Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 7 de julio de 2018
La esencia de tu ser
La
esencia de tu ser bien oculta
en el rojo silencio de tus ríos interiores
duerme
tu espíritu en una fugaz luz,
estalla
en la mañana
como
amor retenida en pimpollo.
Mi
alma, cercada de tinieblas,
al
infinito se alarga
cuando tú como bálsamo tenue
me
haces perder el miedo
en tus
brazos que me estrechan
poderosos y frágiles
con la
fuerza de tu amor,
plena
magia
que
suena como dulce melodía.
La
esencia de tu ser me inunda
cual
hiedra de amor,
con tu
sangre vibrante
que forma
raíces profundas y enlazadas
en mi
mundo interior.
Naciste
como perfil modelado
en
blanda cera en los duros biseles del silencio,
estás
inmóvil como águila en espera,
con el
calor de tus hombros
enlazo
la cima de los cielos con la tierra.
No se cuando
empezamos a conocernos,
cada
mañana nos empezamos a encontrar,
cada
nuevo beso es para mí,
mi
primer beso,
mi
verso debía decirte
lo que
para mí has sido,
tú
tenías la palabra exacta
con
ternuras compartidas.
La
esencia de tu ser,
mi corazón palpita deseoso
de
poder llegar a tenerte en mis brazos,
sentir
tu sutil aroma,
con el
solo anhelo
de
llegar a reflejar tus ojos en lo míos
haciendo que mi alma se sumerja
en un
éxtasis infinito.
Así
esta pequeña ideología tuya
provoca
en mí los sentimientos más profundos
ideando
tu figura
mientras
nuestros corazones
siguen
bebiendo de la misma fuente
como en
la hora tiernísima del juego
y de la
leyenda,
regalándome
primaveras inagotables de tu alma.
La
esencia de tu ser,
esa
materia que se presenta
como un
himno favorito
entre
notas que suben en números acordes
de tu
pecho a mi oído
y
despiertan una viola celeste
llevándome al cielo como las alas de un ángel,
armonizando
su son con tus cantares y tus risas.
Siempre
amparándome en tu ser
y se asoman a mi pecho tus sentidos,
temblando
mi cuerpo
al
sentirte cerca de mí.
La
esencia de tu ser,
principio de un amor sin tregua,
así voy
por veredas de la tarde perdida
para
siempre en tu embeleso.
Mi
rostro feliz,
mis
brazos libres,
recorriendo
mis sentidos sin orillas,
vuelvo
a tu boca olorosa,
quedándome
en el deseo creciente de las aguas,
jugando con tus sueños y mis anhelos.
La
esencia de tu ser,
es mi
paz intacta
del
manantial de mi dicha.
Laberinto de sentimientos
Laberinto
de sentimientos,
me
condujiste con tu mirada ardiente
y tu
voz susurrante,
con
arte y embrujos
al
sendero sin salida,
atrapando
mi corazón.
Trazaste
muy bien la ruta a mi alma
con tu
sonrisa única
que me
dejó sin aliento ni respiración
y tus
palabras dulces,
colmándome
de amor.
Laberinto
de sentimientos,
tus
ojos atraían los míos como un imán
y al
hablarme me hacías temblar
como
pájaro herido
y con
gestos desprendidos en tus manos
acompañaste tus miradas
y en tu
pícara sonrisa mecías mi alma.
Laberinto
de sentimientos,
me
cercaste, me atrapaste,
sabías lo que hacías,
integraste las palabras
a tu
plan de seducción
y como
en un extraviado concierto
mi alma se rindió.
La copa
del sentimiento
se volcó
al acercar tus labios
y un
escalofrío profundo y lento
casi me
consumió.
Laberinto
de sentimientos,
me
conllevan a sonidos que acarician,
instintos
que convocan,
arrebatos
de emoción,
aromas
que iluminan,
fulgores que cautivan,
cuando estoy junto a ti.
Quiero
que seas mi verso,
mi
númen, mi inspiración,
quiero
que seas estrofa armoniosa
en este
laberinto de ilusión.
Me has
conducido
a
escondites secretos,
puertas
levadizas, trancas con cerrojos.
Nos
hemos perdido
entre
el laberinto de la esencia
y la
luna nos conduce
en esta
extraviada espera,
afanados
por encontrarnos,
nunca
para salir,
siempre
para quedarnos.
Laberinto
de sentimientos
que en
una eterna quimera
despistando
la vereda de los labios,
del
beso perfecto
que
rasgue de la soledad
que se
reboza en el desierto de lo incierto.
Así es
el laberinto de los romances,
siempre
presente,
nunca
al alcance
de
quienes no suelen perseverar
el
verdadero tesoro del amor
al que
nos lleva a la alegría,
a la
esperanza, al despertar de la vida.
Laberinto
de sentimientos,
me
haces volar la imaginación,
me
provocas placer, dulces anocheceres,
sonrisas
en mis sueños
al
sentir el calor de tus besos.
El
mundo nos inunda
con su
luz en la alegría dúctil de la vida
en
nuestro laberinto,
sólo
nuestro
que
recorremos unidos
entre
crepúsculos y auroras
vislumbrando
naufragios de silencios.
Más
allá de los círculos del tiempo
en
relojes atávicos,
renacen
las campanas de la bruma
que nos
conduce atravesando espacios
a
nuestro nido de amor.
La Desconocida
La
desconocida,
la que
desapareció tras sus huellas,
a su
lugar escondido y misterioso.
¿Quién
es ella,
la
innombrable, la sin nombre,
la que
huye del mundo
disipándose
en las tinieblas
vagas y
temblorosas?
¿A
dónde se dirige
con su
paso cansino y torpe?
¿Por
qué sus hombros se inclinan
hacia el suelo
y sus
ojos no se vuelven a mirar el cielo?
La
desconocida,
la que
un día se sintió vencida,
la que no encontraba escape
de su
laberinto de amor,
que no
comprendía nada por tener tanto temor.
Vuelve
sin pronunciar palabra alguna,
es
aquella, la que viste llorar,
en su
mirada se ve que no cree en nada,
su
corazón de tanto sufrir
se
tornó de hierro fuerte.
¿Cuál
fue la razón de su cambio,
de su
soberbia figura
ahora
cabizbaja y apocada?
La
desconocida,
la que
sólo conoce la noche,
con sus
ropajes oscuros,
negros
y grises,
su
rostro oculto
con un
manto de enredaderas mustias,
se
acerca despacio,
con su paso cansino,
buscando
lo que dejó atrás,
sus amores ahora ya ocultos,
su
felicidad perdida
en mil
vericuetos hondos y secretos.
Su alma
fría la atormenta
con
hondos dolores
de
nostalgias ya idas.
Camina
sin saber adonde dirigirse
y a
veces, fugazmente,
en un
breve instante,
distingue
una luz que la lleva
a su
destino perdido
del
cual ya no tiene memoria.
Se
desliza entre dos mundos,
regresa
del submundo
donde estaba sumergida
para
encontrar su yo perdido.
La
desconocida,
para
salvar su mundo
y
limpiarlo de espadas
viene
en busca de la antigua luz,
de la
lámpara olvidada,
envuelta
en la noche cruel
de sus
pensamientos.
En una
túnica de lentos llantos,
donde
nadie la ve,
se
envuelve en sus ropajes
y
camina sin cesar,
asoman
a sus ojos
recuerdos
de amores pasados
y sus
brazos se mueven
como
ramas del agua
y entre
sus dedos largos
aprieta
sus puños,
su
bastón como báculo
la guía
hacia el sendero que busca,
que se
le escapa y se aleja
de la
luz avizorada entre el aire
y los
sones en que arden las cañas.
¡Aprieta
su cuerpo envejecido y leve!
¡Qué hambre
de soles a su frente asalta!
¡Aprieta
y no sueltes, palmera alta,
con
hojas secas y raídas,
que el
alma y la carne
se van
con la vida yerta y desolada!
La
desconocida, de sus dolidos huesos
y la
raíz de su pasado se va consumiendo.
¡Álzate
de tus escombros,
que la
vida vale
vivirla
con amor y esperanza!
¡Espera
el nacimiento del nuevo día
desde
el polvo de tus muertos,
déjalos
ir a los vientos entregados!
¡Quítate
ahora, desconocida,
los disfraces oscuros del ayer,
de los
días amargos
y recupera
la vida
que
quedó flotando bajo tus párpados!
¡Vive,
respira, canta,
nada de
fuera debe preocupar tus sentidos!
¡Todo
se pierde en nieblas de humo
y de
incienso!
No
recuerdes nada de tus tristes
y
pasadas jornadas,
vive el presente,
la fuente
de la eterna luz,
el futuro mañana
caminará
hacia ti.