Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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jueves, 21 de junio de 2018
Nadie
Nadie,
no fue nadie ni nada,
la Muerte me llevó
por vericuetos misteriosos
atravesando murallas,
abismos, cuevas,
llevándose con ella mis amores,
mis alegrías, mis
risas,
mis poemas, mis
danzas.
¿Por qué hizo esto?
¿Cuál es la razón de este secuestro no tan furtivo?
Me llevó lejos de ti,
mi amante, mi amado.
Nadie,
voy en busca de la clave
o algún poema en alguna flor
para descifrar el tiempo que nos queda,
mírame sin los ojos
para fraguar en el confín del infinito
y sobreviviré en la memoria de un beso.
Esto sería posible,
caer en el abismo
sin fondo
a inaugurar la memoria vacía
frente al silencio eterno de la Muerte.
Nadie,
sólo nos queda reptar
en los polvos de los huesos de nadie
y esperar en ese
sitio la luz
que borre mi nombre y mi sombra
de la historia de todos.
Tendré que escribirlo todo para no olvidar,
o morir con una granada de palabras
y miles de preguntas como esquirlas.
Danzan en el viento
las hojas amarillas del otoño
presagiando la arritmia
del pulso de la Muerte.
Cargo mi equipaje de rosas marchitadas,
el herrumbre de la sombra
y un nombre como tantos.
Arde y cruje la madera,
esparciendo las cenizas
de este crematorio de esperanza.
El tiempo acalla voces,
el recuerdo horada surcos de dolor,
todo conspira la herencia de los muertos,
el frio del invierno,
el silencio de los pájaros.
Nadie,
sin ti soy nadie,
te necesito muy junto a mí
en la vida y en la muerte,
acá y más allá,
cerca y lejos.
En el paisaje celestial se posa la mirada
del ojo que no existe,
bajo el pie del caminante,
el hueco interminable del abismo.
La memoria juega el juego del olvido
sin nombre que me nombre,
se agrieta esta montaña de silencio
y hace cumbre la última palabra
¡Adiós!
Perdida en caminos oscuros
Perdida
en caminos oscuros,
misteriosos, secretísimos,
plenos
de honduras, sin luces,
me
encuentro en estos instantes
como
profeta de mis fines,
no
dudando del mundo
que
pintó mi fantasía
en los
grandes desiertos invisibles.
Perdida
estoy, reconcentrada y penetrante,
sola,
muda, predestinada, esclarecida,
en un
aislamiento profundo.
Mi
hondo centro,
mi
sueño errante
y mi soledad
hundida
se
dilatan por lo no inexistente
hasta
que vacilo
cuando
la duda oscurece
por
dentro mi ceguera.
Perdida
en caminos oscuros,
un
tacto sombrío entre mi ser
y el
mundo,
entre
las dos tinieblas
define
una ignorada juventud ardiente.
Estoy
buscándote,
quiero
encontrarte en la noche,
estoy
perdida sin ti.
Allí,
en la lejanía,
más
allá de las palabras,
de los
sentidos y las ideas,
en el
territorio oculto
de
tiempos escurridizos,
perdida
grito tu nombre,
te imploro
con una
voz tierna y apasionada.
¡Búscame!
¡Atrápame!
Y
agitando melodías de fuegos
en las
manos del arco iris
correré
libre hacia la luz
dejando
de habitar las sombras.
Perdida
en caminos oscuros,
quiero
encontrar el resquicio
para
llegar al terreno
donde
el amor sueña
libre en su soledad
y las
cruces desnudas
diluyen su lenguaje de espumas
recibiendo
la sencilla vibración
de los
corazones puros.
Me
alejo,
cruzando mil huellas oscuras,
pasando
el horizonte envejecido,
mirando
en el fondo de los sueños
la estrella que palpita.
Me
alejo, sí,
buscando el camino iluminado,
dejando atrás los caminos oscuros,
llevando en mis manos
aquel
cielo nativo
con un
sol gastado.
Quiero
llegar al lugar
donde
el amor cae
en
cataratas silentes,
día a día
por las
curvas sencillas del viento
desplazando
su caudal de perfumes
en el tiempo sin más ilusiones
que el
buscar el acento claro de la paz.
Perdida
en caminos oscuros,
huyo
presurosa
para hallar mis palabras
las que
se llevó el viento,
leves y vaporosas,
como
las huellas
de las
gaviotas en las playas.
Todo en
mi vida es un presentimiento,
soy
como hoja medio desprendida
que ya
la agita
sin
llegar el viento,
una
hoja perdida,
temblorosa
y conmovida.
Clara
imagen pura
de mi
búsqueda sin fin
de
encontrarte
para
amarnos y entregarnos
para siempre en el éxtasis
de una
unión secreta,
nuestra, sólo nuestra.
Perdida
en caminos oscuros,
voy
labrando sin tregua
ni senderos a la luz,
hacia
ti, para abrazar con mi cuerpo de luna
el
templo de oro de tu alma tranquila.
Vayamos
juntos
a la luz del día, ésta,
no es
aquella de ayer
ni la
que alumbrará mañana.
Búscame
en mis caminos oscuros
y en
volandas, únete conmigo
en el
horizonte sin fin.
Ausencias de amor
Ausencias
de amor
Que
oprimen y fustigan
el corazón
haciendo
que la sangre
corra
más aprisa
entre
venas entrelazadas
como
tejidos
con
formas delicadas
y
posibles
entre espacios sin soledades.
Ausencias
de amor.
Que
como explosiva fuerza liberadora
nos
lleva
a la
realidad de querer
que el
anhelo de amar
nos
arrastre a ese mundo alado,
invisible
en el
que hay que abrirse
con el
alma y las manos.
Ausencias
de amor.
¿Dónde
se esconden?
¿En qué
espacios del más allá
como
espadas de aire
nos
somete en nuestro pecho de aire?
Ausencias
de amor.
Denme a
beber la poesía
en el
raudal de inspiración
del fragor de lucha
en el día y en la noche
meditación duradera.
Ausencias
de amor.
Que
como rayos
siempre fulguran llorando
un
llanto de tempestad,
pon en mis versos el tesoro
de las alboradas de plata,
de los mediodías de oro
y de las tardes de escarlata.
Ausencias
de amor.
Inspiren
mis versos
de los rumores de los ríos
y del zumbido del camoatí
y de las tradiciones
que
narra el viento al ombú secular.
Ausencias
de amor.
Guardados
en mi alma
entre
pedazos refulgentes
con mi pasión total
para sentirlos de a poco vibrar
en mi cuerpo,
esperándote llegar.
Ausencias
de amor.
Silencio
azul,
asi
oscura noche,
en las
etéreas alas
que
descienden por diáfanas escalas
hasta
fuentes con ritmos sin fin
donde
el amor
nos inspira la llama sin heridas,
aliviada de dolores
y
resquemores.
Ausencias
de amor.
Te
necesito a mi lado
en la
soledad de mis días
para
reconfortarme
y dejar
libres
mis
necesidades
de
tenerte junto a mí.
Ausencias
de amor.
No
quiero
que la
ausencia de tu amor perdido
adormezca mis pasiones
y mis
anhelos
y el
recogimiento
me
lleve
a que la voz de mi campana
con
lentitud
las
notas del ángelus desgrane.
Ausencias
de amor.
No
quiero sombras
que
aneguen mi espíritu,
sino risas,
cantos,
amor,
despertando de la nada
entre vibrantes notas altisonantes,
besándome
mi cuerpo todo
entre sueños alados
que en
mis versos gira.
Ausencias
de amor.
Surgen
en luminoso arrobamiento,
son caricias deseadas,
besos suaves
como
miel recién probada,
abrazos
temblorosos
que
todo mi cuerpo ansía,
es la
felicidad inminente,
de
posesión lenta,
al fin del paraíso.