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Abierta a ti


Siempre te estoy esperando, bajo el cielo azul,
detrás de telones de años,
mis labios están dejando un beso en los tuyos,
palpitantes e impacientes.
Sé que este amor que inventamos sin tierra ni sin fecha,
se pasará muy pronto en nuestras almas.
Hoy nuestro beso, su lecho está sólo en la fe.
Abierta a ti para siempre.
Ven a mí desde ti, no desde tu cansancio.
Quiero sentirte mío como siente el agua del puerto pensativa,
en las quillas inmóviles, el alto mar, la turbulencia sacra.
Vida me da el sentimiento, cielo me da la conciencia,
por eso te espero, te busco, poro todo lo soñado hacia todas partes vuela.
Muy cerca te quiero, amor, muy cerca, en todo momento, estoy abierta a ti en cada instante,
cada vez que nos veamos y nos miremos a los ojos nos sintamos uno dentro del otro,
como si fuéramos una sola persona.
Contigo mis poemas de amor se mojan las alas en la trasparente esfera de la gota de roció,
y así mis versos contemplan la imagen del cielo unida a la forma de la Tierra.

“Una canción susurrará tu piel
instrumento solista de la nostalgia”

Vivencias


Fluye el río del tiempo, se empapa uno en sus aguas,
se le encoge la voz, la mirada se amansa.
Se achica el corazón, las piernas se acalambran.
Se entumecen los brazos y se arrumbara la espada
y la flauta se vuelve reticente y opaca.
Piernas y corazón apuraban su marcha hora explorando amores, hora andando comarcas,
a todos algún seño prometía mi  flauta no el sueño que se sueña, sí el sueño que se arranca,
de la tierra renuente y el corazón desbordado.
Que pronto un diluvio como un  torrente de lágrimas ahogo las penas del mundo y puedo ir,
cantando bajito sin ahondar las pisadas, no sé si por costumbre o por cautela con un dejo de gozo y otro dejo de lástima.
Gozo por lo que tengo y por lo que soy.
Me basta.
Pena por tantos sueños muertos a mis espaldas.

“Me niego a despertar
 no quiero ver la soledad de tras
 de tu perfume que se negó a partir”

Tus manos


Lentas como gaviotas de porcelana planean sobre mi cuerpo,
ansioso tus dos manos de blanca sombra y delicadas líneas.
Tus suaves caricias bautizan mi frente afiebrada,
dibujan mi cara pobre y triste,
entibian mi cuello muerto porque tú no estás mi lado.
Cual hambrientas sensitivas,
con suavidad de blancos jazmines,
tus manos cuajan mis senos,
doloridos de deseo
y en borracha entrega agitan
la soledad que se deben.
Mis formas inanimadas,
viven, tiemblan, se hacen carne,
bajo el cincel embebido,
de tu pasión noble y pura .
¡Qué sensación tan profunda!
¡Qué grito de amor desgarra mis poros
y mi sangre!
Manos frágiles y suaves de vuelo tarde
y de caricia, detén tu giro de espuma de amor,
sobre mi cuerpo, mira bajo tu rostro,
allí brota mi alma parca,
allí vuelve mi amor pleno.

“La pajarera
del tiempo abre sus alas.
Marcha el reloj”