Estos son los poemas de Martha Urquizó, poeta uruguaya que ya publicara quince libros de poemas de amor en Montevideo, Uruguay, titulados: Logros de Vida, Mi Verso es un Canto, Los Colores de los Sentimientos, El Abrazo de la Luna, Poemas que Viajan, Sinfonías de Amor, Crónicas de Amores Vivídos, El Cantar del Alma, Memorias del Viento, Cartas al Amado Ausente, Amor, Pasión, Dolor, Historias de Vida, Verdades Incomprendidas, Palabras en silencio y El Aroma de la Noche.
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sábado, 21 de julio de 2018
El silencio del viento
El
silencio del viento,
me
estremece, me acuna, me mece,
como
si fuera mi amado ausente.
entre
ráfagas sin sonido,
mi
cuerpo siente instantes de dicha y placer.
estoy
contigo.
El
silencio del viento
Desde
más allá, lejos, a la distancia,
el
eco del silencio quiebra por instantes mi soledad.
sé
que estas pensando en mí siempre.
Y
en el aire del silencio del viento
lloro
a las sombras en el rumor de mi alma,
que
se acerca irrealmente a tu lecho,
quieto,
muy quieto…
a
fuerza de silencios y de besos.
El
silencio del viento,
Me
siento engañada,
porque
llega el día
Y
en mi gran lecho vacio, limpio,
sin
señales de las almas
otra
vez me confirman con dureza, la soledad,
diciendo
que todos eran encuentro fugaces aquí abajo
de
las luces distantes, azares sin respuesta,
No,
ni carne, ni alma.
El
silencio del viento,
Callado,
calmo, vago,
como
las sombras grises y palpitantes
que
no se pueden besar
si
no es poniendo los labios en el aire
contra
algo que pasa
Y
se pierde.
¡Tiemblo
por dar cariño a la nada!
El
silencio del viento,
¿Y
si no fuera verdadero en silencio del viento,
fugaz,
huracanado, suave briza o tan sólo
un
soplo de aire seco y húmedo
que
pasa por mi lado sin darme cuenta,
sin
siquiera tocarme?
¿
y si no fueran las sombras del silencio,
sombras
sin formas?
¿Si
las sombras fueran en verdad reales
yo
las estrecharía a mi cuerpo
con
el viento danzando a mi alrededor
las
besaría,
me
palpitarían encendidas entre mis brazos,
todas
miedosas de carne?
El
silencio del viento,
Se
acerca con alfabetos de letras
que
se clavarán en el aire alto del más allá,
luminosos
en el cielo
Y
se guardarán en un mundo perdido
ya
que todas las almas en el silencio del mundo…
sienten
su curso como las estrellas
que
vivieron en valles floridos de la tierra
Y
besaron labios humanos.
El
silencio del viento,
Volverá
con su presencia pura
para
recomponer el mundo con sólo recuerdos vagos
dentro
de la niebla de los destinos humanos.
silencio
que arroja a los cielos las alegrías,
los
disimulos, los tiempo, las palabras,
antifaces
leves sin luz ni eternidad.
Sed de ti
Sed de ti,
de tus besos dulces
y de tus caricias
aterciopeladas,
de tus abrazos
abiertos y afectivos.
Cuando pienso en ti,
mi rostro recupera
perfil y mirada
y mi alma encendida y
liviana
vuela con lazos
azules
saltando árboles
en una rápida salva
de pájaros.
Sed de ti,
de tu cuerpo desnudo
junto al mío
entre rumores de
palabras de amor.
Y en el filo de la
madrugada,
mi sed se acrecienta
con partituras
distintas
que emplazan casi
siempre,
renovando el diseño.
la textura,
el color de la trama de
mi sed por ti,
ahora que te nombro y
te reclamo.
Sed de ti,
cuando el cielo se
afina,
al conjunto de un
sutil cosquilleo de flautas
la última estrella
remisa,
abandona su puesto de
guardia,
me gusta perderme en
ti,
en todo tu cuerpo,
en tus ojos,
en tus brazos,
en tus dedos
entrelazados.
Sed de ti,
me gusta sentir tu
sabor,
tu aroma,
tu olor a bosque umbrío,
tu mirada intensa
que me traspasa el
alma.
Tu eres mi hombre,
o el espejo y tu
rostro,
donde se refleja la
historia,
el aledaño del amor,
sin sombras furtivas
y rumorosas
que crucen como un
galopa antiguo
el umbral de mi
cuerpo esperándote.
Sed de ti,
grito,
clamo,
sostengo mi mirada entre fulgores de ira
por no tenerte.
Sed de ti,
mi boca te busca
con un ansia certera e increíble.
No sé quién eres
No sé quién eres,
ser anónimo,
desconocido,
que quiere entrar
por resquicios de mi entreabierta vida
para escudriñar mi alma
que como alba nube
se eleva hacia el infinito.
En los duros biseles del silencio,
inmóvil como águila señera
no permitiré que hurgues mis deseos
ni roces el llamado de mi voz.
No sé quién eres,
te desconozco,
tu voz es extraña para mí,
te desconozco en mis miradas,
desnuda o disfrazada.
Eres el desconocido
por estas tierras de mi hoy
y de mi mañana.
No quiero tener cerca
el aire que te cerca la garganta
ni despertar en tus pupilas
por no apoyar mis ojos en el aire.
Tus llamadas son nada para mí,
tú no estás en el verde levantado del árbol
donde pierdo mi albedrío
y en el viento caliente del estío,
ni en la orilla del mar enamorado.
No sé quién eres,
tú estás contra un muro hablando
y mis sentidos crecen a tu espalda,
flamígero cipreses en hilera
y por los aires un círculo amarillo
huye demudando mi casta y pura alma.
Quieres hurgar la raíz de mis sentidos vedando
con tu figura con un cerco de jóvenes olmos
mis poemas de amor
que se esconden de ti,
el desconocido.
No sé quién eres,
muda su verdura el monte nuevo
con un temblor tocado de rocío
y tú el anónimo como un árbol
doncel quieres irrumpir en mi vida
con un viento por vientos perseguidos.
Crece en mí una hiedra pálida
de dudas ahogando
en desazón al pensamiento
y buscas de tener las horas de la espera
en la ramazón elástica del viento.
No sé quién eres,
sólo sé que estás rezagando mi camino
como cruz que aprieta
las nubes contra el cielo.
Es inútil que me busques
me persigas con tu voz,
tú pisas otro suelo
y lo ignoro cuál es tu anhelo,
yo soy vagabunda del cielo,
tú un vagabundo de la tierra.
No sé quién eres,
no me busques, no me podrás hallar,
la luna es una nota errante
que se extravió de su cantar
y con su luz agonizante me esconde
y entre secretos me cobija
para que tú no me encuentres jamás.
No sé quién eres
y prefiero no saberlo.