Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
Páginas
▼
lunes, 4 de junio de 2018
Y será el final
Y será el final, la noche derramó sobre
nosotros
toda su belleza,
sus estrellas como en un pentagrama,
juegan a las corcheas,
a las semicorcheas,
a las fusas,
a la nota baja de subir a la clave del
amor.
Nuestro amor vive y tiembla bajo el sauzal,
mojando en el claro cristal la quietud del
agua clara,
hecha de tedio y laxitud.
No te alejes mi amado
persiguiendo la sombra de una ilusión vana
e imposible
ya que es como una brasa llena de fiebres
locas,
que busca tu corazón.
Y será el final, todo fue en el ayer,
en el Hoy tu y yo juntos aguardamos
a las hadas del bosque
para bogar en una flotilla de flores
cuyo perfume endulza nuestro amor.
No desesperes, amor, tu tendrás lo que
deseas,
es mi amor de verdad que imposible siempre
llega.
Aprende paciencia, amor,
el mundo es hechura alegre de una celeste
paciencia.
Ni los estrelleros saben
cuántos siglos sobre siglos ha creado esta
belleza.
Huyamos antes de que nos alcance
la urgencia que sentimos de estar solos
y volvernos a enamorar.
Huyamos ya antes de que el final nos
encuentre
cuando nuestro amor se hace insoportable.
No malgastes en ofensas
palabras que un día te sonarán para
seducirme.
Sólo dime un te amo de lo más profundo de
ti
y eso será el final de nuestra historia de
amor.
“Allá
voy con mis delirios
a saborear la paz
serena de tu amor”.
Miedo a amar
Miedo a amar, lo sentimos en un instante
inesperado,
pero igual amamos y dejamos que nos amen.
Miedo a pasión desbocada,
miedo a hacer ramas entrelazadas
que unirían como un bosque umbrío nuestro
existir
bajo los gajos confundidos de los ligustros
anhelantes
miedo a ser naturaleza viva
en la naturaleza ya muerta.
No somos del aire que perdura,
somos tiempo tan sólo.
Y la naturaleza se despierta para alegrar
tu llegada hacia mí,
las garzas destacan en el espacio su alada
claridad,
anunciando que estás cerca, muy cerca de
mí.
hasta los racimos de púrpura salvaje
cuelgan en el ceibal,
donde canta su trovar matutino su célebre sabia.
Miedo a amar, mientras nuestros corazones
ajustan su rítmico latir
con una cadencia que inspira un millón de
notas que nos subyuga.
Y en un millón de arpegios nos levanta
cuando al brillar la aurora todo el paisaje
canta.
Miedo a amar, ¿Por qué?.
Amar es lo más preciado del mundo.
La luna amanece despierta entre el rumor de
nuestros besos
y cambia de color entre las nubes altas del
otro horizonte.
Apoteosis del amor, los pinos majestuosos
muestran gozosos
la arquitectura musical de sus ramas,
anunciando a las golondrinas del aire el
júbilo de nuestro encuentro.
Miedo a amar, no, amar es vivir
intensamente.
“Mitad en la luz
y mitad en la tiniebla
mi mano te lleva a mi cuarto
para
sellar los portones
del deseo”
Contigo siempre
Contigo
siempre, acurrucada, mecida en tus brazos
como
una paloma herida y lastimada,
con
lentos latires de su corazón
y tú
protegiéndome con ternura.
Enciendo
la palabra que te busca
en
una lejanía,
allá
de altas nubes en horizontes nuevos.
Cuando
viene la noche
y
con ella el diálogo de sombras,
estoy
contigo siempre.
Aire,
pájaro que no perece,
oscura
luz que llamamos tacto cuando estamos juntos,
la
noche es vuelo insomne.
No
somos del aire que perdura
somos
tiempo,
raíces
ondulantes de la primera voz,
formas
efímeras del espacio.
Contigo
siempre, es día,
noche
eterna que despierta en el aroma de los jazmines
que
son luz y alma toda.
Sólo
en el silencio se escuchan tus palabras,
el
sol armonioso de tu eco,
es
tu voz murmullo de ríos lentos
y de
palomas levantando el vuelo,
en
el alegre aletear de nuestros recuerdos.
Contigo
siempre, siento el sayal de tus manos
y
tus brazos que me acarician desde el silencio de tu ausencia.
Contigo
siempre, tú cerca de mí
llegas
a mi cuerpo nostalgioso
y
cabalgas en vientos de perfume
consumiendo
mis besos de mariposa y de miel.
“Mis formas
inanimadas
viven,
tiemblan,
se hacen carne,
bajo el
cincel embebido
de tu
pasión noble y pura”