Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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miércoles, 13 de junio de 2018
Laberinto de seducción
Laberinto de seducción,
escondite secreto,
puertas levadizas,
trancas con cerrojo,
que no conducen a ninguna parte.
¿Es que acaso no existe
el sendero que me libere
de este juego de seducción
que me conduce tan sólo a
envolverme
en un manto de lágrimas?
Delicadas,
ardientes,
nuestras almas se buscan
por un laberinto de soledad,
en una melodía que acaricia los
sentidos,
instintos que convocan arrebatos
de pasión.
Laberinto de seducción,
mi camino fue hacia tu plan
que me condujo
en un extraviado concierto
a que mi alma se rindiera
y la copa de mi sentimiento
se volcó íntegramente hacia ti.
En este paraíso
de los tiempos del alma,
voy intentando alejarme,
recorro senderos,
tupidos follajes,
sendas inconclusas
y no encuentro la forma de
alejarme de ti,
tú, el que traes a mi mundo
tus misteriosos artilugios
para enredarme en hilos de
tristeza
y sed de sollozos.
Negarme a vivir
quisiera en las sombras del
olvido
pero la vida me declara
todo tu amor vivido.
Laberinto de seducción,
donde tu sombra vive de
eternidad…
Enciendo velas para encontrar
el lugar donde el viento
sacude su negra soledad.
Ayer acaricié el pétalo de tu
sombra
¡Qué extraño fue!
Tú,
el que me llevó a caminos
demolidos,
quitando los pasadizos
del incierto vespertino
pero no puedo apartarme de ti,
la música de tu voz
me lleva a un júbilo nuevo,
pleno de placeres
y gozos inesperados,
Perdidos entre los recodos del
laberinto
nos buscamos a tientas,
seducidos por nuestra pasión.
Nos abrazamos en el aire del
mundo
y nos volvemos a alejar.
Laberinto de seducción,
en ellos se estrenan los gozos
primeros,
los sones del amor nuevo,
las huellas de un vivir
transido de un querer.
Déjenme salir,
procelosa y airada,
sin destellos de penas ni de
dolores,
desaparecer en la quietud de la
noche
para ser tan solo un recuerdo
en el tiempo vivido,
en el ayer,
sin esperar un retorno
al laberinto pasional
que nos imprimió marcas
sobre nuestro anhelado futuro.
Laberinto de seducción,
en el que las presencias de
siempre,
no bastaban
y no nos hallamos con las manos,
con los gritos clamando,
con las bocas sin besos,
¡ya no más,
sólo nos quedan cicatrices
dentro del alma
por toda la eternidad!
Te añoro
Te añoro
(En el aroma del recuerdo
y en la brisa fresca
que trae memorias)
Te espero
Te añoro
(En cada mirada,
en cada sonrisa,
en la frescura de tus besos)
Te espero
Te añoro
(En cada destello de ilusión
con la que mi alma vibra)
Te espero
Te añoro
(En mis días largos
y en mis noches tristes)
Te espero
Te añoro
(En el gran vacío
que dejaste en mi corazón
y en mi alma)
Te espero
Te añoro
(Aún
en la soledad de la noche)
Te espero
Te añoro
(Desde la lejanía
distante e inconmensurable)
Te añoro
Te añoro
(Desde
distancias sin tiempo)
Te espero
Te añoro
(En los rincones de mi esperanza
para que me salpiques de ternura)
Te espero
Te añoro
(En el trueno y en la luna,
en la lluvia torrencial
y callada)
Te espero
Te añoro
(En los confines del orbe,
en el silencio del cielo)
Te espero
Te añoro
(Entre imanes de imágenes
y en la oscuridad
que me envuelve)
Te espero
Te añoro
(Entre los bosques umbríos
que entrelazan sus raíces)
Te espero
Te añoro
(En el refugio cálido
de mi corazón enamorado)
Te espero
Te añoro
(Navegando en mis recuerdos
de nuestro amor vivido)
Te espero
Te añoro
(En mis tardes desoladas
y mis crepúsculos de ensueño)
Te espero
Te añoro por el beso secreto,
en lo sublime de lo oculto,
en el mar en calma,
en la tormenta,
en el viento que canta,
en el silencio vacío,
en el abismo del océano,
en el mismo cielo.
Te busco y te espero.
Tarde de lluvia
Tarde de lluvia,
la tarde está llorando
y es por ti.
La lluvia
se desliza por el vidrio de mi
ventana
y a lo lejos vislumbro tu figura
tierna y apasionada,
imposible acercarme para tocarla.
Tarde de lluvia,
te necesito a mi lado,
sentirte cerca,
abrazarte y estar oyendo el
viento
que apenas puede llevar al mar
las nubes con su carga.
Hay silencio,
nada responde y todo mi ayer
se junta en este instante.
Cuando llueve te mezclas con la
lluvia,
cuando llueve en la calma de la
tarde
te siento conmigo,
te siento en mi sangre,
cuando llueve te tengo,
nada puede sacarte de mi lado y
me duele…
¡Cómo duele la quimera del
tiempo!
escucho el eco del olvido
pero nada hay que no te recuerdo
mientras en la tarde llueve.
La lluvia cae,
moja mi alma,
¡cómo quisiera que aquí
estuvieras!
me dieras calma,
esa calma que el amor sólo sabe
dar…
y no mira nada para entregar.
La lluvia golpea
con sus caricias húmedas las
aceras quietas,
silenciosas,
tus pasos están en otras veredas,
mis pasos van en sombras a otros
destinos…
EL viento doblega los árboles,
sus hojas se sacuden
y mis manos te dibujan en la
oscuridad
donde te sueño.
La tarde se colma de lluvia
y cierro mis ojos,
te veo, te palpo,
te siento,
eres parte de las sombras
que me envuelve.
Escuchemos juntos
con la imaginación el ritmo de la
lluvia
y así seremos esta tarde,
los dos,
un mundo aislado por el viento y
la lluvia
entre la cuenca tibia
de nuestros abrazos.
Lluvia que penetra
en la bruma oscura,
grisácea,
arribas a los campos del alma,
levantas aquel grito de vida y
esperanza,
ven a renacer en gotas de agua lo
seco,
lo dormido,
yaciente en la calma.
Lluvia,
que en torrentes de cálida agua,
aviva el corazón,
el amor,
la llama,
vuélveme a la vida junto con mi
amado,
empápame mi razón,
dale el color que extraña,
trae luces nuevas a esta tarde
larga,
ilusiones,
sueños a la espera
del renacer del amor.