sentir el dolor frío de la realidad
que
golpea a veces nuestro corazón
llevándonos a pesares de remotos ayeres,
Soñando
melodías de lejanas orquestas
nos invaden y nuestra alma feliz
clama
ante la esperanza
deshojando
flores entre dichas y placeres sin fin.
Tal vez
mejor soñar
y no
vivir fugazmente momentos breves
como
gotas de rocío
a quien
le da la aurora
para vivir su hora morada
en una
flor conociendo las espinas
que defienden su fragante palacio de color.
Y así
la vida pasa
pensando
en tener un mañana
como no
tuvo un ayer.
Te recuerdo
Te
recuerdo
(cuando
en las noches estrelladas y brillantes
y la
luz de la luna baña de plata
las aguas tranquilas del agua,
te pienso).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(tu
perfil desdibujado
bajo la
pálida luz de la aurora
viene
en mi búsqueda con ansias locas).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(evoco
los instantes preciosos
pasado
juntos, muy juntos,
en silencios prolongados y profundos,
entre
suspiros de amor
y besos
apasionados).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(eres
el ser que mi nostalgia despierta,
mi esperanza
renovada,
quisiera
cercar tu aroma con mis manos
y la
dulce potencia de tus brazos).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(tus
cantares son con sones armonizados
siguen
persiguiéndome sin descanso
y tus
notas suben
al
igual que ayer en numerosos acordes
y son
para mí tu regalo).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(todo
sonido en eco tuyo
me lo
convierte en alma que te espera,
y tus
pasos se sienten siempre
de
estar viniendo por la ausencia).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(tengo
miedo de no poder encontrarte,
de que
mis besos se pierdan
en otro
cielo
como el
amor que vive de ola en ola).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(perdida
voy en las tardes
por
siempre en tu embeleso
sin
sentir el cercado de tus ramas,
ni ver
tu fuego que en los fuegos arde).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(te
llamo hasta quebrar mi voz
en
cristales translúcidos,
por eso
sangra mi corazón
y me
derramo entre lágrimas y sollozos).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(dame
mi libertad,
no
quiero tu fatiga,
quiero
sentirte como se siente el agua,
hermosa,
libre y límpida
entre
tu libre albedrío y el mío).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(busco
tu imagen en mi cuerpo
con el
frescor de la creación primera
en las
densas ondas de la noche,
con
afán de encontrar la luz primera).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(así te
hallé, sin muros ni rejas,
entre
luceros y luces fugaces,
como manojo de iluminado amor,
el que
te ofrendaba,
al día
que alboreaba
cuando
ganaba la aurora sus matices).
Te
recuerdo.
Te
añoro
(quiero
fundir mi figura con tu bronce,
andar
entre los peldaños del deseo,
hasta
alcanzar la cumbre de tu nombre).
Te
recuerdo.
Te
añoro.
Llévame
con mi recuerdo,
mis
manos a tu pecho, amor,
que
desnudándome caminos
sobre
el muro que cerca mi silencio,
siente
mis besos en tu frente
para
que de mis labios surja el verso
que
encienda la sangre en tus venas
y me
sientas pegada a tu cuerpo
apareciendo
mi nombre en tu cielo.
Destello Azul
Destello
azul,
fulgor
del alma,
nace de
una fuerza extraña
de
asustar al miedo,
un agua
no pausada, sí cantada,
se
allega por tus manos a mi pecho.
Los
signos de tu voz que me reclaman,
despiertan
mis ternuras y mis requiebros.
Destello
azul,
luz que centellea en mi pecho,
te
siento y descubro
tu
resplandor en mis pupilas,
subiendo
a energizar nuestros deseos.
Pasa un
color alzado de laureles
desde tu mano ungida hasta mis dedos.
Destello
azul,
tus ojos que se abren en cielo infinitos
anegan
de esperanza mis deseos
mientras recorre un sol enamorado
las largas avenidas de tu cuerpo.
Me
enriqueces con tus estrellas
que me
guían por caminos de esplendor,
difundiendo
tu figura alta y enhiesta.
Destello
azul,
trasiego
la ternura de tus campos
por
acequias de celo a mi esperanza,
rocío amedrentado y puerta firma,
prados de libertad, hondos silencios.
Te
reflejas fiel con brillo propio,
dulce
boca que me transporta
a las
cumbres rojas del lucero
y a la
inmensidad verde y azul
de las
aguas mansas y tibias
que nos
guían por sueños nuevos.
Destello
azul,
que
vislumbra la sonrisa del amor
siempre sincero,
en las tardes pausadas
donde
las lluvias guían la barca de los cuentos.
Tú
iluminas mi claridad,
el
llamear de mis anhelos
y
percibo el perfume de tu ágil cuerpo.
Destello
azul,
esperan
procelosas las auroras,
las lumbres cenitales,
los
crepúsculos,
todo
ese mundo que se llama amor.
Crece
libre en las ramas perfumadas
y en mi
pecho
reflejan
mi pulso y mi deseo.
Destello
azul,
chispazos
de colores
que me
desnudan por dentro
llevándome a la inmensidad
de un
cosmos perfecto
donde
tú y yo vivimos los días, las horas,
en un hábitat escondido y sólo nuestro
donde
los astros con su luz fosforescente
marcan
el contorno de nuestros cuerpos.
Vivo en
el milagro del querernos
que
vigoriza con gracia,
con
corazón de magia, la dicha nuestra.
Destello
azul,
dame tu
luz,
para
seguir la travesía en la nave de mi sueño
y
llevarnos por las aguas sin cadenas,
cara al
viento
y que
la coraza de la inseguridad y del miedo
se rompa en mil cristales iridiscentes
y se
tornen radiantes los encuentros entre besos.