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Y será el final


Y será el final, la noche derramó sobre nosotros
toda su belleza,
sus estrellas como en un pentagrama,
juegan a las corcheas,
a las semicorcheas,
a las fusas,
a la nota baja de subir a la clave del amor.
Nuestro amor vive y tiembla bajo el sauzal,
mojando en el claro cristal la quietud del agua clara,
hecha de tedio y laxitud.
No te alejes mi amado
persiguiendo la sombra de una ilusión vana e imposible
ya que es como una brasa llena de fiebres locas,
que busca tu corazón.
Y será el final, todo fue en el ayer,
en el Hoy tu y yo juntos aguardamos
a las hadas del bosque
para bogar en una flotilla de flores
cuyo perfume endulza nuestro amor.
No desesperes, amor, tu tendrás lo que deseas,
es mi amor de verdad que imposible siempre llega.
Aprende paciencia, amor,
el mundo es hechura alegre de una celeste paciencia.
Ni los estrelleros saben
cuántos siglos sobre siglos ha creado esta belleza.
Huyamos antes de que nos alcance
la urgencia que sentimos de estar solos
y volvernos a enamorar.
Huyamos ya antes de que el final nos encuentre
cuando nuestro amor se hace insoportable.
No malgastes en ofensas
palabras que un día te sonarán para seducirme.
Sólo dime un te amo de lo más profundo de ti
y eso será el final de nuestra historia de amor.

                                                        “Allá voy con mis delirios
                                                         a saborear la paz
                                                         serena de tu amor”.

Miedo a amar


Miedo a amar, lo sentimos en un instante inesperado,
pero igual amamos y dejamos que nos amen.
Miedo a pasión desbocada,
miedo a hacer ramas entrelazadas
que unirían como un bosque umbrío nuestro existir
bajo los gajos confundidos de los ligustros anhelantes
miedo a ser naturaleza viva
en la naturaleza ya muerta.
No somos del aire que perdura,
somos tiempo tan sólo.
Y la naturaleza se despierta para alegrar tu llegada hacia mí,
las garzas destacan en el espacio su alada claridad,
anunciando que estás cerca, muy cerca de mí.
hasta los racimos de púrpura salvaje cuelgan en el ceibal,
donde canta su trovar matutino su célebre sabia.
Miedo a amar, mientras nuestros corazones ajustan su rítmico latir
con una cadencia que inspira un millón de notas que nos subyuga.
Y en un millón de arpegios nos levanta
cuando al brillar la aurora todo el paisaje canta.
Miedo a amar, ¿Por qué?.
Amar es lo más preciado del mundo.
La luna amanece despierta entre el rumor de nuestros besos
y cambia de color entre las nubes altas del otro horizonte.
Apoteosis del amor, los pinos majestuosos muestran gozosos
la arquitectura musical de sus ramas,
anunciando a las golondrinas del aire el júbilo de nuestro encuentro.
Miedo a amar, no, amar es vivir intensamente.

                                                             “Mitad en la luz
                                                              y mitad en la tiniebla
                                                              mi mano te lleva a mi cuarto
                                                              para sellar los portones
                                                              del deseo”

Contigo siempre


Contigo siempre, acurrucada, mecida en tus brazos
como una paloma herida y lastimada,
con lentos latires de su corazón
y tú protegiéndome con ternura.
Enciendo la palabra que te busca
en una lejanía,
allá de altas nubes en horizontes nuevos.
Cuando viene la noche
y con ella el diálogo de sombras,
estoy contigo siempre.
Aire, pájaro que no perece,
oscura luz que llamamos tacto cuando estamos juntos,
la noche es vuelo insomne.
No somos del aire que perdura
somos tiempo,
raíces ondulantes de la primera voz,
formas efímeras del espacio.
Contigo siempre, es día,
noche eterna que despierta en el aroma de los jazmines
que son luz y alma toda.
Sólo en el silencio se escuchan tus palabras,
el sol armonioso de tu eco,
es tu voz murmullo de ríos lentos
y de palomas levantando el vuelo,
en el alegre aletear de nuestros recuerdos.
Contigo siempre, siento el sayal de tus manos
y tus brazos que me acarician desde el silencio de tu ausencia.
Contigo siempre, tú cerca de mí
llegas a mi cuerpo nostalgioso
y cabalgas en vientos de perfume
consumiendo mis besos de mariposa y de miel.

                                   “Mis formas inanimadas
                                    viven, tiemblan,
                                    se hacen carne,
                                    bajo el cincel embebido
                                    de tu pasión noble y pura”